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El ministro del crimen

“A quién beneficia el crimen, ése es el autor".
Seneca
La preocupación por la democracia que sentimos en México parece ser global y en el caso de Israel, Benjamin Netanyahu podría pasar a la historia como el ministro del crimen por asesinar a la de su país.
La polémica reforma judicial de su gobierno, contra la que se manifiestan cientos de miles de israelíes desde hace dos meses ha sido aprobada en primera lectura en el pleno del parlamento israelí, y con ello se pretende aprobar una reforma judicial que le daría el poder al Parlamento –con mayoría favorable a Netanyahu– de aprobar leyes o normas que haya derogado previamente la Corte Suprema, por lo que de facto, se acabaría con la separación de poderes en Israel.
Con esto último, Netanyahu podría cumplir el sueño de muchos dictadores de clóset y hacerse del poder absoluto del ejecutivo, y es en ese sentido que esta historia se pone más tenebrosa cuando nos damos cuenta que la iniciativa la presentó el actual ministro de Justicia, Yariv Levin, y que además busca que desde el Gobierno se tenga una mayor influencia en la designación de los jueces.
Tal parece que Israel tiene su propia “mafia del poder” y que con esta reforma el peligro de que se extienda la corrupción crece. Porque queda claro que el Parlamento dominará a la Justicia y que las razones personales de Benjamin Netanyahu serán puestas antes que todo.
Porque el Ministro del Crimen no da paso sin huarache y además de salvar su pellejo, también busca tener felices a sus aliados para mantener la estabilidad de su gobierno.
Netanyahu está acusado de cohecho, fraude y abuso de confianza en tres casos. Aunque no está obligado a dimitir hasta que no exista una condena firme. No obstante, las razones por las que le urge llevar a acabo la reforma judicial lo antes posible son evidentes.
El Primer Ministro israelí le debe su regreso al poder a un acuerdo de coalición con partidos ultraortodoxos, y ahora son ellos los que lo están presionando para que el Parlamento tenga más poder.
Ejemplo de esto último, es el caso de Aryeh Deri, nombrado Ministro de Interior y destituido 28 días después por el Tribunal Supremo, al considerar que era “extremadamente irrazonable” y que su última condena por fraude fiscal en febrero del año pasado lo inhabilita para formar parte del Gobierno.
Deri, que forma parte del partido ultraortodoxo Shas – la segunda fuerza con más escaños dentro de la coalición de Netanyahu–, ha amenazado con retirar su apoyo si no le ofrecen un alto cargo dentro del Gobierno. Por eso, es que para permitir su investidura, en diciembre se aprobó una ley a la medida que sólo inhabilita a altos cargos públicos que hayan ido a prisión.
Como se puede ver, las cuentas por pagar del Primer Ministro israelí corren a costa de los ciudadanos y por eso me pare acertado recordar que la prosperidad de un crimen es bastante similar a la del impacto de un rayo. Porque si bien sus colores tienen cierta belleza, al final deslumbran y son capaces de dejar a cualquiera chamuscado.
Esperemos que en México, no le caiga un rayo al INE.
El último en salir, apague la luz.
Twitter: @StephanieHenaro

