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Orsai: que siga sucediendo el milagro
La revista, que nació con los días contados, cumple un año de vida, ésa sería la duración de este viaje de caballería al estilo del Quijote que duraba cuatro batallas trimestrales. Con lo que no contaban Héctor Casciari y sus colaboradores era con el éxito.
Hace cosa de unos meses en Arte, ideas y gente les hablamos de Orsai.
Orsai es una revista independiente que un puñado de locos argentinos lanzó al mundo desde un blog. Su responsable principal es Hernán Casciari, argentino (del barrio bonaerense de Mercedes para más señas), catalán por adopción y escritor, bloguero y comediante.
Casciari tenía una columna que se publicaba en dos de los diarios hispanohablantes más importantes, El País en España y La Nación, en Argentina.
Este loco argentino se dio el lujo de mandar a freír espárragos a ambos diarios para lanzar una revista impresa donde las reglas fueran a su modo, donde tuviera un contacto directo (o lo más directo posible) con sus lectores; una revista libre, independiente, en la que escribieran lo mejores escritores, sin publicidad alguna en sus páginas y que no costara más de lo que uno se gasta en 10 ejemplares de periódico dominical.
Su proyecto, Orsai, nació hace un año. Orsai, por cierto, es como los argentinos le dicen al fuera de lugar del futbol. Pues así, fuera de lugar, fuera de las reglas establecidas, la revista se produjo cuatro veces en el año, cuatro milagros -que es así como mejor puedo definir cada uno de los tomos trimestrales de Orsai.
En sus páginas se encontraron grandes plumas y voces, escritores como Pedro Mairal, Santiago Roncagliolo, Juan Villoro, Mario Bellatin, Leila Guerriero, Nick Hornby, Daniel Samper Pizano y muchos otros. Algunos fueron verdaderos descubrimientos, otros, la mayoría, escritores y periodistas de experiencia que quisieron formar parte de esta aventura (acabe explicarse, además, que el modo de producción de Orsai le permite pagarles muy bien).
Los temas de cada texto eran fabulosos, de lo más actuales: desde la migración de latinoamericanos a Europa, hasta el futbol amateur, de la vuelta al mundo casi imposible de un muchacho en silla de ruedas al modo en que los derechos de autor se están transformando, pasando por supuesto por los Indignados de España y la manifestaciones en Medio Oriente.
Hernán Casciari había publicado en su blog que le daría un año de vida a su revista porque ése era el plazo que le daba su esposa para gastarse los ahorros familiares. El proyecto de Casciari nació con los días contados. Un viaje de caballería al estilo del Quijote que duraba cuatro batallas trimestrales.
Con lo que no contaban Casciari y sus colaboradores era con el éxito. Alrededor de la revista Orsai se creó una comunidad fiel de lectores que no sólo compraban la revista para sí mismos sino que, de manera espontánea, se convirtieron en distribuidores amateurs (nunca mejor usado el término amateur: lo hacían por puro amor a la revista) que hicieron llegar la revista a cada país de Iberoamérica.
Ahora que los que seguimos el proyecto tenemos en nuestras manos las cuatro revistas del 2011, llega un nuevo reto para Orsai: sobrevivir en el 2012. Ahora Casciari quiere que la revista sea bimestral. Para lograrlo se necesitan 5,000 subscriptores que arriesguen su dinero para tener la nueva Orsai en casa. El reclutamiento de fieles va lento; al momento de escribir este texto la cifra arañaba los 600.
Sirva esta columna para invitar a que usted, lector, se una a la comunidad Orsai. Mis palabras no le hacen justicia al proyecto, es mejor de lo que puedo explicar aquí en el Garage. Orsai busca cambiar la escena cultural de un modo afortunado y luminoso. El mejor modo de ver ese milagro es acercándose y, si le convence, suscribirse. Entre a www.orsai.es y deje que el proyecto lo convenza por sí mismo. Si lo hace, de mi parte, como lectora de Orsai, le doy las gracias.