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Geopolítica

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Violencia y muerte vuelven a las calles de Egipto

El choque entre simpatizantes del derrocado Mohamed Mursi se enfrentaron a fuerzas de seguridad, hecho que dejó como saldo siete muertos y más de 260 heridos.

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El Cairo.- Siete personas murieron y más de 260 resultaron heridas durante la noche cuando los partidarios de Mohamed Mursi se enfrentaron con los opositores del presidente egipcio derrocado y las fuerzas de seguridad, un hecho que opacó la designación de un nuevo gabinete interino.

Las autoridades egipcias arrestaron a 401 personas por los enfrentamientos ocurridos durante la noche, casi dos semanas después de que el Ejército removió a Mursi en respuesta a manifestaciones masivas en su contra.

El ministro del Interior, Hazem el-Beblawi, está formando un Gobierno para liderar a Egipto a través de una "hoja de ruta" para restaurar el Gobierno civil y para enfrentar una economía caótica, aunque un nuevo ministro dijo que la ayuda de los países árabes implicaba que El Cairo no tenía la necesidad de reanudar las conversaciones con el FMI sobre un préstamo.

El derrocamiento de Mursi ha dividido a Egipto y miles de sus seguidores mantuvieron una vigilia en una plaza de El Cairo para demandar su regreso.

Dos personas murieron en un puente en el centro de El Cairo donde la policía y opositores locales de Mursi se enfrentaron con algunos de sus seguidores que estaban bloqueando una ruta a través del río Nilo.

Otras cinco personas fallecieron en el distrito de Giza, en El Cairo, dijo el jefe de los servicios de emergencias, Mohamed Sultan.

La crisis en el país árabe más poblado del mundo, que se extiende sobre el Canal de Suez y tiene un acuerdo de paz estratégico con Israel, generó alarma en sus aliados en la región y en Occidente.

Mursi está detenido e incomunicado en un lugar desconocido. No ha sido acusado de un delito, pero las autoridades dicen que lo están investigando por cargos de incitación a la violencia, espionaje y mal manejo de la economía.

Una semana de relativa calma parecía sugerir que la paz estaría volviendo al país, pero esta sensación quedó destrozada por las luchas callejeras en las primeras horas del martes, las más sangrientas desde que más de 50 seguidores de Mursi murieron hace una semana.

"Estábamos agachados en el suelo, estábamos rezando. De repente hubo gritos. Miramos y la policía estaba en el puente lanzándonos gases lacrimógenos", dijo el manifestante pro-Mursi Adel Asman, de 42 años, mientras tosía, escupía y arrojaba una Pepsi en sus ojos para aliviar el efecto del gas lacrimógeno.

Al amanecer la calma volvió. Los disturbios están más focalizados que en los días posteriores al derrocamiento de Mursi, cuando 92 personas murieron, pero los egipcios siguen preocupados sobre la capacidad de las autoridades para restaurar el orden.

La violencia ocurrió durante la última noche de una visita de dos días del subsecretario de Estado estadounidense William Burns, el primer funcionario de alto nivel de Washington en viajar a El Cairo desde que el Ejército tomó el poder.

Washington, que aporta a Egipto 1,500 millones de dólares por año principalmente destinados al Ejército, ha evitado calificar el accionar militar como un "golpe de Estado", una situación que requeriría que detenga la asistencia.

Estados Unidos nunca estuvo cómodo con la asunción de los Hermanos Musulmanes de Mursi, pero había defendido su legitimidad como el primer líder electo de Egipto. Su posición ha generado malestar entre ambos bandos, que lo acusan de inmiscuirse en los asuntos del país.

"Sólo los egipcios pueden determinar su futuro", dijo Burns a periodistas en la embajada estadounidense. "No vine con soluciones estadounidenses. Ni vine a dar lecciones a nadie. No intentaremos imponer nuestro modelo sobre Egipto, agregó.

klm

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