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A los amigos, complacencias; a los enemigos, la ley
La Cofece se creó supuestamente para evitar que las empresas incurran en prácticas monopólicas. Se pensó como el órgano regulador capaz de vigilar que las reglas del juego en materia de competencia sean claras y se apliquen a todos por igual.
La Comisión Federal de Competencia Económica (Cofece) se creó supuestamente para evitar que las empresas incurran en prácticas monopólicas. Se pensó como el órgano regulador capaz de vigilar que las reglas del juego en materia de competencia sean claras y se apliquen a todos por igual.
Sin embargo, como muchas otras dependencias en México, la Cofece se ha dado el lujo de ser selectiva para elegir a quiénes tocar y a quiénes no. ¿Quién cuestiona o genera un contrapeso a esto? Nadie. Parece que ni el propio Congreso se atreve a hacer preguntas incómodas en las comparecencias.
Todavía no ha quedado claro porque la Cofece triplicó su presupuesto (hasta 478 millones de pesos) mientras redujo el número de investigaciones sobre prácticas monopólicas de 81 a 26 en donde sólo hubo dos sanciones.
Como ciudadanos nos preocupa mucho que la Cofece no sea imparcial y en cambio funcione como instrumento político. Es una realidad que no persigue a los verdaderos monopolios y oligopolios que hacen tanto daño a México, tampoco combate las barreras a la competencia que permiten a grandes empresas vinculadas al poder político campar a sus anchas y abusar de los consumidores.
Un claro ejemplo de la imparcialidad de la Cofece es Pemex. Durante muchos años, Pemex se dedicó a realizar prácticas monopólicas prohibidas por la ley. Con ello otorgaba beneficios a algunas empresas en el mercado de petrolíferos en perjuicio de los consumidores y de otras empresas.
De acuerdo con la Ley de Competencia, la multa tuvo que haber sido de 60,000 millones de pesos pero al ser Pemex una empresa del gobierno (no de los mexicanos) no se atrevió a cobrarle esta multa. A pesar de reconocer la ilegalidad cometida por Pemex, la Cofece le otorgó discrecionalmente el beneficio de la dispensa de multas.
¿En qué momento se vale perdonar a los poderosos monopolios que causan un gravísimo daño a los mexicanos pero ensañarse económicamente con quienes no hicieron daño a nadie?
Los ciudadanos tenemos que asumir la responsabilidad de vigilar a las instituciones. El gobierno únicamente se ha dedicado a aumentar el presupuesto de la Cofece y ha sido omiso para nombrar a su contralor (no existe desde que se creó la institución).
México está plagado de instituciones públicas que únicamente protegen sus intereses y presupuestos, dedicadas al intercambio de favores políticos. La Cofece no puede ser una de ellas. Su naturaleza es precisamente la de acabar con estos privilegios y con quienes protegen intereses para poner una cancha de juego pareja para todos.