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Opinión

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¿Porque en la UNAM, también millennials?

Después de años de estar inactivo el “OcupaChe” (debiéramos decir en legalidad, Auditorio Justo Sierra, de la facultad de filosofía y letras), se activó la semana pasada con motivo de una coyuntura particular.  

Después de estar tomado por más de 15 años por grupos de anarcos e incluso narcomenudistas que venden en las inmediaciones de la UNAM, alumnos de la universidad y, presumiblemente, de otras universidades, se dieron cita para decidir qué hacían en relación con sus peticiones relacionadas con seguridad, alimentación y becas de estudio en la UNAM.

En paralelo, hasta la semana pasada 7 facultades de la UNAM estaban cerradas, dos en el IPN y tres en la UAM. Estas dos últimas, se encuentran en proceso de nombramiento de su nuevo director y rector, respectivamente, así que no sorprende el activismo, pero porque también en la UNAM, si como se sabe existen más de 280 becas a alumnos de bachillerato, licenciatura y postgrado. Es decir, la mitad de los alumnos de la UNAM reciben algún tipo de ayuda alimentaria de transporte o de ingreso mensual y el rector ha anunciado una comisión que revisará las concesiones y resolverá para el próximo semestre nuevos acuerdos y mejor servicio en las distintas cafeterías y comedores de la universidad.

Siendo universitario en activo, por ser maestro de la facultad de derecho y con larga trayectoria universitaria, pude comunicarme con autoridades de las 7 facultades tomadas y me he llevado un asombro enorme.

Si uno quisiera explicarse la movilización en la UNAM, tradicionalmente recurriría uno a los referentes de cajón. Seguramente son del grupo de Sheinbaum y Martí, queriendo presionar a la UNAM y hacerles un favor sin haberlo pedido. No parece el caso ni hay nada que los vincule. Luego baja uno el escalafón y se voltea a ver a Clara Marina Brugada, la pregunta asalta de nuevo, ¿entonces para qué hace no más de dos meses firman ella y el rector un acuerdo de colaboración y ayudas mutuas?

Luego piensa uno, seguro lo liberal progresista y el orden que está metiendo el rector en el ámbito administrativo, debe tener a muchos enojados y andan azuzando a los muchachos. Pues tampoco hay pruebas de ello.

¿Entonces qué? Pues parece que hay un cambio generacional y sociodemográfico en la UNAM. En los 60, a la UNAM le alcanzaron dos cosas, la concentración en un solo campus y el crecimiento de la clase media, más democrática y demandante. Con el CEU, salieron Ordorica, Santos, Imaz y muchos más que el día de hoy estamos en tareas académicas a reclamar un cierto tipo de modernidad, no la modernidad neoliberal a rajatabla.

Después vino la generación del Mosh y ad lateres, que abjuraban de cualquier modernización y por primera vez pidieron la destrucción de la UNAM. Eso se acabó y, hasta ahora, habíamos vivido más de 20 años de calma, surgimiento de cafeterías y espacios sociales en la UNAM, de trabajo puro y sencillo, con problemas, asociados al empoderamiento de las mujeres y el cambio generacional explicable. Pero entre la pandemia y esta generación de millennials, Ys, Xs y lo demás, hemos llegado a un punto rarísimo.

El lenguaje es beligerante y parece de izquierda, pero contrario a otras generaciones, hacen cita, para tomar las instalaciones, acuerdan con la dirección de los planteles que toman las instalaciones de lunes a viernes, porque el fin de semana ninguno se quiere quedar a mantener el movimiento. O sea, quieren que la UNAM les de comer gratis como si el gobierno apoyara con recursos esas luchas. Quieren seguridad que debería dar el estado en las inmediaciones de la universidad y quieren que al entregar las instalaciones, se les dé previamente una carta eximiéndolos de cualquier responsabilidad o alteración del inmueble. ¿Qué clase de alumnos estamos formando? Qué clase de lideres saldrán de estas generaciones que no son empáticos, no respetan la ley y se creen merecedores de todo, por el simple hecho de ser alumnos de la UNAM. Vaya, generación que tiene demandas, pero no luchas, tiene necesidades, pero no alternativas y tiene caprichos, pero no tiene el tiempo de defenderlos. Está muy difícil para cualquier autoridad, así. Nada más, pero nada menos, también.

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Ensayista e interesado en temas legales y de justicia. actualmente profesor de la facultad de derecho de la UNAM.

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