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Arte e Ideas

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Pero mis ojos te vieron

Según José Gorostiza, si los poetas de principios del siglo XX fueran partes de una casa, Salvador Novo sería "La azotea. Los trapos al sol. El viento que puede tambalearlo todo".

Mis manos te han olvidado

pero mis ojos te vieron

y cuando es amargo el

mundo

para mirarte los cierro.

Breve romance de la ausencia

Nació en 1904, en la Ciudad de México y murió 70 años después. Un 28 de julio. Tuvo talento desde siempre, una gula voraz siempre desierta como dice el verso de Xavier, su mejor amigo, cierto gusto por la Historia y el devenir de sus espacios y placeres y una absoluta fascinación por el teatro y la cocina. Más sarcástico que buen humorado y más incisivo y preciso que sensible y genial, también tuvo el don del escritor. Poeta magnífico, cronista sorprendente, el más diestro de los Contemporáneos -sus amigos- en cuanto al manejo de la prosa.

Fundador, junto con Xavier Villaurrutia, de las revistas Ulises y Contemporáneos, por supuesto, fue activo participante en la renovación de la literatura mexicana cuando buena falta le hacía. Su poesía se encuentra entre las mejores de ese grupo y como autor de versos satíricos nadie se le compara (Para ejemplo el final del conmovedor soneto "Pienso, mi amor, en ti todas las horas": Miro la vida con mortal enojo,/y todo esto me pasa, dueño mío, /porque hace una semana que no cojo).

Novo "nacionaliza" el humor de vanguardia: sus poemas eran a veces como una cierta burla del sentimiento modernista y se abrieron a paisajes más urbanos y casi publicitarios. Gorostiza, haciendo una analogía con una casa, en una carta a Carlos Pellicer se ocupó de describir al grupo. A Novo, por supuesto, le tocó lo suyo:

"Nosotros -tú lo sabes- somos las piezas de adentro. Xavier, el corredor. Los demás, las alcobas. Hasta la última, la del fondo, que es Jaime Torres Bodet, está amagada de penumbras, con una ventanita alta a la huerta, y dentro, en un rincón, la lámpara en que se quema el aceite de todas las confidencias. ¿Salvador Novo? La azotea. Los trapos al sol. El viento que puede tambalearlo todo".

Las poesía de Novo, sin embargo, también podía ser muy intimista y amorosa. A veces hasta desoladora. Como las de los amores no correspondidos, las lágrimas al que ya no está o está a punto de marcharse (Amar es este tímido silencio / cerca de ti, sin que lo sepas, / y recordar tu voz cuando te marchas / y sentir el calor de tu saludo).

Los libros de Novo, pues, recorrieron varios caminos y fueron a nadar a muchos lagos: En Nuevo amor hubo el encuentro, la separación, la memoria de sal y de ceniza; en Espejo, toda una confesión, y después Never ever, que a pesar de su título en inglés está en castizo y es un ensayo insólito sobre el lenguaje; la Nueva Grandeza Mexicana, Poemas proletarios, En defensa de lo usado y otros ensayos, Florido laude y Breve historia de Coyoacán, entre muchas otras. La cocina -inquietud expresada montando su restaurante de La Capilla e inventando una receta de Soufflé de Calabaza en honor a Dolores del Río, también fue expresada publicando libros sobre el tema.

"Comer es el acto biológico -escribió alguna vez- cocinar es un acto cultural. La cocina es cultura. La cultura no es el atesoramiento de libros en los estantes de las bibliotecas y en los cerebros de los sabios. No solamente. La cultura popular se integra de diversas maneras y con muy diferentes elementos. Es la forma de ser de los pueblos. La gastronomía es una de las manifestaciones culturales más importantes del ser humano y dentro de dicho término no debe entenderse sólo a la llamada 'alta cocina', sino a todas las expresiones culinarias de las diversas regiones y estratos sociales, incluidas en la cocina indígena. Alrededor de este asunto, es pertinente recordar el título de un libro del decimonónico Honorato de Balzac: Dime lo que comes y te diré quién eres".

De nada valen las recordaciones sobre Salvador Novo. Ni enumerar libros y recitar poemas. Quizá nada más saber lo que fue clásico de él: levedad y hondura, ironía y profunda pena, una enorme gama de recursos expresivos y estilísticos. Porque todo fuera como eso: el talento, cuando está demostrado por escrito, nunca muere.

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