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Insomnio y estrés, la factura de una competencia que se vuelve tóxica
Ser reconocido y valorado con base en el desempeño no está mal, pero cuando se compite por quién da más, se convierte en una carrera sin ética y se pueden desencadenar trastornos alimenticios y psicológicos.
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La competencia está presente en todos lados, por ejemplo al luchar por ser el mejor empleado del mes y recibir una felicitación o un premio, y recientemente lo podemos ver en los Juegos Olímpicos, en donde los mejores competidores buscan estar entre los tres primeros lugares.
Aunque las competencias buscan premiar a quienes se han esforzado más, hay una línea delgada entre la competitividad sana y cuando se vuelve tóxica.
De manera que, es imposible no ser competitivos porque es parte de nuestro ser, explica Manuel Yescas, fundador de OneSoul Consultoría, quien destaca que el deseo de ganar y sobresalir es parte de nosotros, pero llevado a distintos niveles.
Por otra parte, los deportistas de alto rendimiento llevan competencia al extremo, por ende, existe mayor desgaste físico y emocional. Ante ello, Alexander Gama, psicólogo deportivo, explica que cuando hay un oponente, es común que se lleve dicha competencia más allá de sus límites.
Lo mismo ocurre en las organizaciones, cuando se crea la carrera por ver quién es el mejor o el más reconocido, pero llevar la competencia al límite puede tener consecuencias entre los involucrados y desencadenar trastornos como los siguientes:
Alteración del sueño: Sobrepensar para ser mejor ocasiona la alteración del ciclo del sueño, antes o después de la actividad. “Tienes problemas para conciliar el sueño, puedes dormir, pero no descansar y eso afecta en el deporte”.
Trastornos alimenticios: La obsesión por obtener el primer puesto altera la alimentación, además, el estrés y la competitividad extrema genera que las personas no se alimenten adecuadamente y tengan síntomas de anorexia y bulimia.
Ansiedad y estrés: Considerado como una de las principales afectaciones, llega a permanecer más tiempo, porque la ansiedad y el estrés se dan antes, durante y después de competir.
El desequilibrio de competir
En los Juegos Olímpicos, los deportistas se vuelven figuras públicas y se convierten en el centro de atención, y al mismo tiempo reciben críticas por cualquier error que comentan. En el caso de los líderes, también se vuelven el centro de críticas, lo que da paso a un mal ambiente laboral.
Manuel Yescas expresa que la competencia es necesaria en las organizaciones, siempre y cuando haya un entorno sano y dirigido a resultados globales y no individuales.
“Es necesaria la competencia interna, el tema es cuando se empieza a distorsionar, ahí es cuando vienen efectos nocivos en la compañía y ese deseo de trascendencia, lo estamos viendo en los juegos olímpicos”, reitera.
Pero cuando la competencia entre líderes provoca conflictos internos entre áreas, lo que a su vez se traduce como silos o islas de poder, existe el riesgo de que se suboptimice a la empresa, según Manuel Yescas.
A causa de esta suboptimización, la falta de sincronía se vuelve notoria, lo cual provoca una cultura tóxica y aumenta la posibilidad de conflictos internos.
El papel de las políticas empresariales
Aunque los líderes trabajen bajo el objetivo de la misma empresa, muchas veces lo olvidan y optan por ver quién da los mejores resultados a nivel individual y de su equipo.
De hecho, una de las funciones de la organización es promover una competencia enfocada a resultados globales, en donde un departamento no puede trabajar de manera individual.
Manuel Yescas menciona que, si la competencia entre líderes está mal canalizada, lo ideal es capacitarlos para que ejerzan a través de la inspiración y el trabajo en equipo.
Premiar a una sola persona o a un grupo incita a una competitividad mal enfocada, por lo que se sugiere que los logros se festejen de manera conjunta.
Esto, llevado a las competencias olímpicas es notorio cuando el equipo de los competidores se hace presente, pues se requiere un esfuerzo y trabajo multidisciplinario. “Tienes nutriólogo, psicológico, tienes a tu coach, entrenador y a partir de esto, cada uno tiene un papel fundamental para trabajar con el deportista”, menciona Alexander Gama.