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México y Corea del Sur: ¿Dos países o dos planetas?

El presente ensayo muestra un análisis comparativo entre Corea del Sur y México, respecto a la inversión en materia de economía del conocimiento, principalmente en innovación y su impacto en los modelos de crecimiento y desarrollo en ambos países, utilizando principalmente el estudio cuantitativo de las principales variables sobre innovación que se generan en las economías de México y Corea.
Uno de los principales problemas en nuestro país es el bajo nivel de inversión en innovación y tecnología, lo cual genera que las empresas, industrias, institutos de investigación, entre otros agentes institucionales en México, sean incapaces de generar nuevos procesos, patentes y competitividad, mientras que Corea del Sur, país que vivió una guerra civil en la década de los sesenta, que dividió al país en dos, ha logrado en las últimas cinco décadas un crecimiento exponencial debido a su clara vocación innovadora, tanto pública como privada, logrando posicionarse como una de las mejores economías del mundo.
Para iniciar el análisis parto del respeto a las leyes y el Estado de Derecho que impera en ambas naciones. Es tarea fundamental del gobierno proteger los derechos de la población, entre ellos, libertad y propiedad, además de ofrecer los mecanismos adecuados para castigar los delitos. Lamentablemente, México es uno de los 10 países con mayor grado de impunidad en el mundo, lo cual dificulta la creación de negocios a falta de un marco jurídico estable que favorezca la generación de riqueza y privilegie la propiedad. Mientras que Corea del Sur muestra índices de impunidad baja a nivel mundial, dentro de los 20 países con menor impunidad a nivel mundial de conformidad con el Índice Global de Impunidad (IGI – 2020).
El sistema coreano de innovación se instituyó hace más de cuarenta años y ha mostrado un crecimiento sostenido en ese mismo periodo, generando avances significativos en los siguientes campos: 1) Industrias estratégicas 2) economías de escala 3) capacidades locales 4) vinculación 5) educación y 6) gobernanza cooperativa. En el caso de México, cada seis años se modifican los criterios y políticas gubernamentales en materia de innovación, lo cual presenta serias barreras a la sostenibilidad de modelos exitosos públicos y privados en el desarrollo de políticas públicas estables y continuas en beneficio del crecimiento económico, en detrimento de los seis puntos citados anteriormente.
En 2020, cerca del 73% de la inversión en investigación se genera en el sector privado, mientras que el 27% proviene de recursos públicos en Corea del Sur. El mes de abril pasado tuve la oportunidad de viajar a España, nación en la cual la inversión privada y pública en materia de innovación tecnológica se reparte a la mitad, 50% respectivamente, presentando un modelo equilibrado entre inversión pública y privada en materia de innovación.
Cultura de innovación
En el análisis comparativo entre ambas naciones, un factor preponderante es la “cultura de innovación”. Mientras que en Corea se trazan políticas públicas ambiciosas con base en programas que pretenden fomentar el emprendedurismo y la creación de empresas, partiendo de las famosas “Startups”, en México cada gobierno establece distintas prioridades y hoy tenemos el caso de reducción significativa en ciencia e investigación, en detrimento de instituciones como el CONACYT, por ejemplo. En Corea del Sur, existe un amplio programa de subsidios a nuevas empresas, coordinados por la Oficina de Pequeñas y Medianas Empresas del gobierno coreano, además de préstamos estatales a tasas preferenciales. Para México, parece que no existe esa cultura de innovación en los programas y políticas públicas, pues tenemos las cifras más bajas en inversión en innovación como porcentaje del PIB, desde 2019 a 2023, tenemos un porcentaje del orden del 0.4% del PIB en ese rubro, situación que nos coloca muy por debajo del promedio de países que integran la OCDE con un promedio aproximado de 3%, con países como Alemania y Estados Unidos con porcentajes cercanos al 4%.
Es interesante destacar el papel del gobierno coreano en materia de aceleradoras de empresas e incubadoras que ofrecen entre otros servicios, telefonía, Internet, asesoría y acceso a mercados, mientras que, en México, el actual gobierno desapareció en 2019 el Instituto Nacional del Emprendedor (INADEM) dejando de atender a miles de Micro, pequeñas y medianas empresas mexicanas. En mi trayectoria profesional como asesor del Secretario de Economía Federal desde 2010 hasta 2019, fui testigo del impacto favorable de los apoyos del Fondo PyMe que aportaba recursos para la generación de proyectos productivos en distintas categorías y sectores, sin embargo, la desaparición de programas específicos de apoyo a empresas a partir del 2019 durante el presente gobierno y la reducción desmedida en materia de Innovación eliminó una política pública de promoción de negocios importante con reconocimiento internacional incluso, basta ver el caso de la implementación de “tandas del bienestar”, traducida en préstamos de 6,000 pesos, con pagos mensuales de 500 pesos, en sustitución de los créditos del Fondo PYME, que tenía una aportación del gobierno federal, estatal y municipal para desarrollar proyectos productivos a lo largo del país desde 50 mil hasta 20 o 30 millones de pesos. También cabe destacar la reducción de presupuesto para investigación en el CONACYT y en Institutos como el CIDE, que se politizan en detrimento de su capacidad de generar investigación en los sectores productivos del país, no se diga en la UNAM y en el Instituto Politécnico Nacional, situación que va en contra de las políticas de los países integrantes de la OCDE, de la cual nuestro país es miembro.
México es el país que más horas trabaja por semana, más de 40, ganando 380 dólares por semana aproximadamente. Corea del Sur por su lado, trabaja casi 38 horas por semana, ganando más de 800 dólares semanales por persona (en Corea se pagan efectivamente las horas extra laborales). Gran parte del éxito coreano se explica en su vocación exportadora, su cultura de innovación y gran inversión pública y privada en materia de innovación que logra salarios más competitivos e industrias locales y globales (destaca el caso de Samsung, por ejemplo).
“La creatividad es inteligencia divirtiéndose”, Albert Einstein
De acuerdo a las cifras que presenta la Organización Mundial de la Propiedad Industrial (OMPI), China generó 69,540 patentes entre 2021 y 2022, mientras que Corea del Sur logró un total de 20,678 en el mismo periodo posicionándose como cuarto lugar a nivel mundial, después de China, Estados Unidos y Japón. En ese sentido, nuestro país apenas logra una cifra cercana a las 460 patentes para 2022, de conformidad con cifras del Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial (IMPI), organismo perteneciente al sector coordinado de la Secretaria de Economía Federal. Un país como el nuestro que no genera ni 500 patentes al año, complica la generación de empleo, de ingresos y de acceso a nuevos mercados, al no contar con una política pública efectiva que genere una mayor competitividad.
En este orden de ideas, innovación y tecnología conforman un factor clave para que las empresas puedan ser mas competitivas y mejorar su posición en los mercados. Invertir en innovación y tecnología se ha convertido en una inversión necesaria para lograr que las empresas crezcan y ofrezcan bienes y servicios que les permitan lograr una mejora continua, por lo tanto, es primordial contar con políticas públicas que logren la consolidación de su sector empresarial e industrial de la mano de una visión de Estado y de largo plazo. Lamentablemente, nuestro país tiene un gobierno que desprecia la ciencia y la investigación con una visión muy corta del potencial de las empresas mexicanas y restringe sistemáticamente la inversión pública en materia de investigación y reduce la operación de los organismos paraestatales en su capacidad de generar procesos innovadores.
Resulta revelador que, al inicio de la década de los sesenta, El PIB per cápita de Corea del Sur era de 82 dólares y el de nuestro país era de 1,098 dólares, de acuerdo a los indicadores del Banco Mundial, mientras que para el año 2020, el PIB por habitante en México alcanzó los 9, 480 dólares y en Corea del Sur logró rebasar los 33, 300. Gran parte de ese crecimiento del PIB per cápita en Corea del Sur, se sustenta en políticas pública orientadas a promover e invertir en cultura de innovación, tecnología y educación, además de un pujante sector exportador coreano, mientras que nuestro país no logra aprovechar las oportunidades que ofrecen los acuerdos internacionales, comenzando por el T-MEC, que genera 300 millones de dólares por minuto, además de una nueva oportunidad global como el “nearshoring”.
Corea del Sur tiene una población de 51,628,117 habitantes al cierre de 2022, mientras que México tiene 132, 120, 000 habitantes para ese mismo año, es decir, Corea con menos de la mitad de población, presenta ingresos por habitante tres veces mayor al de nuestro país. Si consideramos que Corea en la actualidad es el resultado de una guerra civil que dividió al país en dos (Corea del Sur y Corea del Norte) en la década de los sesenta, es mayor el impacto para ubicar en crecimiento coreano en los últimos 50 años, rebasando significativamente a nuestro país.
“El presupuesto 2021 para Ciencia, tecnología e Innovación (CTI) en México es de 102,720.8 millones de pesos, el más bajo en 20 años, equivale al 0.38% del PIB del país, lejos del mandato constitucional del 1%”… Nelly Toche (El Economista, Septiembre 2021)
La siguiente gráfica, obtenida del estudio “Crecimiento y Desarrollo regional de México y Corea de Sur”, de Luis Quintana Romero, Roldán Andrés Rosales y Namkwon Munn, revela el mayor crecimiento del sector exportador-importador de Corea del Sur sobre el mexicano desde 1980, gracias a esa cultura innovadora del país asiático. (Los modelos de Samsung y Hyundai, son fieles representantes del éxito en innovación y tecnología de Corea).
A partir de la consolidación de la globalización y la celebración de acuerdos comerciales internacionales (cabe señalar que México tiene acuerdos internacionales con más de 88 países), el papel de la educación y el conocimiento, han tenido un rol esencial para fortalecer capital y talento como fuentes de generación de riqueza. De esta manera, se han llevado a cabo modificaciones al orden económico que han logrado generar un mayor valor agregado y mostrado que un mayor conocimiento aplicado a procesos productivos incrementa sustancialmente la competitividad y el ingreso de un país. México debe consolidar políticas públicas orientadas al conocimiento y la innovación para genera un robusto motor de crecimiento económico y desarrollo social sostenido.
México y Corea del Sur presentan modelos de innovación con resultados muy distintos a favor del modelo de la nación asiática. Hoy, las empresas no contratan personas o fuerza laboral, contratan talento. Lamentablemente, para el actual gobierno mexicano la ciencia y la investigación no representan una prioridad o un motor de desarrollo.
Afrontemos el futuro con lucidez intelectual y calidad humana, para hacer de este país un mejor lugar para vivir.
* El autor es académico de la Universidad Vasco de Quiroga.