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Reacciones: entre festejos y toque de queda
La huida de Bashar al-Asad a Rusia detonó alegría entre la población, pero tensión durante la noche por la súbita ruta de inestabilidad que tendrá el país.
Damasco/Beirut. Multitudes de sirios celebraron ayer domingo la caída del presidente, Bashar al-Asad.
Al Asad dimitió y abandonó el país, afirmó Rusia, su principal aliado, que le concedió asilo, reportaron las agencias rusas TASS y Ria Novosti.
La casa del mandatario alauita, quien sucedió a su padre Hafez al-Asad, que gobernó el país de 1971 a 2000, fue saqueada después del anuncio de que la alianza rebelde liderada por los islamistas de Hayat Tahrir al Sham (HTS) entró en Damasco.
"Vine por venganza, nos oprimieron de una forma inconcebible", relató Abu Omar, un sirio de 44 años. "Hoy ya no tengo miedo".
Decenas de personas salen a las calles para celebrar la caída del gobierno. Imágenes donde se ven personas derribando y pisoteando estatuas de Hafez al-Asad.
"¡Siria es nuestra, no es de la familia Asad!", gritaron combatientes en las calles de Damasco. En la plaza de los Omeyas, se podía escuchar disparos en señal de júbilo.
El Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH), una organización con sede en Reino Unido que monitorea el conflicto, estima que al menos 910 personas, entre ellas 138 civiles, murieron desde el inicio de esta operación relámpago.
La violencia también desplazó a 370,000 personas, según Naciones Unidas, en un país que sufrió una sangrienta guerra civil provocada por la represión de masivas manifestaciones prodemocracia en 2011.
La crisis de refugiados en todo Oriente Medio fue una de las mayores de los tiempos modernos y provocó un ajuste de cuentas político en Europa cuando llegó un millón de personas en 2015.
En los últimos años, Turquía había respaldado a algunos rebeldes en un pequeño reducto en el noroeste y a lo largo de su frontera. Estados Unidos, que tiene unos 900 soldados en Siria, respaldó una alianza liderada por kurdos que luchó contra los yihadistas del Estado Islámico entre 2014 y 2017.
Toque de queda
Tras el toque de queda declarado por los rebeldes, Damasco permaneció en calma durante la noche, con las carreteras de acceso a la ciudad prácticamente vacías. Un centro comercial había sido saqueado el domingo, y algunas personas alborotaron el interior de la residencia presidencial de Asad, abandonándola cargadas de muebles.
La coalición rebelde dijo que estaba trabajando para completar la transferencia de poder a un órgano de gobierno de transición con poderes ejecutivos, refiriéndose a la construcción de "una Siria juntos".
El ritmo de los acontecimientos dejó atónitas a las capitales del mundo y suscitó preocupación por una mayor inestabilidad regional, además de la guerra de Gaza, los ataques de Israel contra Líbano y las tensiones entre Israel e Irán.
Donald Trump será el presidente al que le toque la reconstrucción política de Siria. Ayer 8 de diciembre, el presidente electo afirmó que Bashar al-Asad, "huyó de su país" tras perder el respaldo de Rusia.
"Asad se ha ido", afirmó en la plataforma Truth Social. "Su protectora, Rusia, Rusia, Rusia, liderada por Vladimir Putin, ya no estaba interesada en protegerle".
Sus palabras no han de haber causado simpatía en el Kremlin pues la caída de al-Asad muestra debilitamiento de Rusia.