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Mala combinación: mayores salarios y menor productividad; hay que moderar el aumento salarial

Los incrementos de los salarios, especialmente del mínimo, han sido señalados una y otra vez como un logro importante. Incluso en ocasiones la oposición lo ha “reconocido” como tal.
La determinación del salario mínimo en México no se guía por las condiciones de la economía. Lo fijan entre el gobierno, notoriamente, el sector privado y los sindicatos. Por su parte, los salarios distintos al mínimo se deciden principalmente por negociaciones contractuales entre sindicatos y empresas.
Congruentemente con la teoría económica, la buena práctica, ampliamente aceptada internacionalmente, concuerda en que la evolución de los salarios debe guardar una relación con la productividad. Los empresarios lo entienden, especialmente los más pequeños que dependen más de la mano de obra. Cuando los trabajadores reciben mayores salarios repetidamente sin más productividad, los costos son demasiado onerosos para los empleadores, a menos que éstos gocen de rentas extraordinarias debido a la concentración de los mercados.
Pues bien, los salarios en términos reales han aumentado de manera importante desde 2013, pero la productividad ha disminuido.
El mínimo subió 136% en términos reales hasta 2024, 110% en este gobierno. La generalidad de los salarios formales (salario de cotización al IMSS), aumentó 30% hasta mayo pasado, 27% desde 2018.
En contraste, hasta 2023 la productividad de los factores de producción en su conjunto (productividad factorial total) ha caído 3.7%, y la productividad laboral (el producto por trabajador en promedio anual) cayó 5.7% desde 2012 y 6.7 % desde 2018.
La combinación de los aumentos salariales y menor productividad tiene consecuencias negativas importantes, por lo que es necesario moderar su incremento.
- Reduce la competitividad internacional de la economía. De 2012 a 2023 el costo unitario de la mano de obra de las manufacturas que calcula el INEGI aumentó 32%, 7% desde 2018. En el índice de competitividad de World Competitiveness Center México bajó del 50 en 2029 al lugar 56 en 2023 entre 67 países.
- Los elevados incrementos de salarios inevitablemente debilitan las posibilidades de éxito del emprendimiento y la probabilidad de sobrevivencia de las MiPyMES que no gozan de rentas monopólicas.
- El mayor costo unitario de la mano de obra presiona la inflación mediante los precios de muchas empresas que no pueden compensarlos con menores utilidades, especialmente MiPyMES. La inercia inflacionaria originada por el salario puede ser una realidad hoy día.
- A dichas empresas se les hará difícil compartir las ventajas del llamado nearshoring, y con ello a las regiones que no han sido beneficiadas por la participación directa o indirecta de la apertura comercial también encontrarán difícil compartir los beneficios de la relocalización.
- Finalmente, respecto al salario mínimo los incrementos encarecen el trabajo formal, particularmente para empresas y trabajadores que no cuentan con las calificaciones laborales para justificar el costo. Hay evidencia de que es difícil que los trabajadores que salen de la formalidad vuelvan a ella.