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Jornada de 40 horas queda corta para generar bienestar, necesita refuerzos
La reducción de la jornada laboral a 40 horas podría no ser suficiente para garantizar que las personas trabajadoras alcancen el nivel de bienestar que se presume se logrará con la disminución del tiempo de trabajo.
Mantener el mismo número de días de trabajo podría intensificar las cargas si no se gestiona correctamente.
Las jornadas laborales largas representan mayores riesgos para la salud. Según estimaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Organización Internacional del Trabajo (OIT), más de 745,000 muertes están relacionadas con enfermedades cardíacas y accidentes cerebrovasculares por trabajar más de 55 horas semanales.
Se podría pensar que la reducción de la jornada a 40 horas solucionará problemas como el estrés, la ansiedad, la depresión, la desmotivación o el síndrome de burnout, pero en realidad podría ser insuficiente para resolver los efectos de las cargas extenuantes.
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Aunque parece se trabajará menos tiempo, eso no garantiza bienestar, y es que una disminución de horas sin una correcta gestión puede provocar lo mismo que trabajar largas jornadas.
“Hay afectaciones en la memoria. La gente empieza a tomar decisiones de manera más lenta. La creatividad se afecta porque el cerebro está fatigado y se traduce en cometer más errores”, alerta Erika Villavicencio-Ayub, directora de DserOrganizacional para Latam.
Una jornada larga implica tener menos tiempo para recuperarse y disfrutar del ocio, mientras que una demasiado reducida también puede ser perjudicial, expone el estudio Las consecuencias no lineales de las horas de trabajo para la satisfacción laboral, publicado en la revista Current Psychology, que resalta que las horas importan, pero la calidad más.
El análisis expone que hay un número “óptimo de horas de trabajo en el que la satisfacción de los empleados alcanza su punto máximo”, de ahí que la reducción a 40 horas abra nuevas posibilidades de bienestar, pero no solucione el problema de raíz.
Jornada de 40 horas, ¿para producir mejor?
“No por trabajar más horas vamos a producir mejor”, dice Villavicencio-Ayub, quien afirma se debe atender también la cultura laboral, especialmente porque mantener el mismo número de días de trabajo podría intensificar las cargas si no se gestiona correctamente.
Comenta que la gente podría comenzar a llevarse actividades que no termine a su casa y desencadenar factores de riesgo psicosocial elevado. “No es solamente cambiar y reducir las horas, sino que hay que analizar de manera individual las cargas que tiene cada trabajador porque va a tener menos tiempo para hacer lo mismo y ya de entrada es algo negativo”.
Lo anterior podría mermar el balance vida-trabajo y aumentar la acumulación crónica de cortisol y padecimientos como gastritis, migrañas y hasta afectaciones en la piel, dice.
En esa línea, Jorge Gutiérrez Siles, consultor senior de Kaysa Salud y Bienestar, coincide en que lo más importante no es el tiempo, sino la calidad de gestión psicosocial, en ese caso, las empresas necesitan aplicar no solo jornadas razonables y con límites de horario y de descanso claros, sino también liderazgos positivos.
“La tecnología posibilita que nos llevemos el trabajo de la oficina a la casa, esto es un riesgo porque la jornada laboral prácticamente va a eliminar la frontera entre lo laboral y personal; y el problema que trae para la salud es que el cerebro va a entrar en un modo de hiperalerta constante porque en cualquier momento te pueden mandar un mensaje”, detalla.
El experto comenta que este tipo de acciones amplían el tiempo de trabajo de forma invisible y eso repercute en las personas, pero también afecta un mal ambiente donde hay violencia laboral, “aunque la jornada sea menor, el daño va a ser mayor”, puntualiza.
Los especialistas coinciden en que mantener el mismo número de días de trabajo podría intensificar las cargas si no se gestiona correctamente.
¿Cómo lograr la desconexión real en la reducción de la jornada?
Jorge Gutiérrez refuerza que la salud mental no se afecta solo por el trabajo, sino por el exceso y la falta del tiempo de recuperación. “El cerebro necesita tener pausas reales, un sueño suficiente y tiempo sin demandas cognitivas”, para ello se requiere descanso y sobre todo desconexión digital.
A lo anterior también se suman los traslados; “a veces las personas trabajan ocho horas, pero, ¿cuántas horas de traslado a su trabajo?”, cuestiona. La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) expone que el promedio de traslado al centro de trabajo es de 71 minutos en transporte público y 52 en automóvil privado, pero puede ser más.
Sobre ello, la también presidenta del Consejo Académico Nacional del Colegio Nacional de Psicología Clínica para el Trabajo (CONAPSIT) resalta que al disminuir las horas, pero no los días, implica mantener una misma rutina que puede ser la detonadora de estrés. “Voy a mi trabajo los mismos días, a ocupar las mismas horas de trayecto, hay tráfico, a lo mejor voy a llegar a la misma hora que antes”.
Los especialistas coinciden en que los tiempos de traslado para acudir al centro de trabajo son factores que no se contemplan dentro de la jornada laboral, pero sí tienen un impacto en la misma, ya que limitan el tiempo para descansar adecuadamente, quita tiempo para estudiar, cultivarse o realizar alguna actividad que fomente la desconexión y el descanso.
El estudio de Current Psychology subraya que para que un trabajo pueda aportar beneficios depende principalmente de cómo esté diseñado, y cuando las personas sienten autonomía y libre toma de decisiones, se mitigan efectos negativos, pero apunta que para experimentar relajación y desconexión se requieren actividades de ocio.
Los psicólogos sugieren a las personas hacer ejercicio, contar con hábitos de sueño de siete horas y realizar una actividad que ayude a desconectarse del trabajo; mientras que a las empresas se les sugiere acatar las normas y protocolos de prevención de riesgos psicosociales y violencia laboral, fomentar la desconexión y respetar los lapsos de descanso de las y los colaboradores.