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La rabieta inconveniente
No tiene altura alguna el hacer una declaración dicharachera y coloquial, sumergida en un rancio y berrinchudo reproche. Y decir lo anterior es lo menor, ya que la comunidad internacional y sobre todo, aquella Latinoamérica unificada en torno al proclamado liderazgo del presidente López Obrador, mira con incredulidad el posicionamiento de nuestro país. Pero para quienes quizá no es novedad la actitud mexicana, es para los norteamericanos quienes son realmente aquellos que financian en gran parte la operación del Banco Interamericano de Desarrollo, ende, se convierten en los transmisores del interés estadounidense que, en estos momentos, no deposita total confianza en el funcionamiento de este México. Y no habrá duda de la justificación de dicha desconfianza; desde la ambivalente postura respecto del medio ambiente, hasta la pretendida reforma eléctrica que generara un formal reclamo en el marco del T-MEC e incluso, recientemente, las diferencias en torno a la democracia mexicana vía el INE han sido aliciente para que en esta ocasión no hubo apoyo alguno para el candidato mexicano.
Brasil es un competidor inseparable de México en la geopolítica latinoamericana, sin embargo, las señales que el país sudamericano ha enviado desde su elección son un bálsamo para la tranquilidad y la confianza que en una nueva ola de gobierno se le puede conceder al país que hoy, empieza a marcar una distancia con sus rivales comerciales. En términos claros, hoy México tiene ante sus ojos una real señal de desconfianza a pesar de que en varios foros se proclame que hemos sido líderes e impulsores de una ola de gobiernos latinoamericanos identificados con la izquierda. Peor aún, tales señales, al ser contestadas visceralmente, nos ponen en una peor situación que puede encontrar nuevos desencuentros ahora, no solo hacia el norte de nuestra frontera sino con aquellos que buscan la bocanada de aire para resurgir después de la pandemia.
En términos sensatos lo que sigue debería de apelar a la más honda prudencia y al ejercicio de la política de altura. La presidencia del BID en manos del brasileño Ilan Goldfajn, tendrá temas que atañen directamente a México en razón de su apuntalamiento económico y del servicio de la deuda adquirida. Este renovado BID, tendrá que darles agilidad a las relaciones con todo el sector público de América y el Caribe, así como por igual, procurará un equilibrio ante el sector privado a través del Directorio Ejecutivo del BID Invest.
Pero además, se abre un frente innecesario ante Argentina. Es sabido que cuando se necesita aclarar el que “no” existen diferencias, es porque en realidad las hay. Este es el caso de lo ocurrido entre los presidentes López Obrador y Alberto Fernández entre quienes ahora existe una distancia percibida, que se refuerza con la cancelación del argentino en tierra mexicana, programada para finales de mes.
Así que, a dejar el berrinche y a privilegiar la diplomacia y la coordinación; es por todo un país señores.
Twitter: @gdeloya