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Sería un crimen reabrir la economía sin pruebas masivas
Las distintas ramas industriales que ya quieren reactivar actividades, sobretodo las vinculadas al TMEC por la presión de Estados Unidos, como la automotriz, aeronáutica, electrónicos y dispositivos médicos, están evaluando cómo reabrir sus plantas pero hay un temor generalizado porque necesitan más certeza sobre el riesgo para sus trabajadores. Y para que haya más certidumbre se necesita un mayor tamizaje.
El problema es que el número de pruebas aplicadas -se estima que a la fecha no han subido de unas 1,200 diarias- sigue siendo muy bajo y ello no da certeza; por el contrario, genera nerviosismo entre el sector productivo. Lo último que quiere un industrial es que al reabrir tempranamente haya rebrotes de contagios en sus fábricas y pongan en riesgo a su planta laboral. Y es que como no hay confianza en las cifras que reporta diariamente la Secretaría de Salud, hay incertidumbre sobre cuál es el momento adecuado.
Es de esperarse que de una vez por todas el Gobierno federal, específicamente el regulador sanitario Cofepris, libere ya las pruebas rápidas para aplicarlas en forma masiva, como lo han hecho otros países. No se sabe cuántas empresas son las que ya metieron solicitud a la ventanilla de Cofepris pero seguramente son decenas que están esperando respuesta. Todo está en que la autoridad decida cuáles son las de mayor calidad y efectividad.
La duda sólo debería estar en torno a cuál tipo de pruebas rápidas elegirá México. De hecho los laboratorios de diagnóstico integrados en el Consejo Mexicanos de Empresas de Diagnóstico (Comed) están igualmente a la espera de saber de cuáles tipo de kits se tienen que proveer si las de anticuerpos IgG o IgM o las de antígenos. Estas son mucho más accesibles y en cuestión de horas dan el resultado. Nada que ver con los 2,000 o hasta 7000 pesos que cuestan las moleculares tipo PCR y que además tardan de 24 a 48 horas.
El subsecretario Hugo López-Gatell ha sido renuente en permitir el uso de las pruebas rápidas con el argumento de que no son totalmente confiables, pero ahora sí ya no hay razón para que las rechace. En países europeos como España están aplicando pruebas rápidas en forma masiva y ello les está permitiendo ubicar las regiones de reapertura. Por otro lado la FDA de Estados Unidos -el regulador sanitario más exigente del mundo- acaba de autorizar las pruebas con antígenos, que tienen mayor confiabilidad y las sacaron a un precio de 5 dólares.
El argumento del subsecretario para no aceptarlas es porque no son confiables, pero la posición ya es obsoleta. Y máxime ahora que se supo, las PCR tampoco han sido totalmente efectivas como se esperaba. Ayer se difundió en el sitio Latinus que en reunión con gobernadores el mismo López-Gatell aceptó que las pruebas moleculares PCR aplicadas en México han reflejado baja efectividad pues se ha encontrado una alta proporción de falsos negativos. Esto tendrá que explicarlo el Instituto de Diagnóstico y Referencia Epidemiológicas (INDRE) encabezado por la doctora Celia Alpuche que sólo ha permitido utilizar los reactivos de un único proveedor que es una empresa asentada en la ciudad de Irapuato.
Con las pruebas rápidas a costo accesible, sí podrían aplicarse en forma masiva, e incluso de a dos por trabajador para reducir el riesgo sobretodo de los falsos negativos; una segunda prueba puede descartar o ratificar el resultado. Si con las pruebas PCR no es factible un muestreo masivo, con las rápidas sí lo es. Quizá no se apliquen a los 15 millones de trabajadores pero sí a una muestra más representativa que los 1,200 diarios que actualmente se están aplicando en todo el país.
Una cosa que tienen claro en el sector privado, es que reabrir la economía sin tener test masivos no sería más allá de irresponsable, simplemente sería un crimen porque el riesgo de rebrotes implicaría perder más vidas humanas cuando se pueden evitar.
Alianza de hospitales lleva 1,735 atendidos
La Asociación Nacional de Hospitales Privados (ANHP), que preside Mario González, nos reporta que a 20 días de iniciada la alianza de Todos Juntos contra el Covid, están programados 2726 pacientes para atención, y a la fecha han ingresado a hospitales privados 1735 pacientes del IMSS, Insabi y demás instituciones del sector público participantes.
De ellos, para atención de partos han sido 2058, cesáreas 360, apéndices 20, hernias 34, úlcera gástrica duodenal, 7 cirugía endoscópica urológica, y 61 de otros procedimientos como algunas endoscopías.
maribel.coronel@eleconomista.mx
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