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¿Por qué caen los spreads corporativos a pesar de las mayores tasas de referencia?

Durante las últimas semanas se ha observado que los spreads de la deuda corporativa sobre las tasas de los bonos del tesoro de EE.UU. se han reducido de forma consistente, a tal grado que, en general, los bonos de grado especulativo (HY por sus siglas en inglés) cotizan en niveles menores a los alcanzados por los bonos con grado de inversión (IG por sus siglas en inglés) durante finales de marzo de 2020.
En particular, el spread de los bonos IG norteamericanos se ubica en 0.9%, su menor nivel desde mayo 2021 y por debajo del 1.0% previo a la pandemia. Por su parte, el spread de los bonos HY se ubica en 3.1%, su menor nivel desde enero 2022, y prácticamente 100 puntos base (pb) por debajo de lo observado antes de la pandemia. De hecho, la diferencia entre los spreads entre estos dos tipos de bonos es la menor desde mayo de 2022, mientras que en el caso de los mercados emergentes esta diferencia es la menor desde febrero de 2020
¿Cómo puede explicarse esta caída tan significativa de los spreads cuando las tasas de interés de referencia están en sus mayores niveles desde 2001 y los rendimientos de los bonos del tesoro han ido al alza en fechas recientes?
La principal respuesta a estas interrogantes se relaciona con el inusual escenario económico que ponen en precio los mercados financieros. El soft landing o el escenario en el que se logra reducir la inflación sin afectar el mercado laboral y la actividad económica, genera incentivos para que los inversionistas aprovechen los atractivos rendimientos actuales de los bonos sin descontar condiciones de mayor incumplimiento.
De acuerdo con Bloomberg, estos incentivos dieron lugar a que los flujos hacia deuda IG durante el primer trimestre del año fueran los más elevados desde la pandemia, influidos por la demanda de inversionistas de largo plazo (v.gr. fondos de pensiones) que buscan empatar sus pasivos con instrumentos de deuda que devengan elevadas tasas de interés.
En otras palabras, se podría decir que los inversionistas buscan asegurar atractivos rendimientos antes de que las tasas de referencia comiencen a reducirse, en un entorno con expectativas de menor riesgo crediticio, dado un escenario de soft landing.
De hecho, la correlación negativa que se ha observado recientemente entre las tasas de los bonos del Tesoro y los spreads de la deuda corporativa contrasta con la observada durante el primer trimestre de 2022, fecha en que comenzó el ciclo de tensionamiento por parte de la FED.
Este contraste radica en que, en aquel momento, se temía que el alza de las tasas de interés pudiera generar una recesión y, con ello, incrementara la probabilidad de incumplimiento de las empresas, lo que llevó a los spreads a ampliarse, al tiempo que subían las tasas de referencia.
En la actualidad, el ciclo de recortes, como el que se anticipa inicie este año, no solo no obedece a previsiones de menor actividad económica, sino que es pieza fundamental en las expectativas de que se mantenga un buen ritmo de crecimiento económico.
De esta manera, si los datos de inflación y el mercado laboral, principalmente, validan el escenario de soft landing, la reducción de los spreads de deuda corporativa podría continuar. No obstante, si la inflación muestra una mayor persistencia o el mercado laboral se debilita, podríamos ver un rápido repunte del riesgo crédito con consecuencias adversas que podrían incluso comprometer las ganancias recientes de los mercados accionarios.
*Iván Martínez Urquijo es economista principal de BBVA México.