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Opinión

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La primera prueba de Trump será el mercado de bonos

Los mercados financieros y los indicadores económicos oficiales de las últimas semanas dan mucho que pensar a los funcionarios de todo el mundo. ¿Fueron las alarmas recientes del mercado de bonos advertencia suficiente para Trump y su equipo, o seguirán aplicando estímulos a gran escala en forma de rebajas impositivas, aranceles indiscriminados a las importaciones y restricciones a la inmigración?

Businessman clicks a bonds virtual screen. Bond Finance Banking Technology concept. Trade Market Network

Businessman clicks a bonds virtual screen. Bond Finance Banking Technology concept. Trade Market NetworkFuntap

LONDRES – Con el regreso de Donald Trump a la Casa Blanca, las señales del mercado de bonos comienzan a trascender el mundo especializado de los gurús de las finanzas para convertirse en noticia de portada y preocupación central de las autoridades. Me recuerda la famosa ocurrencia del estratega demócrata James Carville durante la presidencia de Bill Clinton, cuando dijo que, si pudiera reencarnarse, le gustaría “volver como mercado de bonos: puedes meterle miedo a cualquiera”.  

Le guste o no, ahora Trump tendrá que preguntarse cómo responderán los mercados de bonos si pone en práctica algunas de sus ideas políticas declaradas o se comporta en el cargo de manera tan errática como lo hizo en la campaña electoral. Él y sus asesores tienen dos grandes razones para preocuparse.

En primer lugar, aunque la reacción inmediata del mercado al resultado de la elección presidencial pareció una señal de optimismo por las perspectivas de crecimiento de la economía estadounidense, la euforia fue efímera. Aunque los rendimientos de los bonos ya estaban en ascenso, los observadores en general lo asociaron con una mejora del sentimiento respecto del crecimiento y la subida acelerada de las cotizaciones de las acciones estadounidenses. Pero, desde mediados de diciembre, el aumento de rendimiento de los bonos estadounidenses (una tendencia que se ha acelerado desde la publicación, el 10 de enero, del último informe sobre la situación del empleo no agrícola en Estados Unidos) ha empezado a repercutir en las acciones, que iniciaron el nuevo año a la baja.

Como ya he señalado en otras ocasiones, una buena regla general es que cuando el índice S&P baja en los cinco primeros días de operaciones del año, hay un 50% de probabilidades de que el mercado termine el año con pérdidas. Pues bien, tras terminar los cinco primeros días apenas en territorio positivo, las acciones estadounidenses se están comportando de forma bastante errática y siguen muy susceptibles al aumento de rendimiento de los bonos. Si enero termina siendo un mes bajista, no será un buen augurio para el primer año de Trump, al menos en lo referido al mercado bursátil (que es uno de sus indicadores de éxito preferidos).

En segundo lugar, el empleo estadounidense sigue mostrando cifras sólidas, lo que se suma a otras pruebas de la persistencia de un ciclo económico vigoroso que puede generarle problemas a la nueva administración. Tras su reunión de diciembre, la Junta de la Reserva Federal de los Estados Unidos dejó claro que ahora prevé bajar las tasas solo dos veces en 2025 (mientras que antes había emitido señales de que podían ser cuatro). Además, al temor de los bonistas a una inflación persistente y a políticas monetarias más restrictivas de lo esperado se suma la encuesta de expectativas de inflación a cinco años de la Universidad de Michigan, que este mes subió de forma sorprendente al 3.3% (desde 2.8% en diciembre).

La encuesta de Michigan es un indicador muy importante. Le he prestado mucha atención durante gran parte de mi carrera, en particular porque sé que mucha gente importante en la Reserva Federal hace lo mismo. De un salto tan grande en las expectativas se deriva que también los estadounidenses comunes y corrientes pueden tener serias dudas sobre algunos aspectos del programa económico del nuevo gobierno. La noticia no habrá pasado inadvertida para el candidato a secretario del Tesoro, Scott Bessent, y el resto de los asesores económicos de Trump. Por supuesto, la noticia de que la inflación básica de precios al consumo (que excluye los alimentos y la energía) se moderó un poco en diciembre ha traído algo de alivio a los mercados de bonos, pero nadie sabe cuánto durará.

En cualquier caso, los mercados financieros y los indicadores económicos oficiales de las últimas semanas dan mucho que pensar a los funcionarios de todo el mundo. ¿Fueron las alarmas recientes del mercado de bonos advertencia suficiente para Trump y su equipo, o seguirán aplicando estímulos a gran escala en forma de rebajas impositivas, aranceles indiscriminados a las importaciones y restricciones a la inmigración? Como escribí en noviembre, para la mayoría de los economistas esto sería una agenda inflacionaria. Y ahora, parece que el estadounidense de la calle y los mercados de bonos coinciden.

Por la importancia de los mercados financieros estadounidenses para la economía mundial, las preocupaciones trascienden las fronteras de Estados Unidos. Un aumento de rendimiento de los bonos, el debilitamiento de las acciones y la desvalorización de las divisas ya son características que definen a muchas otras economías en 2025. En el Reino Unido (y es probable que no sea el único caso), muchos comentaristas ven los movimientos recientes de los mercados de acciones y bonos como un importante motivo para criticar al gobierno actual.

Por supuesto, la importancia de los mercados de bonos como factor limitante de la política económica no es algo nuevo. Mientras que algunos gobiernos deben prestar mucha atención a la evolución de los mercados, otros a veces pueden desestimarla como un mero inconveniente. En el segundo caso, si las autoridades creen que el marco que aplican a la formulación de políticas es adecuado, sería un error torcer el rumbo a la primera señal de presión externa.

Pero la situación puede cambiar si la presión sigue aumentando. Aunque es razonable afirmar que Estados Unidos necesita en general un endurecimiento de las condiciones financieras, no puede decirse lo mismo de muchas otras economías (de Gran Bretaña y el resto de Europa a China y muchas más).

Los mercados de bonos están observando. Que Trump y Bessent se consideren advertidos.

El autor

Jim O’Neill, ex presidente de Goldman Sachs Asset Management y ex ministro del Tesoro del Reino Unido, es miembro de la Comisión Paneuropea sobre la Salud y el Desarrollo Sostenible.

Copyright: Project Syndicate, 2025 www.project-syndicate.org

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