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Política

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Pacientes con cáncer de mama, las más afectadas por no haber ya colaboración entre gobierno y Fucam: Betsabé Hernández

El año pasado, esa fundación atendió entre 5 y 7% de las pacientes con cáncer de mama en el país, que es la primera causa de muerte por cáncer en mujeres mayores de 25 años.

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Foto EE: Archivo

Diego Badillo

A finales de 2019, cuando el gobierno federal decidió desaparecer el Seguro Popular, la Fundación de Cáncer de Mama (Fucam) atendía alrededor de 8,000 pacientes, a través del convenio que tenía firmado con esa institución.

La organización decidió que no podía decirle a las mujeres que acudieron a esa fundación para buscar alivio a su terrible enfermedad que terminado el convenio las dejaría a la deriva.

Recurrió a donaciones de instituciones, personas y empresas particulares, con el fin de sostener los gastos de esos costosos tratamientos el mayor tiempo posible.

Sin embargo, para las mujeres que, entrando el 2020 acudieron a diagnóstico, se les tuvo que aplicar cuotas de recuperación, las cuales se calculan en función de estudios socioeconómicos que las coloca en alguno de cinco grupos.

De acuerdo con Betsabé Hernández Hernández, directora del área médica de Fucam, en los últimos años se venía incrementando el número de pacientes diagnosticadas con cáncer de mama en esa fundación.

Hasta el año pasado Fucam atendía entre 5 y 7% de las pacientes con cáncer de mama en el país, que es la primera causa de muerte por cáncer en mujeres mayores de 25 años, en la plenitud de la etapa productiva y reproductiva de sus vidas.

Tan solo en 2019, en ese lugar se diagnosticaron 1,424 casos nuevos. Este año la cifra es similar, pero ahora, quienes antes tenían la gratuidad en su tratamiento por tener la protección del Seguro Popular, tuvieron que tomar la decisión de ser canalizadas a las instituciones de gobierno o bien pagar las cuotas de recuperación.

En la Ciudad de México, las opciones en instituciones públicas para esas mujeres se reducen prácticamente a tres: el Hospital General de México, el Instituto Nacional de Cancerología y el Hospital Juárez.

Sin embargo, lo que ocurre es que las pacientes van a esos sitios, pero regresan diciendo que no es tan fácil que las acepten, porque no hay citas o por diferentes motivos.

Además, a las pacientes que tenían la cobertura del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) o el Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE), les planteaban ejercer su derecho a la atención médica en esas entidades.

El problema fue que, debido a la emergencia sanitaria para contener la pandemia del Covid-19, algunas unidades tardaban en atenderlas.

Eso generó que las pacientes buscaran otras alternativas, lo cual se ha traducido en un peregrinar para personas con esa enfermedad, comentó la directiva.

Ante esa situación, lo que ha ocurrido es que, en lo que va del 2020, las pacientes hacen esfuerzos por seguir atendiéndose en Fucam, aun con las cuotas que deben pagar para que sean intervenidas quirúrgicamente ahí, pero, generalmente, lo que ya no pueden pagar son sus sesiones de quimioterapia, menos cuando tienen que ser sometidas al tratamiento de terapia blanco que todavía es más costoso. En un hospital privado cuesta alrededor de 100,000 pesos cada dosis y hay pacientes que requieren hasta 17.

Alrededor de la mitad de las pacientes pudieron pagar la cirugía y de las que iban a quimioterapia, alrededor de una tercera parte pudieron costear al menos un ciclo o dos de quimioterapia. La mayoría no puede pagar todo.

En 2019 en Fucam se aplicaron 21,891 ciclos completos de quimioterapia, lo cual no quiere decir que es el mismo número de pacientes, porque cada una de ellas, en promedio recibe alrededor de 20 ciclos.

Si bien las cuotas de recuperación varían en función de lo que se trate, de acuerdo con algunos testimonios de pacientes de ese hospital tan sólo el pago que algunas tienen que realizar por una biopsia es de alrededor de 1,200 pesos. En consultas hay quienes pagan 330 pesos.

Eso, sin contar el costo de una cirugía, las quimioterapias, o radiaciones o incluso las vacunas cuando sus organismos no resisten las quimioterapias. Una vacuna de Herceptin SC 600 cuesta alrededor de 45,000 pesos en farmacias de la Ciudad de México.

En hospitales privados un tratamiento de quimioterapia cuesta entre 100,000 y 500,000 pesos, a lo que debe sumarse los gastos que implican los seguimientos clínicos de al menos cinco años.

Por ello, al menos en casos como el de las pacientes de cáncer de mama, que no cuentan con la protección de seguro social, son quienes hoy resienten más la decisión de eliminar el Seguro Popular y en este caso concreto que terminara el convenio con Fucam que les abría una posibilidad de tomar un tratamiento y tener los beneficios que tiene como uno de sus objetivos principales atender a la población más desprotegida del país.

De entrada, ya no se ven en los caminos de comunidades apartadas los camiones rosas del Fucam ir al encuentro de mujeres para ofrecerles exámenes de mastografía, que, cuando ocurren a tiempo, significan la diferencia en la calidad de vida de una paciente y la estabilidad de una familia por tratarse de uno de esos padecimientos denominados enfermedades catastróficas.

diego.badillo@eleconomista.mx

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Diego Badillo

Periodista mexicano, originario de Amealco, Hidalgo. Editor del suplemento Los Políticos de El Economista. Estudié Sociología Política en la Universidad Autónoma Metropolitana. En tres ocasiones he ganado el Premio Nacional de Periodismo La Pluma de Plata que entrega el gobierno federal. También fui reconocido con el Premio Canadá a Voces que otorga la Comisión Canadiense de Turismo, así como otros que otorgan los gobiernos de Estados Unidos y Perú.

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