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Arrancó la sexta Muestra de Artes Escénicas
El encuentro tiene como fin la recuperación de espacios y desarrollar públicos que se beneficien con el gozo de las artes escénicas.

En México hay una gran necesidad de teatro. Una buena obra se llena , coincidieron los responsables de los siete estrenos teatrales que abanderan la sexta Muestra de Artes Escénicas en la Ciudad de México, que se realizará del 9 al 27 de noviembre y contará en su totalidad con más de 250 espectáculos y 40 sedes.
Los siete estrenos son: El que dijo sí/El que dijo no, del grupo TeatroSinParedes, bajo la dirección de David Psalmon; Litoral, de Wajdi Mouawad, con la dirección de Hugo Arrevillaga, obra que forma parte de la tetralogía La sangre de las promesas, que ha sido muy bien recibida en nuestro país con los montajes de Incendios y Bosques y que en el 2012 estrenará su última entrega, Cielos; Huellas de personajes ficticios a la luz de la Luna realista, creación de Antonio Zúñiga con el grupo originario de Chihuahua Carretera 45 Teatro, compañía que presenta Los asesinos, de David Olguín.
Uno de los sucesos más interesantes de los últimos dos años han sido los montajes de las obras Incendios y Bosques, que forman parte de la tetralogía La sangre de las promesas, del dramaturgo libanés Wajdi Mouawad, piezas que han removido los sentimientos de cientos de espectadores. En esta ocasión, en el marco de la sexta Muestra de Artes Escénicas de la Ciudad de México, que inició el día de ayer, Hugo Arrevillaga, emisario en la labor de difundir la obra de Mouawad en nuestro país, presenta el día de hoy el estreno de la obra con la que inicia esta serie: Litoral y confirma que en julio del 2012 se montará la última parte, Cielos.
Afuera del Teatro de las Vizcaínas en el Centro Histórico, un teatro fabuloso que hoy se encuentra en ruinas y que sería preciso recuperar, Arrevillaga nos confiesa que si bien Litoral fue la primera obra que montó de este dramaturgo; ahora se trata de un reestreno que es muy simbólico, muy personal y muy vital para él y para su compañía Tapioca Inn:
Todos hemos tenido una pérdida, todos vivimos con una ausencia a cuestas, como una especie de soledad que está ahí. Podemos ser profundamente felices pero siempre hay algo que estamos buscando. Como dice Mouawad: buscando el camino de regreso a casa, y tratamos de buscar ese origen para entender de dónde venimos y cuál es el sentido de nuestra existencia. Esta búsqueda es la que nos llevó a la Compañía a querer regresar a Litoral que es el origen porque nos parecía lo más coherente: encontrar nuestro origen como compañía, como artistas, como lectores y promotores de esta dramaturgia. Nos fue inevitable volver a la obra de donde todo salió, de donde todo partió. Es el inicio de La sangre de las promesas. Y es un estreno porque le hemos dado una nueva lectura y es un nuevo montaje , comenta Hugo.
Conocimos la guerra
En el 2006, cuando Hugo montó Litoral por vez primera, para nada nos imaginábamos que en el 2011 hablaríamos casi con toda naturalidad que en un sexenio se han contabilizado 50,000 muertos, números que se enmarcan en una guerra.
En aquel momento algunas escenas de Litoral nos demandaban una especie de responsabilidad profunda porque nos parecían mera ficción, no las veíamos tan de cerca. Entonces, ahorita, hablar de las historias de las que se habla en Litoral es profundamente desgarrador y terrible porque basta revisar un periódico para encontrar esta relación. Por eso creo que ahora el público tendrá una cercanía más profunda y más orgánica con el discurso que propone esta obra , comenta quien tuvo un primer acercamiento a la obra de Wajdi como actor.
En el 2002, Boris Schoemann lo llamó para una lectura con base en la primera traducción de Litoral que le fue encomendada por Luis Mario Moncada, entonces, Director del Centro Cultural Helénico. Boris lo invitó a una lectura en La Capilla y a Hugo le tocó el papel del protagonista, Wilfred, un joven de 25 años que justo en una noche en la que, literalmente, está teniendo la cogida de su vida , con la mujer más increíble en su historial, justo cuando llega al orgasmo recibe una llamada telefónica con la cual se le notifica que su padre ha muerto. Wilfred tenía muchos años de no verlo. Como si esto no bastara, la madre de Wilfred murió cuando lo dio a luz.
Obviamente, Wilfred se siente desconcertado. Y ahí inicia toda una búsqueda. Este autor tiene un gran talento para hablarnos de la vida a partir de la muerte y viceversa , añade.
Entre la muerte y el consuelo
Arrevillaga nos comenta que el aspecto más vital y desgarrador de su relación con Mouawad se reveló unos meses después:
Yo, evidentemente, no sabía que unos años después, en el 2004, me esperaba la mayor pérdida que he sufrido: la muerte de mi madre , relata.
La muerte de su madre retrasó el proceso de montaje de Litoral porque, dice el director Hugo Arrevillaga: yo no podía explorar un discurso sobre la muerte estando tan cerca de ella .
aflores@eleconomista.com.mx