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Trump, vigilancia y libertad de expresión

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OpiniónEl Economista

El pasado 20 de enero fuimos testigos de la llamada “inauguración” del gobierno del nuevo presidente de los Estados Unidos Donald Trump. Un asunto que llamó mucho la atención de todo el mundo fue la presencia de los CEOs de las llamadas “7 Magnificent” las cuales son las grandes empresas tecnológicas (Meta, Tesla, Amazon, TikTok, Apple, Microsoft y Google) que continúan consolidándose como actores fundamentales en la esfera política y económica mundial. Es claro que, en el escenario mundial, el poder de estas empresas no solo radica en su capacidad para influir en el mercado, sino también en su control sobre la información y su modelado de la realidad a través de plataformas digitales. Esta situación se inscribe dentro de lo que Shoshana Zuboff denomina “capitalismo de vigilancia”, un sistema en el que las grandes corporaciones recolectan, procesan y venden datos sobre los usuarios, utilizando esta información no solo para predecir y modificar comportamientos, sino también para moldear las dinámicas políticas y sociales. A partir de esta perspectiva, las implicaciones políticas de las empresas tecnológicas en la inauguración del gobierno de Donald Trump y su relación con la libertad de expresión se convierten en un campo de debate crucial sobre el poder, la privacidad y el control de la información.

En su libro La era del capitalismo de vigilancia, Zuboff describe cómo el poder de las grandes empresas tecnológicas se extiende más allá del mercado y la economía, infiltrándose en la vida cotidiana de los usuarios mediante la recolección masiva de datos. Según ella, "el capitalismo de vigilancia no es solo un nuevo modelo de negocio, es un nuevo sistema de poder”. Estas grandes empresasrepresentan una manifestación clara de poder, ya que sus plataformas no solo ofrecen servicios y productos, sino que han creado un nuevo tipo de relación entre los usuarios y la tecnología. A través de la recopilación de datos sobre comportamientos, preferencias y movimientos de los individuos, ellas generan perfiles detallados que pueden ser utilizados para influir en decisiones políticas, económicas y sociales.

El impacto de estas empresas en la política se vuelve especialmente evidente en eventos clave como la inauguración presidencial. Plataformas como Meta (Facebook), TikTok, Twitter y YouTube (Google) no solo son responsables de la difusión de información, sino que también gestionan lo que los ciudadanos ven, leen y escuchan, amplificando ciertas voces y suplantando otras. Esto coloca a estas compañías en una posición de poder inmenso, un poder que, como Zuboff explica, es el resultado de "una intrusión masiva en la vida privada que permite a las empresas predecir y modificar comportamientos sin el consentimiento o el conocimiento pleno de las personas".

La cuestión del control de la información y la libertad de expresión se vuelve aún más crítica en un contexto político polarizado, como el que acompañó tanto la elección norteamericana como la inauguración del gobierno hace unos días. Las plataformas tecnológicas, que se presentan como defensoras de la libertad de expresión, enfrentan crecientes críticas por su rol en la moderación de contenido, en la censura de ciertos discursos y en la difusión de desinformación. Según Zuboff, "el capitalismo de vigilancia… no solo puede monitorizar las vidas de los usuarios, sino que también manipula el flujo de información", lo que pone en duda la imparcialidad de las plataformas en la moderación de contenido y su impacto en la libertad de expresión.

La íntima relación que mostraron estas empresas con el poder político, arroja dudas sobre la inminente decisión decómo manejarán las narrativas políticas, especialmente cuando se traté de contenido relacionado con la nueva administración o con sus adversarios políticos. Si bien estas empresas defienden su papel como neutralizadores de discurso, en la práctica, su control sobre la información tiene efectos directos sobre el debate público. Las decisiones de estas compañías, que regulan qué información se ve y qué se silencia, crean una especie de “curaduría algorítmica” que favorece ciertos tipos de contenido y restringe otros, particularmente aquellos que podrían desafiar los intereses corporativos o políticos dominantes. ¿Podrán seguir llamándose neutrales?

La relación entre el capitalismo de vigilancia y la polarización política también es evidente en la manera en que las empresas tecnológicas interactúan con los datos de los usuarios. Al utilizar estos datos para predecir comportamientos y personalizar contenidos, las plataformas crean “burbujas de filtrado”, donde los usuarios solo están expuestos a información que refuerza sus creencias preexistentes. Zuboff señala que este tipo de personalización "fragmenta la experiencia pública y convierte la vida de los usuarios en una serie de perfiles individuales que son explotados para generar ganancias económicas y políticas”. Este fenómeno contribuye a la polarización política, ya que los ciudadanos, al ser alimentados con información personalizada que coincide con sus puntos de vista, se distancian cada vez más de la realidad compartida y de las perspectivas opuestas.

Este poder de las plataformas digitales sobre la información disponible pone en cuestión si las democracias actuales pueden seguir funcionando de manera equitativa cuando las empresas tecnológicas se convierten en los árbitros del discurso público. La presencia de estas empresas en un acto político tan importante representa un punto crítico en la lucha por la autonomía individual, la privacidad y el derecho a un discurso público libre de manipulaciones algorítmicas y corporativas. El futuro mismo de la democracia en el mundo está en juego y no vemos como se logren equilibrar los intereses de las grandes empresas tecnológicas con los derechos fundamentales de los ciudadanos y la íntima relación que claramente hoy, tienen con el poder.

*El autor es Doctor en Derecho. Actualmente es Decano de la Escuela de Gobierno y Economía de la Universidad Panamericana, fue director de la Licenciatura en Gobierno de la Panamericana. Es integrantes del Sistema Nacional del investigadores de México. Preside la Asociación Coorperación Iberoamericana de Transparencia y Acceso a la Información. Autor, coautor y coordinador de 15 libros en materia de libertades informativas.

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