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Von Ziegler a propósito de Mahler
La Orquesta Sinfónica de Minería inició en la Sala Nazahualcóyotl la ejecución integral del corpus sinfónico de Mahler. La celebración va en dos tandas: este 2010 por el natalicio y en 2011 por el centenario de su muerte.
Gustav Mahler siempre listo en todos los programas de las orquestas del mundo. Que cumpla 150 años no es asunto menor. La tabasqueña Josefina Vicens, escribió: ¿Qué es mejor para los muertos, la prisión del recuerdo o el generoso olvido? . A los genios, como la propia novelista (El libro vacío, Los años falsos), no les queda de otra que seguir tras los barrotes.
La Orquesta Sinfónica de Minería inició en la Sala Nazahualcóyotl la ejecución integral del corpus sinfónico de Mahler. La celebración va en dos tandas: este 2010 por el natalicio y en 2011 por el centenario de su muerte. Pero ¿hay algo nuevo, tenemos a mano noticia, documento o testimonio raro o inédito tras décadas en que los críticos se han ocupado del abrumador catálogo del compositor?
Quizá sí. Es cosa de que lea. En 1994 el crítico Jorge von Ziegler editó por su cuenta La canción de la noche y sería hasta 2008 publicado por Aldus. El pretexto: los 150 años del nacimiento de Friedrich Nietzsche. Se trata de un apasionante recorrido por la filosofía y los afanes musicales del creador de Así habló Zaratustra y de su encuentro con Mahler. Una vasta investigación que accede a la lectura de la lectura que descubre, sistematiza y propone fórmulas para leer una filosofía y escucharla convertida en música: Zaratustra y la Tercera Sinfonía.
Es así como a través de 300 páginas y 18 apartados, Jorge von Ziegler, cuenta la historia del hombre que a sus casi 40 años se vio como viejo músico infeliz y como un joven filósofo imposible . De ese alemán que se iniciara traduciendo filosofía a la música de Wagner y a quien tanto despreciaría después. Del que apostó sin éxito a favor de Heinrich Köselitz como ejecutante de su música y esperó en vano a Brahms. En cambio, años después Richard Strauss daría forma a su sinfonía Zaratustra.
Ese 94 conversé con von Ziegler: La de Mahler es una música que, cuanto más se conoce, menos se comprende. Cuando uno la escucha en su totalidad, descubre su verdadera densidad: la de un universo que por contradictorio, por contrastante, está lleno de enigmas. Y lo está en el punto donde menos debe estarlo, en la zona que está en ella, para, si no explicarla, sí darle un sentido y una claridad: en la literatura .
La relación entre música y literatura, añadió, es aún más necesaria cuando uno de esos autores parece el antípoda del mismo Mahler. Recuerdo aún la impresión que me produjo el pasaje de las memorias de Alma Mahler donde ésta relata que cuando Gustav, el día que se comprometieron, encontró en su habitación las obras de Nietzsche, le pidió escandalizado que las quemara de inmediato. Nada más contrapuesto, en efecto, que el anticristo Nietzsche y el cristiano Mahler. Pero ¿no había Mahler musicalizado pocos años antes a Nietzsche en una de sus obras mayores, la Tercera Sinfonía? .
En La canción de la noche, se descubre al bohemio entre los austriacos, al austriaco entre los alemanes y al judío en todo el mundo.
Nietzsche entró a la obra de Mahler silenciosamente. Pero entró una sola vez. Esa Tercera Sinfonía que pudo llamarse La vida feliz. Sueño de una noche de verano o La gaya ciencia. Sueño de una noche de verano , es una obra de tres corrientes espirituales entre esos puntos extremos, el cosmos pagano, griego y clásico y el cosmos cristiano, el universo sin Dios de Zaratustra .
Gustav Mahler, de una manera sorprendente, vino a probar y a ser hoy, tal como lo quería Nietzsche, unos de sus músicos intercesores , me comentó quien fuera Director de Bibliotecas en tiempos de Sari Bermúdez.
A 16 años de la edición de autor de La canción de la noche, bien harían Sergio Vela y Carlos Miguel Prieto en llevar a venta el libro los días de concierto. Y cito: Quien haya penetrado el mundo a la vez luminoso y crepuscular, deslumbrante y sombrío, de la última música de Mahler, reconocerá en él las mismas corrientes yuxtapuestas que, en los últimos años de su juventud, llevaron al compositor a escribir la Tercera Sinfonía. Y con esa yuxtaposición, Mahler se mantiene fiel, hasta su muerte, a la estética musical que lo ata en lo profundo a Nietzsche: una estética que tiene su hora en la noche .
La OSM interpretó ayer esta maravilla y lo volverá a hacer sábado 31 de julio y el domingo 1 de agosto. Corra por sus boletos y adquiera el libro.