Coto privado de caza

El presidente López Obrador es primitivo y predecible. Carece de los más elementales conocimientos en materia de derecho constitucional y administrativo, pero es muy bueno para escurrir el bulto y negar lo evidente cada vez que las tropelías de sus hijos, hermanos, primos y compadres salen a la luz. Ahora, tan pronto Loret de Mola probó el tráfico de influencias y los contratos a modo que su gobierno le otorgó a los amigos de su hijo Andy, López Obrador desvió la atención y amagó con eliminar todos los órganos reguladores, ya sea que tengan autonomía constitucional o no. Sus palabras literales ponen en evidencia una idea sin sustento teórico e incapaz de soportar el más simple de los debates. Su motivo principal es “de que salen muy caros y no sirven para nada”. Basta con comparar el despilfarro de recursos en las ilegales campañas anticipadas de Morena para soltar una carcajada ante el cinismo de López Obrador; carcajada que se convierte en mueca de dolor cuando pensamos en el costo de un aeropuerto inundado que seguimos pagando, un avión vendido a un dictador de oriente, que también seguimos pagando, o los exorbitantes sobre costos de una refinería que no refina, un aeropuerto que nadie usa y un tren depredador de selvas y cenotes. Con la misma lógica, debería dejar Palacio Nacional y apagar la luz: su gobierno es muy caro y no sirve para nada: no tenemos justicia (98% de impunidad), no tenemos seguridad (en ningún sexenio ha habido tantos homicidios y desapariciones), no tenemos salud (el desvío de recursos y los anaqueles de medicinas vacíos han causado la muerte de cientos de miles de enfermos), y no tenemos educación (como quiere que todos sean tan ignorantes como él, destruyó el sistema de educación para deformarlo a su imagen y semejanza).

Según López, el INAI no se necesita porque él nos informa en las mañaneras. ¿De verdad nos cree tan idiotas? El INAI está para que los ciudadanos podamos acceder a la información que él y su gobierno quieren ocultar, como los negocios corruptos de su familia. “Cada vez que se quiere defender a Pemex, que se quiere defender a la Comisión Federal de Electricidad, sale el instituto este de la competencia a defender a los particulares…”, dijo. A ver, señor presidente, le explico: la reforma en energía, que está vigente en la Constitución y que usted está obligado a cumplir, le guste o no, abrió a la competencia el sector hidrocarburos y la generación de energía eléctrica. Salvo en mercados perfectamente delimitados por la Constitución, Pemex y CFE deben competir con empresas privadas y tienen prohibido realizar prácticas monopólicas. Ya sabemos que usted adora los monopolios porque no tienen que competir y puede poner a agrónomos o dinosaurios como directores, pero la Constitución obliga a la Comisión Federal de Competencia Económica a enfrentar los monopolios, le guste a usted, o no. También dijo que quiere “desmontar todo ese aparato que crearon paralelo al gobierno para tener el control de todas las decisiones del poder público.” Se ve que el estudio no es su fuerte, señor López, pues habiendo estudiado ciencias políticas debería saber que gobierno no es sinónimo del poder ejecutivo que usted encabeza. Los poderes legislativo y judicial, así como todos los órganos constitucionales autónomos son gobierno también. Tal vez lo que a usted le molesta es que los otros poderes y los órganos constitucionales no están directamente subordinados a usted y no puede someterlos a sus caprichos. Pues muy bien, sepa usted que la intención del Constituyente Permanente fue precisamente esa: darle estabilidad y certeza a la economía y obligar a todos los poderes a rendir cuentas y transparentar lo público, aunque usted y sus hijos crean que lo público es su coto privado de caza.

@gsoriag