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Opinión

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No al gasolinazo, apuesta cara

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Marco A. Mares

Frente a la súbita elevación del precio internacional del petróleo, derivada de la invasión de Ucrania por parte de Rusia, el gobierno de México decidió seguir apostando a la política de no cobrar el Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS), a las gasolinas y el diésel, con el propósito –dice– de no afectar a los consumidores.

En medio de la incertidumbre por la guerra y ante los constantes aumentos en el precio internacional del crudo, la semana pasada el presidente Andrés Manuel López Obrador lo reiteró: no habrá gasolinazos y la secretaria de Energía, Rocío Nahle, lo ratificó.

El viernes pasado, el secretario de Hacienda, Rogelio Ramírez de la O. – quien se ha caracterizado por su bajísimo perfil mediático– anunció que el gobierno mexicano cuenta con un colchón anti gasolinazos.

No es que sea nuevo o que el gobierno no lo viniera haciendo ya. De hecho fue una oferta de campaña y es un compromiso de gobierno que lo ha resumido con la contundente frase: no habrá gasolinazos.

Lo nuevo, es que en la coyuntura, en la que el precio del crudo se ha elevado por encima de los 100 dólares por barril y frente a la incertidumbre, el gobierno continúa apostando a que tendrá la capacidad para continuar con su política de dejar de cobrar el IEPS a las gasolinas y el diésel.

Su apuesta no es muy sofisticada. Considera que con los ingresos excedentes que ingresen a México por el diferencial del precio internacional del crudo (que el viernes pasado cerró en 110 dólares por barril) y la proyección de la mezcla mexicana de exportación de 55 dólares por barril (para este año 2022), contará con los recursos suficientes no sólo para continuar sin cobrar el IEPS a las gasolinas, sino hasta para ofrecer “un extra”.

La correlación entre el precio del petróleo y el de la gasolina, es casi espejo, dijo Ramírez de la O. Es del 99%.

En su primera conferencia de prensa, a ocho meses de haber tomado el cargo, el titular de las finanzas públicas no dio mayores detalles sobre el “colchón anti gasolinazos”. Sólo aceptó cinco preguntas de los reporteros. Y en ese momento parecía desconocer que no se había publicado el decreto en el que semanalmente se informa sobre lo que hasta las propias autoridades denominan como el “subsidio a las gasolinas”.

Lo que queda claro es que el gobierno decidió continuar sin cobrar el 100% del IEPS a la gasolina regular y el diésel y el 97.14 de la gasolina premium.

Además de que para evitar que aumente el precio final a los consumidores, el gobierno pagará a los contribuyentes que vendan combustibles, la diferencia entre el precio internacional y lo que marca la Ley del IEPS.

El precio de la gasolina para el consumidor final, es de enorme sensibilidad para efectos político electorales.

El gasolinazo, como se denominó –en su momento– a la decisión de Enrique Peña Nieto de liberar el precio de ese combustible, se ha considerado como uno de los golpes más fuertes, que en términos políticos, registró ese gobierno.

Ha sido con la asunción por parte del gobierno lopezobradorista del costo que implica dejar de cobrar el IEPS a las gasolinas, con lo que ha logrado mantener artificialmente bajo el precio de las gasolinas.

Aunque el subsidio en realidad es para Petróleos Mexicanos, porque esa empresa no ha tenido que abatir sus ineficiencias, ni ha tenido que recortar a su personal, entre muchas otras acciones que debería estar realizando.

El precio de la gasolina, aunque no necesariamente impacta de manera directa a todos los mexicanos, se ha convertido en un fetiche político-electoral. Dejar de cobrar el IEPS en realidad beneficia a quienes más tienen.

Cuando el gobierno deja de cobrar el IEPS a las gasolinas y el diésel, en realidad está subsidiando a los más ricos y deja de contar con los recursos necesarios para la atención de las necesidades sociales del país, además de que fomenta la contaminación y retrasa la transición energética.

El precio del petróleo lo determina el mercado internacional y mantener en el mercado local un precio artificial, sin duda es una apuesta muy cara y, muy riesgosa, para las finanzas públicas.

marcomaresg@gmail.com

Marco A. Mares

Periodista desde 1975, ha trabajado ininterrumpidamente en periódicos, revistas, radio, televisión e internet. En los últimos 31 años se ha especializado en negocios, finanzas y economía. Es uno de los tres conductores del programa Fórmula Financiera, que se transmite por Grupo Fórmula.

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