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El culto secreto ?a santa Fabiola
No hay para ella en todo el mundo una capilla, pero miles de manos la retratan.

Primero, un poco de hagiografía: Santa Fabiola, mujer romana del siglo IV d. C., se convirtió al cristianismo temprano de la mano de san Jerónimo, su mentor. Casada en primeras nupcias con un hombre que la maltrataba, logró romper su matrimonio para después casarse con un hombre bueno que pronto la dejó viuda. En su viudez, se volvió una cristiana todavía más devota y fundó un hospital para atender a los enfermos más miserables de la metrópoli. Patrona de las mujeres maltratadas, los divorcios y las enfermeras, fue canonizada al poco tiempo de su muerte. Después, el olvido.
Fue hasta el siglo XIX cuando, en un renacimiento católico en Inglaterra, se publicó una hagiografía de santa Fabiola que se convirtió en tremendo éxito popular. El impacto fue tal (y no sólo en la Britania) que el artista Jean-Jacques Henner le hizo un retrato que pronto se convirtió en símbolo. Sus reproducciones eran de lo más vendido en el Louvre. El rostro de Fabiola, tocado por un manto rojo y en actitud de devoción mirando hacia el cielo, llenó la imaginación de toda una época.
Pero aquel cuadro de Henner se perdió y el stablishment volvió a olvidar a Fabiola. No así la cultura popular. Y así lo descubrió el artista belga avecindado en México: Francis Alÿs (Amberes, 1959).
En 1993, Francis Alÿs se encontró con su primera Fabiola .
Recorría un mercadillo de segunda mano de Bruselas buscando lienzos viejos y obras populares cuando se encontró con ese rostro de manto rojo mirando hacia el lado izquierdo.
Pronto, recorriendo mercados en diferentes partes del mundo (entre ellos el de La Lagunilla, en el DF) se encontró con esa misma mujer, de diferentes tamaños, en diferentes técnicas, lo mismo bordada que conformada por semillas; algunas veces con su manto rojo, otras cubierta de azul o de verde; retratada por manos con distintos niveles de habilidad, Fabiola existe y sin duda forma parte de toda una cultura. A Fabiola sobre todo la retratan para regalarla a jóvenes enfermeras y a mujeres cuyo nombre es el de la santa.
Con los años, Alÿs se hizo de una larga colección de estas obras, muestras de una devoción no sancionada, insólita si se toma en cuenta que para santa Fabiola hay apenas reconocimiento: no hay para ella, en ningún lugar del mundo (al menos que Alÿs sepa) una capilla. Sólo cientos, miles de pintores aficionados que repiten su perfil de mil de maneras.
Fabiola. No podría llamarse de otro modo la exposición de la colección de Alÿs. Ha recorrido el mundo, desde la Galería Nacional del Retrato de Inglaterra, hasta el Museo de Arte del condado de Los Ángeles.
LLEGA FABIOLA A MÉXICO
El fenómeno del culto popular a Fabiola hace que nos preguntemos quiénes somos para decidir cuáles son los cuadros icónicos dice Alÿs y tiene razón. El fenómeno Fabiola merece ser estudiado con seriedad por los historiadores del arte. ¿Por qué repetir a la Fabiola de Henner y no, digamos, a la Mona Lisa ? ¿En su simpleza, qué poder hay en ella?
Fabiola llega al Museo Amparo de Puebla. Un bosque de rostros que miran todos (casi) en la misma dirección: ése es el efecto que causa ver las paredes del museo cubiertos de Fabiolas .
La exposición no se encuentra en los espacios tradicionales del Amparo, sino que las piezas están colocadas en las paredes del espacio conocido como la Casa, donde los retratos conviven con muebles antiguos.
Las Fabiolas se ven, valga la repetición, en casa. Pertenecen a un entorno doméstico, para él fueron concebidas.
La exposición es no sólo un ejercicio estético de repetición y una investigación histórica ahí en donde la academia no alcanza a llegar, es también un experimento en el que el artista se convierte en curador y privilegia al artista amateur sobre el formal, a la copia sobre el original.
- Fabiola
- Museo Amparo.
- Dirección: Calle 2 Sur, número 708, Centro Histórico, ciudad de Puebla.
- Abierto: Miércoles a lunes, de 10 am a 6 pm.
concepcion.moreno@eleconomista.mx