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El PECiTI ha perdido relevancia, es un instrumento alejado de la comunidad y que llega tarde: Dutrénit

El PECiTI debió haberse dado a conocer públicamente a más tardar seis meses después de la publicación del Plan Nacional de Desarrollo, en 2019, pero no ocurrió así.

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GABRIEL DUTRENITCopyright: Gilberto Marquina

“Pareciera que hoy la aportación que podría dar el PECiTI al sector de CTI es muy pobre y desvinculado de la realidad y la comunidad. Como está armado sirve para muy poco tenerlo o no tenerlo, es el PECiTI de la directora de Conacyt y además va tarde”.

Históricamente el Programa Especial de Ciencia, Tecnología e Innovación (PECiTI) había sido un instrumento guía para la construcción de las políticas públicas en la materia ya que era el resultado de un diagnóstico de la situación en en México a corto, mediano y largo plazo. Hoy se ha perdido esta oportunidad pues el PECiTI, como se conocía, ya no existe.

De entrada, el 12 de noviembre la Comisión Nacional de Mejora Regulatoria (Conamer) emitió la exención del análisis del impacto regulatorio (AIR) para el PECiTI 2021-2024, ahora se encuentra a la espera de la revisión de la Consejería Jurídica de la Presidencia, para que posteriormente se dé la publicación en el Diario Oficial de la Federación (DOF). Todo esto lleva un retraso considerable pues la presente administración tardó dos años en lanzar públicamente este documento, cuando debería haber ocurrido a más tardar seis meses después de la publicación del Plan Nacional de Desarrollo (PND) en 2019, esto de acuerdo con el plazo contemplado en el Artículo 30 de la Ley de Planeación.

En entrevista con El Economista, la doctora Gabriela Dutrénit, investigadora de la UAM, excoordinadora del Foro Consultivo Científico y Tecnológico A.C. (FCCyT) y quien participó en la construcción de dicho instrumento en reiteradas ocasiones, explica que en el marco de una planeación democrática, el PECiTI se presenta posterior al Plan Nacional de Desarrollo y debe dialogar con los planes sectoriales. Este ha ido evolucionando; primero fue PECiT, el Programa Especial para Ciencia y Tecnología creado para el sexenio de Vicente Fox, ya para el periodo de Felipe Calderón se incorporó la “I” de innovación,  con dos perspectivas: Una para el sexenio (corto plazo) y otra con una planeación a 25 años (largo plazo), todo esto contenido en la Ley.

“Históricamente lo que había sucedido es que quien estaba a cargo del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) participaba interactuando con las secretarías de Estado, el Consejo General y la Junta de Gobierno, mismos que elaboran los planes sectoriales y presupuestales, para de esa forma ir articulando el tema de la ciencia, la tecnología y la innovación (CTI)”.

Después venía una etapa de consulta. Dutrénit comparte desde su experiencia que en este punto el Foro Consultivo tenía entre sus atribuciones planteadas en el artículo 37 de la Ley de Ciencia y Tecnología, y como quinta enmienda, opinar y valorar la eficacia y el impacto del PECiTI y los programas anuales prioritarios de atención especial, así como formular propuestas para su mejor cumplimiento. “Por ello el Foro estuvo vinculado por ley para la consulta y alimentar el diseño del Programa Especial, luego la evaluación de este”.

De acuerdo con la página vigente del Conacyt, el PECiTI se concibe como el programa del Ejecutivo Federal que permite avanzar hacia un desarrollo económico nacional más equilibrado, que fomente las ventajas competitivas de cada región o entidad federativa con base en la formación de recursos humanos altamente calificados, que promueve la investigación científica en instituciones de educación superior y centros de investigación, y que impulsa el desarrollo tecnológico y la innovación en las empresas, buscando la vinculación entre todos los agentes del sector para lograr un mayor impacto social.

“En pocas palabas, marca hacia donde debe ir el sector de CTI, pero cuando no hay un programa especial no hay rumbo para el sector”.

También se señala que el PECiTI se fundamenta en tres aspectos esenciales: su contenido, expuesto en la ley vigente; la orientación hacia los lineamientos de política CTI del PND; y la atención a las sugerencias y aportaciones formuladas por parte de la comunidad científica y tecnológica del país, las instituciones de educación superior, los centros de investigación, los empresarios, organizaciones empresariales, y la sociedad en general.

Dutrénit explica que para dar cabalidad al punto anterior, al Conacyt le era muy difícil hacer una consulta, aunque sí se hacía, requería tiempo y recursos para revisar todo lo que la gente escribía, por eso el Foro era un aliado principalmente para la consulta. “De esa forma se hacían sesiones mucho más dinámicas, donde participaban las comunidades y surgían muchas ideas que eran discutidas, posteriormente se le entregaban a Conacyt los documentos con los resultados de la consulta”.

Sin embargo, el tiempo actual es muy distinto, primero porque se elaboró un documento que circuló de manera informal hace casi 2 años, pero que de acuerdo con la investigadora “era muy pobre, se dijo que había sido encargado a una consultora, después se dejó de hablar del tema y ahora fue que de pronto se mandó a Conamer”.

Incluso no se sabe si pasó por el Consejo General, pues la última reunión fue en diciembre de 2020, donde lo que se analizó fue un primer borrador de la nueva Ley de Ciencia y Tecnología, misma que hasta hoy tampoco tiene una nueva versión oficial ni ha sido discutida.

La especialista concluye que con ello el PECiTI ha perdido su sentido principal, que es reflejar todas las voces involucradas en el sector y las necesidades de la política científica a corto, mediano y largo plazo. “Era tratar de mirar al futuro, ver qué México queremos y cómo la CTI podía contribuir a ello”.

Hoy además, dijo, es un documento desvinculado de la comunidad, “porque Conacyt está a cargo de la política, pero si no se comunica con el sector, que es el usuario de estas propuestas y quienes generan los consensos, lo que da como resultado es que no va a haber un gran éxito de ese programa, que llega tarde y que además hasta ahora ha dejado a una política sin programa y sin directriz”.

nelly.toche@eleconomista.mx

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