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Opinión

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Los griegos son responsables, no víctimas: Lagarde

La percepción que se pueda generar en torno de la situación financiera de Grecia es un jugador indispensable para el futuro de ese país. Si logra permear la idea de que los griegos son simples víctimas de las circunstancias y que realmente no son responsables de lo que ahora les ocurre, genera una presión adicional en el resto de los jugadores para que tengan que rescatar a ese país prácticamente a cualquier costo.

Pero si se aprecia que Grecia es víctima de su propia irresponsabilidad y que así como ahora tienen que sufrir aumentos de impuestos y baja en los gastos, hubo un momento en su historia en que no había queja de los gastos excesivos y la repentina vida de lujo que habían obtenido por la simple implementación del euro.

En México lo sabemos, hay políticos muy irresponsables en el ejercicio del poder, pero que han logrado formarse una imagen de víctimas de un complot universal que les reditúa enormemente en impunidad y obtención de votos.

Así están los griegos. O al menos así estaban hasta que llegó este fin de semana una mujer que les dijo: ¡Ya basta!

Christine Lagarde debe tener muchos pantalones para poner a los griegos en su lugar como recién lo hizo. Les dijo que tiene más conmiseración por los niños pobres de África que por los griegos que soportan problemas económicos y que ahora deben enfrentar medidas de austeridad para corregirlos.

Y es que en Grecia el discurso político se ha convertido en uno solo: pobres helenos que son víctimas de la voracidad de los intereses de los alemanes.

Otra vez la comparación con nuestra realidad: acá los grupos que se hacen llamar erróneamente de izquierda viven de la eterna victimización y cuando la culpa no la tiene Estados Unidos, es la mafia la causante todos los males.

La Directora Gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI) ha sido muy valiente en sus posiciones y ha desmentido a los que creían que al tratarse de una francesa quien ocupara el cargo tendría una posición sesgada hacia los intereses europeos.

La primera crítica la recibió evidentemente del gobierno de Grecia, que descalificó a Lagarde por decir que los griegos tienen una insana tradición de evadir impuestos. Lo cual es absolutamente demostrable con las cuentas públicas helénicas, pero mencionarlo es un estorbo para los planes de victimización de los griegos.

Los que después se fueron encima de la francesa fueron sus propios compatriotas, aunque claro, del partido político contrario. El gobierno del socialista Hollande descalificó a la Directora del FMI acusándola de simplista en sus consideraciones de los griegos.

Lagarde entiende que este problema está más allá de las declaraciones políticamente correctas. Ya no hay espacio para ser prudentes cuando el gobierno de Atenas ha recibido cuantiosos recursos de la Unión Europea, del propio FMI, de sus acreedores vía la quita de capital.

Todo esto sucede mientras ese país no ha hecho lo suficiente para modificar su comportamiento fiscal. Y como remate, amenazan con salirse del pacto europeo de la moneda común porque el mundo no los entiende. Pero el tema griego es ahora mucho más trascendente que buscar votos o posiciones políticas vía la victimización, implica que en la inminente recomposición europea se tengan claras las responsabilidades, porque eso es la base para lo que habrá de suceder en adelante.

Pensando más allá de Grecia, lo que seguiría para Europa es una tragedia terrible, pues implicaría que todos los bancos acreedores, básicamente de ese mismo continente, registraran pérdidas millonarias que tendrían que ser cubiertas por el Banco Central Europeo de inmediato.

Y no alcanzará el dinero para dar vida a un descomunal Fobaproa europeo, por lo que todos los países europeos y, de hecho, todos los países vía el propio FMI, tendrían que aportar dinero para evitar una quiebra masiva.

La amenaza pende sobre España, Portugal o Italia, pero sobre todo en el sistema bancario europeo y mundial. Ése es el verdadero reto.

La importancia de poner las cosas en su justa dimensión, como lo hace Christine Lagarde, resulta de lo que habrá de ocurrir políticamente después de la debacle europea que se ve venir.

También lo sabemos en México, las épocas de crisis son las que aprovechan los líderes carismáticos para surgir con ofertas huecas pero agradables a los oídos de los ciudadanos que pagan las crisis.

Pero ahí sí lo saben mejor los europeos, tras la Primera Guerra Mundial esos liderazgos oportunistas y carismáticos llevaron al mundo a una segunda guerra. De ahí la importancia de que gente del calibre de Christine Lagarde le llame a las cosas por su nombre.

ecampos@eleconomista.com.mx

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