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Opinión

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México y el comercio internacional como herramienta clave para su desarrollo

El potencial de México para convertir el comercio internacional en un motor clave de su desarrollo económico y defensor de su soberanía debe materializarse, a través de una estrategia nacional que impulse de manera integral y efectiva dicho propósito. Debe entenderse y aceptarse que se cuenta con múltiples ventajas competitivas, como es su riqueza en recursos naturales, su ubicación geográfica que sin duda es la más estratégica del mundo, un bono demográfico favorable, mano de obra calificada y competitiva, y una infraestructura de transporte —carretero, aéreo, ferroviario y marítimo— que, continúa ampliándose y modernizándose, ofreciendo una conectividad adecuada con los mercados internacionales. Es el momento en que México debe capitalizar plenamente estas fortalezas, destacando por ser uno de los países con el mayor número de acuerdos comerciales internacionales. De esta red de 14 acuerdos comerciales, destacan tres por su relevancia estratégica: el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), que da continuidad al histórico Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) que ha logrado consolidar una integración económica regional modelo, creando cadenas de valor de impacto global, siendo la región comercial más dinámica del mundo; el Tratado con la Unión Europea (TLCUEM) que otorga a México acceso preferencial a los mercados de los 27 países miembros de la UE y el Tratado Integral y Progresista de Asociación Transpacífico (TIPAT), que lo conecta con diez economías dinámicas del Asia-Pacífico.

Con estas ventajas competitivas, México deberá consolidar el comercio internacional como una piedra angular de su desarrollo. Diversos estudios han señalado que, en las últimas cuatro décadas, su crecimiento económico ha quedado por debajo de su potencial, ya que la tasa promedio anual de crecimiento, ha sido apenas superior al 2%, lo que ha impedido su avance hacia la convergencia con las economías de altos ingresos. Frente a este panorama, surgen cuestionamientos: ¿Por qué países como Vietnam, India, Corea del Sur y China, entre otros competidores, han experimentado un crecimiento económico más alto que México? ¿Qué ha impedido que México aproveche sus fortalezas y pase de ser una promesa a un actor principal del comercio internacional? ¿Qué políticas y acciones son necesarias para maximizar los beneficios del comercio global, incluida la relocalización de empresas, y convertirlo en una estrategia clave para impulsar el crecimiento económico y el bienestar de la población?

Limitarse a observar únicamente los resultados macroeconómicos positivos que el comercio internacional ha aportado a México, como ser el principal socio comercial de los Estados Unidos durante los últimos dos años, sería un grave error. Esta visión parcial oculta el impacto real que este fenómeno está generando a nivel local y en las micro, pequeñas y medianas empresas (MiPymes), que representan alrededor del 99% de los negocios de este país. Es crucial reconocer que los beneficios del comercio internacional en México están concentrados en un reducido porcentaje de empresas. Para ilustrar esta realidad de falta de inclusión en las mipymes, la Encuesta Empresarial 2023 del Banco Mundial revela que solo el 1.2% de las empresas mexicanas exportan directamente al menos el 10% de sus ventas, una cifra considerablemente baja si se compara con el 6.4% registrado en América Latina y el 10.5% de los países de ingresos medio-altos, grupo al que pertenece México. Este contraste resalta la magnitud del reto que enfrenta el país, donde la gran mayoría de las empresas permanecen excluidas, limitándose a ser simples observadoras del comercio global. ¿Cómo lograr que el comercio exterior sea una verdadera estrategia de desarrollo económico? No existe una respuesta única, pero hay cuatro elementos clave que pueden servir como base para lograrlo.

1. La Implementación de Políticas Integrales y Transversales:

Es imperativo que las autoridades mexicanas diseñen y apliquen políticas públicas integrales que aborden los problemas estructurales que limitan el potencial económico del país. Para que el comercio exterior se convierta en una verdadera estrategia de desarrollo, estas políticas deben asegurar la inclusión de comunidades marginadas y la participación equitativa de los sectores más desfavorecidos, como las MiPymes, los jóvenes emprendedores, las mujeres empresarias y los pueblos indígenas. Estos grupos, históricamente excluidos, deben tener acceso igualitario a las oportunidades que ofrecen los mercados globales. Además, es crucial que las políticas públicas en México resuelvan los graves problemas que afectan el desarrollo social y económico, tales como la inseguridad, la corrupción y las trabas burocráticas que obstaculizan el crecimiento de los negocios. Es necesario garantizar un sistema legal eficiente, que brinde imparcialidad y certeza jurídica, para crear las condiciones que permitan tanto el fortalecimiento de las empresas nacionales como la atracción de inversiones extranjeras.

2. El Fortalecimiento del Ecosistema Emprendedor:

La fortaleza del ecosistema emprendedor mexicano es clave para impulsar el crecimiento económico a través del comercio internacional. Es necesario tener un enfoque coordinado entre los niveles de gobierno, el sector privado y las universidades para promover habilidades empresariales y generar capacidades de exportación. Facilitar la creación, operación y consolidación de empresas es fundamental para lograr este objetivo. Para ello, es imprescindible modernizar las instituciones encargadas de apoyar el comercio exterior, como oficinas de promoción económica y atracción de inversiones, embajadas y consulados. Estas deben dotar a las empresas exportadoras de herramientas esenciales como inteligencia de mercados, capacitación, asesoría y financiamiento adecuado para facilitar su internacionalización. Además, las políticas públicas deben contar con métricas claras que no solo midan la balanza comercial, sino que también evalúen el crecimiento de las empresas exportadoras, la inclusión de comunidades marginadas, la diversificación geográfica de las exportaciones de bienes y servicios, así como el aprovechamiento de los acuerdos comerciales internacionales.

3. Modernización y Ampliación de la Infraestructura Física y Digital:

Para que México participe de manera competitiva en el comercio global, es fundamental seguir mejorando e invirtiendo en su infraestructura. Esto incluye la modernización de las vías de transporte, aduanas, puertos, aeropuertos y centros logísticos, lo que facilitará el flujo comercial. En particular, es crucial expandir la infraestructura marítima, lo que implica la construcción de más astilleros y la modernización de la flota mercante, con el objetivo de permitir que las empresas mexicanas puedan comercializar sus productos hacia nuevas rutas sin depender completamente de embarcaciones extranjeras. Además, es imperativo expandir e instalar redes de alta velocidad en todo el país, lo que no solo incrementaría la competitividad de las empresas, sino que también impulsaría la inclusión social en una economía cada vez más digitalizada y globalizada. A su vez, es esencial integrar tecnologías emergentes, como la inteligencia artificial, para mejorar la interoperabilidad y la seguridad en las transacciones y operaciones comerciales. Es una exigencia avanzar hacia la digitalización global; para ello, es fundamental adecuar lo antes posible el marco legal que garantice la trazabilidad y la transparencia, en beneficio de las empresas y los ciudadanos.

Por otro lado, México debe promover la creación formal de clústeres industriales regionales, con un enfoque especial en fortalecer su sector exportador y mejorar la competitividad e inclusión de las empresas, mediante la articulación de todas las entidades federativas en una estrategia nacional de desarrollo económico. Esta estrategia podría vincularse a la construcción de los 100 parques industriales previstos en el programa del actual gobierno, lo que favorecería el encadenamiento productivo de empresas, el intercambio de conocimientos y la innovación. Las inversiones necesarias para mejorar la infraestructura pueden llevarse a cabo mediante asociaciones público-privadas (APP), lo que permitiría movilizar recursos de manera ágil y aprovechar la experiencia del sector privado, mientras el gobierno mantiene participación y opinión en el desarrollo y evaluación del proyecto, reduciendo su carga fiscal y facilitando la modernización de infraestructuras clave.

4. Fortalecer la Voz de México en Foros Multilaterales:

México debe asegurar una participación activa en los foros multilaterales donde se discuten temas clave, no solo para el presente y futuro del comercio, sino también para la agenda de desarrollo social, tanto a nivel regional como global. En un contexto de creciente polarización mundial, la presencia de México en estos espacios es esencial para defender sus intereses, compartir su visión y contribuir a la cooperación internacional. México no puede permitirse estar ausente en los grandes debates donde se definen los nuevos acuerdos del orden mundial, especialmente cuando la geopolítica y los ajustes del comercio internacional juegan un papel tan relevante. La amenaza de políticas proteccionistas, como los aranceles propuestos por el presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, a las exportaciones mexicanas, subraya aún más la necesidad de fortalecer la posición de México en el escenario multilateral.México debe defender y consolidar su presencia en foros clave como la Organización Mundial del Comercio (OMC), el G20, el Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC), la Organización de Estados Americanos (OEA), entre otros en los que tiene voz y voto.

Es fundamental que México participe en estas plataformas promoviendo su agenda de desarrollo, alineada con sus valores y principios fundamentales: democracia, paz, derechos humanos, desarrollo sostenible, cuidado del medio ambiente, igualdad de género, justicia social, así como el respeto al derecho de la autodeterminación y la no intervención en los asuntos internos de otras naciones. Si México logra posicionarse como un interlocutor confiable en la discusión de los asuntos más relevantes de la agenda global, su crecimiento y desarrollo se verá impulsado no solo por la cantidad de acuerdos comerciales en los que participa, sino también por su liderazgo y convicción para buscar soluciones a los retos compartidos, trabajando de manera conjunta con otras naciones dispuestas a priorizar la cooperación sobre la confrontación, el diálogo multilateral frente a la acción unilateral, el entendimiento por encima de la amenaza, el respeto a la soberanía de todos los países sobre el atropello, y la construcción de consensos en lugar de la ruptura de acuerdos. Es el momento de que México haga del comercio internacional una política inclusiva y de rostro humano, que beneficie a todas las empresas, incorpore a las comunidades más rezagadas y se haga sentir hasta el más lejano rincón del país.

* El autor es presidente e Investigador principal en CMX Partnerships

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