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Aranceles alimentarían presiones inflacionarias en niveles difíciles de estimar: Carstens
La aplicación de aranceles en la economía tendrá un importante choque de precios en las materias primas y puede alimentar también disrupciones en la oferta y la demanda de los países relacionados, como pueden ser México y Canadá, reconoció Agustín Carstens.

Carstens participó en la Trigésima tercera conferencia de la Reserva Federal de St Louis.
La aplicación de aranceles en la economía tendrá un importante choque de precios en las materias primas y puede alimentar también disrupciones en la oferta y la demanda de los países relacionados, como pueden ser México y Canadá, reconoció Agustín Carstens, gerente general del Banco de Pagos Internacionales (BIS, por su sigla en inglés).
“El impacto final sobre la inflación, probablemente sería de una sola vez, pero es difícil estimar cómo se trasladará al consumidor final”, reconoció.
Al participar en la Trigésima tercera conferencia de la Reserva Federal de St Louis, en memoria de Homer Jones, Carstens resaltó que al choque de precios, tendrán que agregar el impacto que podría tener una depreciación cambiaria.
Algunos investigadores han referido la experiencia de China y del propio Estados Unidos cuando permitieron que se deslizaran sus respectivas monedas para compensar la carga arancelaria en el 2018.
Ve panorama incierto
En su lectura, titulada Monetary policy frameworks: lessons learned and challenges ahead, advirtió que el panorama que se avecina “es extremadamente incierto”.
Y por eso mismo es relevante que los bancos centrales trabajen por preservar el espacio monetario fundamental para enfrentar “la inevitable ocurrencia de choques grandes e imprevistos”.
Carstens, quien fue banquero central mexicano entre el 2010 y el 2017, alertó que las grandes y repentinas oscilaciones en el tipo de cambio de economías emergentes puede causar tensión en los mercados financieros domésticos.
Cautela para llevar inflación al objetivo
Si bien la experiencia del manejo de tipos de cambio flexibles ha probado que pueden absorber choques externos, matizó que es necesario incorporar consideraciones macrofinancieras y herramientas macroprudenciales para reducir la frecuencia de crisis.
A escasos cinco meses de dejar el cargo como banquero de los bancos centrales globales, Carstens subrayó que la experiencia pospandemia exige mayor cautela a la hora de llevar la inflación al objetivo.
Esto porque “hay una amplia gama de posibles desarrollos económicos que pueden convertirse en riesgos de aumentos repentinos de inflación”.
Citó “un fuerte resentimiento del público al aumento de inflación pospandémica, que sugiere que permitir que la inflación suba por encima del objetivo puede socavar el apoyo a los bancos centrales e incluso amenazar su independencia”.
Recomendaciones finales
Alertó que después de la pandemia, las políticas fiscales expansivas amplificaron los efectos adversos de la demanda agregada sobre la inflación dejando la impresión de que los bancos centrales eran más tolerantes ante déficits moderados de inflación respecto del objetivo, especialmente cuando la actividad económica es resiliente.
Aclaró que el éxito de la política monetaria no depende únicamente de los bancos centrales, pues para lograr una baja inflación y estabilidad financiera, es esencial que la política fiscal garantice la sostenibilidad de la deuda pública.
Y agregó que otra razón que parecen tolerar los bancos centrales, es que saben que una política monetaria expansiva prolongada tiende a generar rendimientos decrecientes en lo que respecta a impulsar la inflación y estimular a la economía.
Pero subrayó que en este contexto global cambiante, las perspectivas macroeconómicas pueden cambiar abruptamente y la política monetaria debe ser capaz de ajustarse. (Con información de agencias)