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Construcción débil merma actividad industrial

En su conjunto, la actividad en el sector secundario de la economía se contrajo 0.4% de forma mensual y 3.3% en términos interanuales; debilidad confirma reciente estimación del PIB trimestral.

En línea con lo anticipado por la estimación oportuna del Producto Interno Bruto (PIB) del tercer trimestre del 2025, publicada el pasado 30 de octubre, el sector secundario de la economía mexicana siguió mostrando debilidad en septiembre, lastrado por un pobre desempeño de la actividad constructiva.

Durante el noveno mes del año, la actividad industrial que se lleva a cabo en México descendió 0.4% de forma mensual y 3.3% en términos interanuales, informó este martes el Instituto Nacional de Geografía y Estadística (Inegi).

En términos mensuales, se trató de la cuarta caída al hilo y la novena en los últimos 12 meses, mientras que en los comparativos interanuales fue la séptima consecutiva y la mayor desde enero pasado (-3.6%), aunque si no se cuenta el aumento marginal que tuvo el pasado febrero (+0.1%), la variable ha caído consistentemente desde abril del 2024.

En el margen, la retracción de septiembre se explica exclusivamente por el sector de la construcción, que casi replicó su caída de agosto con un descenso de 2.5% (en agosto cayó 2.4%), según muestran los datos del Indicador Mensual de la Actividad Industrial (IMAI).

Luego de cuatro períodos de tropiezos mensuales (ocho en los últimos 12 meses), la construcción se ubicó en su nivel más bajo desde abril del 2023, justo antes de que el gobierno federal de entonces acelerara el desarrollo de obras emblemáticas como el Tren Maya o el Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec.

A su interior se siguieron observando caídas en sus dos mayores componentes, el de edificación (-3.2%), intensivo en capital privado, y el de obras de ingeniería civil (-3.0%), intensivo en inversión pública.

Luego de dos años de crecimiento vigoroso, el sector constructivo está padeciendo este año, por un lado, la contracción del gasto público en infraestructura tras la finalización de obras icónicas del sexenio pasado y el esfuerzo de consolidación fiscal del gobierno federal, que implica reducir el déficit público medido como proporción del PIB de un nivel de 5.9% a 4.2% entre el 2024 y el 2025. 

Por otro, pesan también la incertidumbre externa y doméstica ante cambios en la política comercial de Estados Unidos y la implementación de cambios legales cuyo impacto en el clima de negocios está todavía por verse (reformas judicial, energética, de competencia y de telecomunicaciones).

En tanto, la minería, los servicios públicos y –muy importante– la actividad manufacturera (columna vertebral de la actividad industrial agregada), tuvieron mejoras mensuales de 0.7%, 0.4% y 0.2 por ciento.

En cuanto a la manufactura, si bien tuvo una caída marginal, su caída interanual se profundizó de 1.7 a 2.3% entre agosto y septiembre y fue la cuarta al hilo.

Se observaron retrocesos mensuales en 17 de las 21 ramas manufactureras, pero si se consideran los comparativos interanuales son 15 de 21 las que muestran contracciones.

En términos mensuales las únicas cuatro ramas de manufactura con cifras positivas –y que traccionaron al índice general– fueron derivados del petróleo (+6.3%); maquinaria y equipo (+2.8%); cómputo y comunicación (+2.2%); e insumos textiles y acabado (+1.3 por ciento).

En tanto, las cinco ramas con los mayores retrocesos fueron la fabricación de muebles (-3.8%); “otras” (-2.7%); productos de madera (-1.9%); bebidas y tabaco (-1.5%); y transporte (-1.5 por ciento).

Gráfico EE

Descenso acumulado

Al considerar la medición de enero a septiembre, la actividad industrial del país muestra un retroceso de 1.8%, que contrasta con el leve avance de 0.2% que tuvo durante el mismo lapso del 2024.

Sin contar el desplome atípico de 11.4% del pandémico 2020, la variable está mostrando este 2025 su mayor retracción desde el 2009, año de la última gran recesión a escala global, cuando a septiembre acumulaba una contracción de 9.8 por ciento.

“Hacia adelante, la balanza de riesgos permanece sesgada al alza, ante la falta de un impulso sostenido en la industria, los bajos niveles de inversión productiva (maquinaria y equipos), y principalmente por las tensiones comerciales con Estados Unidos, factores que en su conjunto podrían limitar el crecimiento económico del cierre de año”, opinaron en un reporte Janneth Quiroz y Rosa Rubio, economistas del Grupo Financiero Monex.

En consonancia con la debilidad industrial, cabe recordar que la inversión fija –gastos en construcción, maquinaria y equipo– retrocedió 2.7% mensual en agosto, mientras que lo hizo 8.9% en términos interanuales.

De forma acumulada, entre enero y agosto esta variable se ha contraído 7.3%, lo que contrasta con el alza de 6.8% observada en el mismo período del 2024.

Al interior, la inversión pública es la más golpeada, con una caída de 22.2% (versus un alza de 2% en el 2024), mientras que la privada ha caído 5.4% (versus un incremento de 7.4% en el 2024).

Desde la perspectiva del Grupo Financiero Banorte, hacia el 2026 las inversiones mixtas en proyectos con Pemex podrían ser un aliciente para reflotar la actividad industrial.

“Las piezas clave serán la construcción (tanto pública como privada) y las manufacturas (que se beneficiarán de una mayor estabilidad relativa y de los avances en los acuerdos bilaterales con EE. UU.)”, dijo en un reporte.

Confirma estimación oportuna del PIB

Los datos del IMAI de septiembre también confirman lo que anticipó el Inegi en su Estimación Oportuna del Producto Interno Bruto Trimestral del pasado 30 de octubre, que consignó un descenso trimestral del PIB de 0.3%, en donde pesó justamente la debilidad del sector secundario de la economía mexicana.

Según la estimación las actividades secundarias cayeron 1.5% en el segundo trimestre y con cálculos a partir del IMAI, se deduce que la actividad industrial tuvo justo un descenso de esa magnitud al promediar los resultados de julio, agosto y septiembre y compararlos con el promedio del trimestre previo.

Por el contrario, las actividades primarias (sector agropecuario) experimentaron un crecimiento trimestral de 3.2%, mientras que las terciarias (sector servicios) tuvieron una mejora marginal de 0.1 por ciento.

Gráfico EE

Editor de Empresas y Negocios en El Economista

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