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La visa es el mensaje

Fausto Pretelin Muñoz de Cote | Globali… ¿qué?
La simulación es un arte en México.
La gobernadora de Baja California celebra lo que para ella representa el poco servicio estratégico de la visa estadounidense.
“Millones y millones de mexicanos y mexicanas y particularmente de bajacalifornianos y bajacalifornianas no la tienen”, nos dijo la gobernadora. Solo le faltó decir que no contar con la visa proporciona felicidad.
Quizá, para el peatón promedio, no es importante tramitar la visa porque no la necesita ya que nunca viaja hacia Estados Unidos, pero la gobernadora de Baja California no es un peatón promedio.
La visa estadounidense no debería de ser un documento optativo para Marina del Pilar Ávila, gobernadora de un estado fronterizo con Estados Unidos. Ella lo sabe. También lo sabe la presidenta Claudia Sheinbaum, la visa es necesaria, pero no lo aceptan públicamente.
Lo primero que tuvo que haber hecho la gobernadora Marina del Pilar Ávila es explicar el motivo por el que le fue retirada su visa estadounidense. Es su obligación.
No hacerlo destapa múltiples hipótesis, ninguna de ellas positiva.
Los últimos 25 años, México ha ido perdiendo control de su territorio; le ha sido arrebatado por el crimen organizado.
No se trata de una polémica ideológica. Los tres partidos que han gobernado durante el cuarto de siglo han fracasado.
Negar la realidad no soluciona los problemas, por el contrario, los agrava. Tampoco sirve activar una estrategia nacional populista para remover emociones entre la población. La soberanía la ha pedido el Estado mexicano durante los gobiernos del PRI, PAN y Morena.
La clase política, defendida por guardespaldas, no sufre lo que viven millones de mexicanos, sin embargo, la retórica de los políticos demuestra que no entienden que no entienden.
Hay que aceptar que varios estados del territorio mexicano son fallidos.
Cooperación. Esta es la palabra clave que debería de atender la presidenta mexicana para llevar una buena relación con Estados Unidos.
El presidente Trump reveló que la presidenta mexicana “tiene miedo a los cárteles”.
La traducción de la realpolitik es clara: México no quiere cooperar permitiendo que Estados Unidos lleve a cabo operativos en el país. “Sería un gran honor” hacerlo, dijo Trump.
La llegada del embajador Ronald Douglas Johnson a México abre una oportunidad para que la presidenta mexicana realice una serie de cambios en la estructura de su gobierno que interactúa con Estados Unidos.
Debe de regresar a la estructura de la Secretaría de Relaciones Exteriores el puesto de Subsecretario para América del Norte, pedirles la renuncia a Roberto Velasco y a su embajador en Washington, entre otros.
Hay que dejar la simulación para los actores de telenovelas.