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El “termostato” de la Tierra podría fallar: un calentamiento extremo podría llevarnos a una era glacial

Durante millones de años, la Tierra ha regulado su temperatura gracias a un “termostato geológico” que controla el dióxido de carbono atmosférico. Sin embargo, científicos de la Universidad de California advierten que este mecanismo puede entrar en una especie de “efecto rebote” climático que transforme un planeta caliente en una Tierra congelada.

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Foto: Robert Mcgillivray / Shutterstock

Redacción El Economista

Durante millones de años, nuestro planeta ha mantenido su temperatura bajo control gracias a un mecanismo natural: el llamado “termostato geológico”. 

Este sistema regula el dióxido de carbono (CO₂) en la atmósfera mediante la erosión y disolución de las rocas, evitando que la Tierra se congele o se sobrecaliente por completo.

Pero un nuevo estudio publicado en la revista Science sugiere que ese equilibrio no es tan perfecto como creíamos. Según los investigadores Dominik Hülse y Andy Ridgwell, de la Universidad de California en Riverside, este “termostato” puede fallar… y hacerlo de una manera inesperada: un calentamiento global extremo podría desencadenar una era glacial.

Cuando el calor provoca el frío

El estudio utilizó un modelo avanzado del ciclo del carbono a lo largo de millones de años. En él, los científicos descubrieron que, bajo ciertas condiciones, otro proceso puede superar al clásico “termostato” de las rocas: el enterramiento masivo de carbono orgánico.

Es decir, cuando hay demasiado dióxido de carbono en la atmósfera, el planeta se calienta, los océanos se vuelven más productivos y crecen las algas y microorganismos que capturan ese carbono. 

Parte de este material orgánico termina enterrado en el fondo del mar, sacando el dióxido de carbono del sistema.

El problema es que, si este proceso se acelera demasiado, el planeta se enfría más de lo necesario, provocando un “efecto rebote” climático que puede llevar a un sobreenfriamiento global.

Una Tierra fuera de control

Los modelos muestran que, en escenarios con bajos niveles de oxígeno (como los que existieron hace miles de millones de años), el enfriamiento puede ser extremo: hasta 6 grados Celsius por debajo de las temperaturas actuales. 

En términos geológicos, eso es suficiente para desencadenar una “Tierra bola de nieve”, cuando casi todo el planeta quedó cubierto de hielo.

“Es un ejemplo de cómo los mismos procesos que ayudan a estabilizar el clima también pueden volverse inestables si se empujan demasiado”, explican los autores.

Este hallazgo podría explicar por qué en el pasado la Tierra atravesó eras glaciares tan drásticas, especialmente durante el Precámbrico, cuando la vida microbiana dominaba los océanos.

Los científicos señalan que este “segundo termostato” (el del carbono orgánico enterrado) depende directamente de la vida, lo que muestra cómo los organismos más pequeños del planeta han tenido un papel decisivo en su destino climático.

Más allá del pasado, señala el artículo, los resultados también invitan a reflexionar sobre la fragilidad de los equilibrios naturales que mantienen habitable a la Tierra y el clima, según lo indicado por los autores, no siempre se corrige solo.

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