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Pablo Picasso, el bufón? sin maquillaje
Las fotos de David Douglas Duncan revelan que el gran rebelde de la pintura fue siempre, hasta en su vejez, un niño maleducado.
Esta columna se llama Garage Picasso, lo habrán notado. Algunas veces, pocas, la verdad (qué poco curiosos), me han preguntado por qué. Quisiera que fuera una gran historia, un momento perfecto de inspiración. Pero no.
Resulta que tenía que ponerle nombre a este espacio, así que hice lo que cualquier persona de mi edad haría: googlée. Encontré en una página de amantes de los coches el término Garage Picasso . Un garage Picasso es un auto que es tan una obra de arte que merecería estar en un museo.
Se me prendió el foco. Claro, un obra de arte puede estar lo mismo en la cochera que en el Guggenheim . Y así quedó: Garage Picasso, una columna para el arte cualquiera que sea su forma.
Hay una parte adicional en la anécdota. Soy fanática de Pablo Picasso desde que, de adolescente, una película que es una cursilada pero que a mí me gustó (me gusta todavía): Surviving Picasso con Anthony Hopkins como el maestro. Desde que la vi empecé a leer todo lo que encontraba sobre el Santo Patrono de esta columna. Leí un poema de Lawrence Ferlinghetti en el que Picasso se le aparecía en un cuarto de hotel, pintaba el mundo y se lo entregaba. Me voló la cabeza. Originalmente yo quería ponerle a esta columna Hotel Picasso pero un amigo me dijo que eso sonaba a albur. Tengo amigos muy vulgares.
Así que Garage Picasso es un homenaje a Pablo Picasso y al arte que puede estar en cualquier contexto, de preferencia al cotidiano.
Creo que en todos los años que llevo escribiendo esta columna nunca me había topado con nada más garage Picasso que esto: fotos de Pablo Picasso en la vida diaria. Pequeñas obras de arte de todos los día tomadas por el fotógrafo David Douglas Duncan.
La exposición se llama Picasso revelado y está en Bellas Artes desde hace cosa de un mes. Me tardé en escribir al respecto por una sensación infantil. Como todos los fans, creo que mi objeto de adoración es sólo mío. Picasso, el verdadero, compartirlo en una exposición con miles de personas, aaaaah. Sí, es una cuestión infantil, pero qué esperaban de una millennial.
Por fortuna pude disciplinarme y fui a Bellas Artes. Qué exposición tan divertida es Picasso Revelado. Son decenas y decenas de fotos, tomadas a lo largo de casi 20 años, de Picasso pintando y trabajando, pero sobre todo haciendo el tonto. Aunque en las imágenes tiene más de 60 años es un niño que juega, le hace caras a la cámara, baila y sonríe. En muchas, muchísimas, aparece trabajando. Si la inspiración existe, que nos encuentre sudando.
Picasso fue un hombre muy difícil. Lean la biografía monumental de varios tomos de John Richardson; mi parte favorita es la de la juventud: Picasso fue un adolescente terrible. Pero si una sigue leyendo se da cuenta que también fue un hombre terrible, un esposo terrible y una padre... pues terrible, también. Pero en las fotos de Duncan se ve tan feliz y lleno de vida que uno quisiera tenerlo de abuelo. A lo mejor, si no se me escandalizan mucho, de novio.
Picasso revelado es, también, un paseo por la historia del arte. Si alguien se pregunta por qué Picasso es considerado el último gran artista, puede explorar la vida de Picasso en esas imágenes. Siempre estuvo en la punta de la ola de la vanguardia, marcando el ritmo de esa ola, poniéndole rostro a esa vanguardia.
La exposición tiene mucha popularidad. Bellas Artes está lleno y eso demuestra que este tipo de muestras, donde el arte (o el artista, en este caso) se pone en un contexto cotidiano, son los aderezos de la pretensión, el arte jala.
Picasso decía que el arte no había que entenderlo. Tendrá razón, y si embargo los intentos de entenderlo a él son fascinantes. Picasso el personaje, el Santo Patrono, el bufón sin maquillaje.