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¿Cuántos años se necesitan para acabar con los monopolios?

Rodrigo Alcázar Silva, Comisionado de Cofece
A finales de 1992 se publicó la Ley Federal de Competencia Económica en la cual se estableció por primera vez en México, que habría una autoridad de competencia encargada de aplicar dicha ley. De tal modo en 1993 surgió la Comisión Federal de Competencia, a la cual se le conoció como Cofeco.
Está autoridad surgió como un órgano desconcentrado de la Secofi (la actual Secretaría de Economía) y contaba con autonomía técnica y operativa. Los comisionados que la dirigían eran seleccionados por el presidente de la República e inicialmente sus nombramientos no podían ser objetados por el Senado.
En 2013 se publicó una reforma constitucional que otorgó personalidad jurídica y patrimonio propio a la nueva autoridad de competencia a la cual se conoció como Cofece. En el proceso de nombramiento de los comisionados se incluyó un examen técnico y se limitó a que el presidente de la República escogiera de una lista limitada a los cinco perfiles mejore evaluados. Esto brindó una mayor independencia a la nueva autoridad.
En 2014 se publicó una nueva ley que daba nuevas herramientas a esta autoridad, tal como la posibilidad de investigar barreras a la competencia, herramienta cuasi regulatoria que permite a la autoridad imponer medidas para corregir problemáticas en los mercados.
De tal modo, la autoridad mexicana actual cumplió apenas diez años hace poco y la anterior duró solo veinte. Mientras tanto, en Estados Unidos las dos autoridades de competencia tienen una desde 1903 y otra desde 1914. En Alemania su autoridad data de 1958 y en Japón desde 1947.
Tras treinta años de política de competencia, en Mexico siguen existiendo prácticas monopólicas. También en Estados Unidos, Alemania y Japón. En realidad, siguen existiendo en absolutamente todos los países. A pesar de que tengan autoridades nuevas o antiguas y si no tienen autoridad de competencia.
¿Se pueden acabar las prácticas monopólicas? La teoría económica nos dice que los incentivos a realizarlas siempre están ahí. Uno de los modelos de competencia más simples de la microeconomía al que se conoce como “Modelo de Cournot”, concluye que siempre que en un mercado haya un número finito de competidores, existirán incentivos a coludirse entre ellos, pues haciéndolo obtendrían las ganancias de actuar como monopolio, las cuales son mayores que las ganancias individuales sumadas.
¿Entonces de qué sirve tener autoridades de competencia? Si bien las prácticas monopólicas nunca se van a acabar del todo, eso no quiere decir que no es necesaria la autoridad de competencia. De igual modo que el ministerio público es necesario, aunque muy posiblemente su mera existencia no acabará del todo y para siempre con los homicidios. Si se tiene una autoridad de competencia fuerte se tienen menos prácticas monopólicas de las que habría si no existiera.
Una autoridad que tiene estabilidad tendrá más chances de hacer mejor su trabajo. Los cambios drásticos y continuos en la forma de aplicar la ley o en las estructuras orgánicas de la autoridad pueden dificultar la estabilidad en criterios jurídicos, lo que a su vez afecta la certeza que requieren los inversionistas. A nadie le gusta arriesgar su dinero si no puede prever con cierta probabilidad lo qué pasará con sus inversiones.
Esperemos que la próxima autoridad de competencia esté integrada por perfiles técnicos, que sea independiente en sus decisiones y que no sufra cambios estructurales constantes para que pueda hacer bien su trabajo. Esperemos también que no se le evalúe bajo la premisa de que debe acabar con todas las prácticas monopólicas.