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Su majestad, ¿se le ofrece algo más?

Aquí está Fabián, disfrutando la mano que tiene en la cabeza, se le nota en los ojos que apenas si los cierra y se carga una sonrisa de dictador: dominante, altiva, cautivadora. Está relajado. A su lado derecho el número uno. Lo que es.

Río de Janeiro. Su majestad, ¿se le ofrece algo más?... El absolutismo en una estampa. El rey atendido por su séquito. Su especialidad, robar el tiempo.

Aquí está Fabián, disfrutando la mano que tiene en la cabeza, se le nota en los ojos que apenas si los cierra y se carga una sonrisa de dictador: dominante, altiva, cautivadora. Está relajado. A su lado derecho el número uno. Lo que es.

En soledad es como mejor se gana la vida. Lo hace en la carretera. El botín son los segundos que casi siempre lo hace menos, siempre corta el tiempo, lo tijeretea, mientras el resto se indigesta de reloj. Si hay alguien en el planeta que es capaz de controlar el segundero es él.

Fabian Cancellara lo ha hecho una vez más. Se mira tan cómodo porque sabe que nadie lo moverá de su trono, lo sabe uno de sus asistentes también y por eso le toma delicadamente la frente y él está fascinado.

El sillón del número uno ya conoce sus medidas. Ha estado tantas veces y en tantos lados que sería una pérdida de tiempo hacer una lista completa.

Ahora luce fresco, casi como salido de la ducha, pero ha llegado hecho una sopa, escurriendo y jalando aire hasta por las orejas. No es ciclista, es contrarrelojista, que en términos prácticos resulta no ser lo mismo. Él funciona mejor en solitario, libre, huyendo, aunque el ciclismo es un trabajo de equipo y todos van por uno. Fabian, su majestad, cuando usted lo apetezca... el tiempo le pertenece.

PD. Ya tiene su carta de despedida. Este año dejará en paz al reloj y al ciclismo.

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