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Macron, el candidato McKinsey
La campaña de Emmanuel Macron ha hecho circular una fotografía cuya estética se acerca más a una postal publicitaria de Moet & Chandon o Dom Pérignon, o inclusive de Roche Bobois, que a la esfera política.
Macron viste una camisa blanca desbotonada en la mitad, lo que le permite exhibir su torso con abundante vello, y presenta una sonrisa Colgate; se encuentra sentado sobre un sillón de una sala que parece ser reconfortante, estira su brazo izquierdo sobre la parte superior del sillón como si estuviera abrazando a alguien; y el ángulo de sus piernas respecto a su torso (45°) transmite relajación.
La imagen permite ver a un presidente distendido, como si finalizara una ardua jornada laboral. Solo le falta una copa de champaña en la mano.
Enric Juliana, uno de los mejores analistas políticos de Barcelona y director adjunto de La Vanguardia escribió un tuit sobre la foto: “Macron aparece siempre más despreocupado que su época. Mientras mucha gente vive este tiempo como un tormento, el presidente francés logra aparecer como un atleta de la ligereza. Alain Delon con burbuja. ¿Es su carácter o es el personaje que le han aconsejado interpretar?”
Un amigo cree que la imagen de Macron parece la de un dueño de un antro.
Juliana acierta con su pregunta. ¿Es Macron o un personaje que se presenta el domingo a la segunda vuelta electoral?
Las campañas solían ser sesiones intensas de propuestas ideológicas; ahora son una mezcla de espectáculo y sesiones intensas de engaños, y si las ubicamos en el entorno de las redes sociales ya no hay distinción temporal entre informaciones y engaños.
Dos características podrían determinar el resultado del domingo: ya no hay un bloque republicano competitivo (Los Republicanos y el Partido Socialista son marginales y por lo tanto, ya no le cerrarán el paso a Le Pen) y Mélenchon salió ayer en BFM-TV para decir que los franceses lo elegirán como primer ministro durante las elecciones legislativas de junio.
Clémence, de 23 años, participó en una manifestación en la Sorbona el pasado sábado; declaró a Le Monde: “Estamos cansados en elegir entre la peste y la cólera; (Macron y Le Pen) no nos representan en absoluto” (edición del 17-18 de abril).
Enric González, gran conocedor de la política francesa, escribía ayer en El País: “Ningún presidente francés ha suscitado un odio tan febril y visceral como Macron”.
“No soporto ese aire de superioridad y esa sonrisita con la que nos desprecia”, le comentaba a Enric González un ganadero de La Corrèze.
Varios de los críticos de Macron aseguran que su gobierno ha contratado muchas consultorías privadas: McKinsey-gate, llaman al caso, en clara alusión a la consultora estratégica de negocios.
Me recordó a Luis Videgaray, quien al salir de la universidad, bromeaba con una red de amigos que se hacían llamar McKinsey.
@faustopretelin