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Opinión

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Primera guerra geopolítica, ¡uy, qué miedo!

Fausto Pretelin Muñoz de Cote

La miniaturización de la política exterior proyecta una sociedad con una visión paleolítica.

Lo observado en Palacio Nacional se asemeja a la cueva de Platón en donde se generan sombras cuya interpretación impide ver a un país ensimismado y desorientado.

Un día se dice desde el Castillo de Chapultepec que lo mejor es replicar la arquitectura de la Unión Europea en América Latina para desaparecer a la Organización de Estados Americanos; otro día se amaga con decapitar a la Estatua de la Libertad. Un día se pone “pausa diplomática” a España; otro día se intenta enviar a un acosador a Panamá. En esencia, se pierden oportunidades.

El pleito con España y el envío de una carta escrita con los pies al Parlamento Europeo, se traduce simultáneamente en la fallida renovación del Acuerdo Global con la Unión Europea. El Parlamento español, ni con la representación actual, y mucho menos con su posible renovación el próximo año, lo votaría a favor.

La dinámica de la geopolítica no admite pausas. La guerra en Ucrania es la primera guerra geopolítica. La trampa del mapamundi nos hace creer que la distancia multiplicada por el número de fronteras nos hace ver a Ucrania y a Rusia como dos planetas ubicados a años luz de México. Falso.

Joe Biden acaba de realizar una gira de equilibrista: pierde capital humanista al visitar al príncipe asesino, Mohamed bin Salmán, pero intenta complementar los Acuerdos de Abraham, instrumentalizados por el yerno del presidente Donald Trump, Jared Kushner.

De un lado se consolida el eje chiita, del otro lado se construye una alianza en torno a Israel. De acuerdo a la visión de Antoine Basbous, especialista del mundo árabe, la guerra secreta entre Irán e Israel puede desembocar en un grave conflicto a corto plazo.

Irán moviliza el archipiélago chiita a través de tres banderas: la lucha contra el imperio estadounidense, el antisionismo y el apoyo a la causa palestina.

Donald Trump firmó los acuerdos Abraham en 2020 con dos países árabes: Emiratos Árabes Unidos y Bahréin. Posteriormente se sumaron Sudán y Marruecos. Los efectos llegaron a España, produciendo roces diplomáticos con Argelia, y curando heridas con Marruecos.

Ahora, Arabia Saudita da pasos en dirección de Israel bajo la moderación de Joe Biden.

La onda expansiva que provoca la guerra en Ucrania es resentida por los parlamentos europeos. Italia, uno de ellos.

El grado de integración comercial concatena variables políticas con armamento pesado y escudos antimisiles; el efecto mariposa en tiempo real.

Y así, tal pareciera que para Palacio Nacional no hay guerra. Son tiempos de provocación.

En Palacio Nacional sólo se proyectan sombras. ¡Uy, qué miedo!

@faustopretelin

Fausto Pretelin Muñoz de Cote

Fue profesor investigador en el departamento de Estudios Internacionales del ITAM, publicó el libro Referéndum Twitter y fue editor y colaborador en diversos periódicos como 24 Horas, El Universal, Milenio. Ha publicado en revistas como Foreign Affairs, Le Monde Diplomatique, Life&Style, Chilango y Revuelta. Actualmente es editor y columnista en El Economista.

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