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Cuentos revolucionarios
Lo que predomina después de 1920 es una narrativa que se afirma a sí misma, que crea su propio modelo popular en el habla y que desarrolla temas en torno de la guerra fraticida.
Con la Revolución Mexicana también se revolucionó la literatura en México. Y con literatura me refiero, en este artículo en específico, a la cuentística, que es el género que más se ha practicado en el país -primero de manera oral y después escrita- y el que mejores ejemplos ha creado dentro de la diversidad de géneros literarios.
México es, pues, una República de cuentistas; luego de poetas y ensayistas y, por último, de novelistas. Ya sé que tal afirmación puede resultar polémica, pero el lector sólo tiene que pensar cuántos cuentistas mexicanos recuerda; cuántos poetas, ensayistas, novelistas Y aunque el lugar común dice que lo que más se vende en la actualidad es la novela, tal lugar común tiene mucho de verdad, pero lo que se vende no es tanto la novela escrita por mexicanos, sino la que llega a las mesas de novedades vía las casas editoras trasnacionales, en las que predominan autores españoles, o bien, traducciones de novelistas.
Lo dicho, la Revolución también revolucionó a la literatura mexicana. Lo que predominaba antes de 1910 era la narrativa costumbrista y la llamada modernista, ambas muy propias, muy acartonadas, muy bucólicas y casi siempre con modelos venidos del extranjero; lo que predomina después de 1920 es, en cambio, una narrativa que se afirma a sí misma, que crea su propio modelo popular en el habla y que desarrolla temas en torno de la guerra fraticida, características que dan por resultado una literatura más rica en cuanto la comprensión a la condición humana, sus vicios y virtudes, y esta ruptura será lo que va prevalecer como la tradición a seguir hasta mediados del siglo XX y sus recursos darán la base a la literatura de la otra mitad del siglo.
Escritores revolucionarios son, en ambas excepciones del término, Mariano Azuela, Ramón Rubín, José Rubén Romero, Rafael F. Múñoz, Carmen Baez -una cuentista espléndida hoy casi olvidada pese a que su literatura es tan contemporánea como la de una Mónica Lavín, un Eduardo Antonio Parra o un Enrique Serna-, José Vasconcelos, el Dr. Atl, Celestino Herrera, José Alvarado, Gregorio López y Fuentes, Julio Torri, Nellie Campobello, Mauricio Magdalena, entre muchos otros.
Y si usted desea darse un paseo por los lindes de esta literatura, de esta cuentística, le recomiendo la nueva antología que acaba de publicar Editorial Jus, El apóstol y otros cuentos de la Revolución, título ( El apóstol ) tomado de una nota periodística de Ricardo Flores Magón, selección y prólogo de Felipe Garrido que, con base en la antología que en 1976 hiciera Luis Leal, da un panorama completo para acercarse a la gesta revolucionaria desde la ficción.
Aquí el lector encontrará textos de protesta del propio Flores Magón y de Francisco Rojo González que, por extraño que parezca, mantienen su vigencia en este siglo XXI y cuentos que muestran las complejas maneras de actuar de los distintos bandos en guerra. Literatura mexicana que, con poco menos de un siglo, nos confirma como un país de cuentistas y de cuentistas de alto nivel.