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Dos monólogos
Ezra Shabot | Línea directa
A pesar de los elogios y los reconocimientos mutuos expresados por Marco Rubio y Claudia Sheinbaum durante la visita del Secretario de Estado a nuestro país, quedaron claras las profundas diferencias que existen entre los dos gobiernos tanto en cuestiones de seguridad como en los temas energéticos, de migración y por supuesto arancelarios.
Estos desacuerdos provienen principalmente de dos visiones irreconciliables con respecto a la relación que debe existir entre los Estados Unidos como superpotencia mundial y sus dos vecinos, México y Canadá. Para Trump México representa más un problema para los norteamericanos en términos de seguridad, migración y desbalance comercial, que un socio con el cual podría reforzar el poderío de toda la región frente a sus competidores y adversarios.
En el caso de Sheinbaum su formación ideológica antiyanqui la lleva a seguir viendo a la unión americana como el principal enemigo de los mexicanos, y por ello la convivencia con los gringos es un mal necesario que debemos enfrentar con el discurso del nacionalismo revolucionario y la desconfianza permanente hacia un socio incómodo pero insustituible.
El acercamiento de la 4T con los regímenes enemigos de Washington como Cuba, Venezuela y Nicaragua, complican más aún la colaboración entre ambos gobiernos. De ahí que el populismo trumpista maneje un discurso conciliador en la voz de Rubio, y un lenguaje agresivo y amenazador a través de Trump. Lo mismo sucede con Claudia al descalificar en la mañanera las intenciones abiertamente intervencionistas de los Estados Unidos, y manifestando ante el enviado norteamericano su beneplácito por la forma como se ha comportado su gobierno frente a México.
Dos monólogos que tratan de evadir una realidad inamovible. Todos y cada uno de los problemas planteados son de una complejidad tal, que requieren una solución conjunta en donde la apuesta sea la de ganar-ganar para las dos partes. La integración económica que tanto molesta a Trump, y en el fondo también a Claudia, representa uno de los éxitos más significativos de la globalización y el neoliberalismo.
Por ello es claro que ambos gobiernos no tienen otra alternativa más que caminar juntos manejando una agenda lo más complementaria posible, aunque esto signifique para México la entrega de más capos de la droga y políticos embarrados en este ilícito negocio.
Si Trump decide reventar el T-MEC no sólo hará pedazos a la economía mexicana, sino que también abrirá las puertas para que China, Rusia y la India vean en nuestro país un posible aliado en lo económico y también en lo político, esto último en favor del pensamiento de la 4T y de la presidenta misma.