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Gasto en educación crecerá, pero se ubicará en su nivel más bajo desde el 2022: CIEP
Para le próximo año se aprobaron 1 billón 249,462 millones de pesos en el PEF para el gasto funcional en este rubro.
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Para el 2026, el gasto en educación crecerá y se mantendrá como uno de los gastos funcionales con mayores recursos dentro del presupuesto público; sin embargo, se ubicará en su nivel más bajo desde el 2022, de acuerdo con el análisis del Centro de Investigación Económica y Presupuestaria (CIEP).
Para el siguiente año, se aprobaron 1 billón 249,462 millones de pesos en el Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF) para el gasto funcional en educación, un incremento de poco más de 3% en comparación con lo aprobado para este año.
Aunque el aumento parece significativo en comparación anual, en proporción al tamaño de la economía mexicana refleja una tendencia de estancamiento.
Con lo aprobado, alrededor de 12 de cada 100 pesos que se gasten el siguiente año se destinarán a la educación pública. Así, representarán 3.2% del Producto Interno Bruto (PIB), su menor nivel desde el 2022 cuando representó la misma tasa.
“Como proporción del PIB, el gasto en educación ha disminuido de manera constante desde el 2020 y en el 2026 alcanzaría su nivel más bajo, con un presupuesto equivalente al 3.19 por ciento. La SEP tuvo un incremento presupuestario a raíz de la Beca Universal para Educación Básica Rita Cetina; sin embargo, la función educación presentó recortes en varios ramos”, indicó la organización civil.
Este comportamiento evidencia que, pese a los esfuerzos por incrementar los recursos, la educación pierde peso relativo frente a otras funciones del gasto público, o bien, frente a las grandes presiones del gasto, como lo son las pensiones y el costo financiero.
Limitan desarrollo del capital humano
El análisis del CIEP destacó que pese al crecimiento, ante el bajo nivel del gasto público educativo y los recortes que afectan a rubros como la educación superior, el posgrado y cultura, se tendría un impacto en el capital humano.
“Esta disminución limitaría el desarrollo del capital humano necesario para fomentar la competitividad y responder a las demandas del mercado laboral. Además, se acentuaría la brecha presupuestaria entre uno y tres puntos del PIB, respecto a la recomendación internacional de destinar entre 4 y 6% del PIB a educación”, agregó.
Asimismo, aún hay brechas en la asignación del presupuesto, ya que se ha priorizado la educación básica, más no a la educación inicial (infancias de cero a seis años), la cual no ha tenido incrementos significativos en su presupuesto pese a la relevancia que tiene para disminuir las desigualdades.
“Además, la propuesta presupuestal para el 2026 contribuye con la brecha de cobertura educativa y se identifica una ausencia de mecanismos para atender según las necesidades particulares de este grupo etario”, aseveró.
Además, señalaron que en medio de la transición demográfica, no se consideran este tipo de cambios en la población en la visión de corto plazo. El programa Educación para Adultos Mayores, agregaron, enfrenta una demanda que supera su capacidad institucional, y se prevé un recorte de 9.3% de su presupuesto.