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Opinión

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Los estados pequeños significan grandes retornos

Los estados pequeños, con eficiencia y redes sólidas, implementan cambios rápidos, facilitando su adaptación económica y atrayendo inversionistas en un mundo dinámico.

BONAIRE, PAÍSES BAJOS DEL CARIBE – En una economía mundial en rápida evolución, hay un hecho que merece especial atención: la aparición de pequeños estados como actores económicos importantes. Y ahora, este desafío a los paradigmas tradicionales de crecimiento está a punto de reformular el panorama de la inversión global.

Según un estudio de la Fundación BIG Ideas, 17 de las 20 principales economías del mundo por PIB per cápita son pequeños estados, con una población de 10 a 12 millones de habitantes o menos. Estos estados, que abarcan todas las regiones geográficas, tienen historias, estructuras sociales y modelos de gobernanza diversos. Pero comparten tres puntos fuertes fundamentales: agilidad institucional, escala demográfica manejable y liderazgo de calidad.

En tiempos de rápida transformación sistémica, la adaptabilidad es más importante que el tamaño. De hecho, ser demasiado grande muchas veces puede ser un obstáculo más que una ventaja en esos períodos. Esto también es válido en el mundo natural: los períodos de cambios ambientales drásticos suelen favorecer a las especies más pequeñas y adaptables. Los marsupiales, las aves no voladoras y los insectos resistentes (como las cucarachas) han sobrevivido a grandes extinciones que acabaron con especies más grandes, como los dinosaurios.

El éxito de los pequeños estados en la economía global de hoy refleja el mismo principio. Unas redes eficientes de partes interesadas y unos sistemas administrativos racionalizados, junto con un liderazgo eficaz, les permiten a los pequeños estados implementar cambios estratégicos con rapidez, capitalizar ágilmente las oportunidades y hacer frente a los retos.

Estas ventajas estructurales adquieren cada vez más relevancia a medida que se acelera el cambio global, porque les permiten a los pequeños estados adaptar rápidamente sus economías en respuesta a las nuevas realidades externas. Por ejemplo, pueden decidir desarrollar sus perfiles como centros financieros mundiales, adoptar la gobernanza digital, invertir en inteligencia artificial o fomentar centros de entretenimiento. Sea cual fuere la visión que elijan, su escala manejable significa que pueden aplicarla de forma holística.

Los pequeños estados se destacan en el cultivo de nichos económicos. En lugar de competir en todos los sectores, los estados pequeños exitosos identifican ámbitos específicos en los que pueden crear ventajas competitivas duraderas. Esta estrategia de especialización ha resultado especialmente eficaz en sectores intensivos en conocimiento, como el de los microchips, donde la concentración de conocimientos genera beneficios ecosistémicos que se refuerzan a sí mismos.

La agilidad de los pequeños estados también se traduce en excelencia reguladora. A diferencia de sus homólogos de mayor tamaño, los pequeños estados pueden ajustar e incluso revisar sus marcos reguladores en cuestión de meses. Esto les permite responder a las nuevas tecnologías y modelos de negocio de manera oportuna, creando condiciones atractivas para las industrias emergentes, como la tecnología financiera, los activos digitales y la IA.

Dadas estas ventajas, los pequeños estados ofrecen oportunidades de inversión atractivas. Pero los países individuales pueden carecer de escala suficiente como para tener un impacto significativo en las carteras de los inversores. Sin embargo, al integrar estas economías ágiles en un marco de inversión unificado, se pueden desbloquear oportunidades para obtener rendimientos considerables, aprovechar sistemas de innovación escalables y crear coberturas sólidas contra la incertidumbre del mercado.

Una vez más, el mundo natural nos ofrece una guía. En lugar de operar de forma independiente, los organismos más pequeños tienden a formar colectivos dinámicos para superar las limitaciones relacionadas con el tamaño. Por ejemplo, los bancos de peces más pequeños forman cardúmenes, moviéndose juntos para eludir a los depredadores. Del mismo modo, las murmuraciones de los estorninos permiten a los individuos mantenerse calientes, intercambiar información y evitar convertirse en blanco fácil de los depredadores.

Por supuesto, los pequeños estados no son tan homogéneos como los estorninos. Al contrario, tienen una amplia gama de intereses, capacidades y niveles de desarrollo. Esta variedad ofrece ventajas importantes, entre ellas la diversificación de la cartera. Pero también complica la creación de una clase de activos de pequeños estados. Las experiencias pasadas en la creación de clases de activos con componentes diversos pueden ofrecer lecciones útiles. Por ejemplo, la creación de la clase de activos de los mercados emergentes demostró que es posible incluir países heterogéneos en un único agregado, y que los índices, fondos e instituciones que componen el ecosistema de inversión pueden ser específicos de cada sector y región.

Las estructuras financieras innovadoras, como el financiamiento mixto y las cláusulas de primera pérdida, pueden apoyar la introducción de una clase de activos de pequeños estados. Un “Mecanismo de Inversión y Garantía de Crédito para Pequeños Estados” específico podría reforzar el atractivo de esta clase, entre otras cosas gestionando la exposición al riesgo de los estados más vulnerables cuando se agrupan con otros de menor riesgo.

El reconocimiento formal de esta clase de activos de pequeños estados catalizará el interés de los inversores. Las oficinas de gestión de patrimonios familiares de los pequeños estados —entidades creadas por familias acaudaladas para prestar a sus miembros servicios de gestión patrimonial y de otro tipo, como la planificación del patrimonio— pueden desempeñar un papel especialmente relevante a la hora de impulsar el desarrollo de esta clase de activos. Con sus diversos intereses y perspectivas a largo plazo, unas pocas familias líderes pueden muchas veces transformar un ecosistema de inversión. Cuando estas familias encuentran un objetivo común en todas las regiones, el impacto sistémico es profundo.

La aparición de una clase de activos de pequeños estados no solo es posible, sino que es cada vez más probable, ya que la dinámica cambiante de la economía mundial altera nuestra comprensión de las ventajas competitivas. A medida que los sistemas existentes se ven alterados debido, entre otras cosas, a la aceleración de la innovación tecnológica, las ventajas naturales de los pequeños estados ágiles se han vuelto imposibles de ignorar. Para los inversionistas, esto supone una oportunidad de oro para captar un valor significativo al tiempo que se refuerza la resiliencia económica y la innovación ágil a nivel global. Quienes lideren el camino cosecharán las mayores recompensas.

El autor

Adnan Hassan, presidente de la Junta Directiva de la Fundación BIG Ideas, fue miembro del Consejo de Administración del Grupo del Banco Mundial y es autor de A Practical Guide to Sovereign Funds (Euromoney, 2008).

Copyright: Project Syndicate, 2025 www.project-syndicate.org

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