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Las tres metas financieras más importantes (Parte 2 de 2)

Cada persona es única y tiene necesidades diferentes. Pero a la vez, todos tenemos mucho en común y eso incluye algunas de las metas financieras más importantes, en las que todos tenemos que pensar.
En la primera parte expliqué la primera de ellas: quedar libre de toda deuda. Pedir prestado compromete nuestros ingresos futuros y nos resta capacidad de ahorro para cosas que pueden ser más importantes.
2. Tener un colchón para imprevistos
La vida pasa y las cosas muchas veces no salen como las teníamos pensadas. A veces hay imprevistos, algunas veces son pequeños, pero otras no tanto. En ocasiones nos causan problemas y nos hacen tener que pedir prestado para solventarlos.
Por ejemplo:
Se nos poncha la llanta del coche y hay que cambiarla.
Se rompe una tubería en la casa y genera una humedad que no puede esperar.
Podemos perder un cliente importante por la crisis o la competencia.
Un accidente o enfermedad nos causa hospitalización.
Podemos perder el trabajo en el momento menos esperado.
A veces, además nos toca un mal día y las cosas se juntan.
Para eso tenemos que estar preparados. Un fondo para emergencias evita que esas cosas nos causen un desequilibrio financiero. Además nos da mucha tranquilidad, libertad y seguridad, que son valores importantes para muchos de nosotros.
La “regla” de dedo es contar con un colchón que sea el equivalente, al menos, de tres meses de nuestros gastos. Aunque algunas personas necesitan más.
Debo enfatizar que la idea de esto es precisamente no tenernos que endeudar cuando algo de esto sucede. En este sentido, la mentalidad de que “para eso son las tarjetas de crédito, para emergencias” no es correcta. Eso sólo “patea” el problema para más adelante, pero también lo puede hacer mucho peor.
Ponte a pensar: ¿crees que es buena idea endeudarte cuando pierdes tu empleo o cuando tienes que enfrentar una situación grave? No es lo ideal. Por eso es tan importante tener un buen fondo para emergencias.
3. Nuestro retiro
A todos nos va a llegar el día en que la edad ya no nos permita trabajar. O simplemente, en el que ya no nos den trabajo. Algunos tenemos la idea, incluso, de tener un retiro temprano y soñamos con el día en el que podamos trabajar simplemente porque nos gusta, pero no porque lo necesitemos para vivir.
Muchos jóvenes no piensan en eso, porque piensan que tienen toda su vida por delante. No se dan cuenta que es precisamente el tiempo el mejor aliado de las inversiones (es lo que potencia al interés compuesto). Cada año que lo pospongan tiene un costo muy elevado.
Además, el momento ideal para empezar es cuando no tienen otros compromisos financieros. Porque luego se casan, compran una casa con una hipoteca, tienen que pagar colegiaturas y muchas otras cosas que les restan margen de maniobra y cualquier capacidad de ahorro.
Todavía no he conocido a nadie que no se haya arrepentido de no haber pensado en esto antes. Se dan cuenta que perdieron 10-20 o más años muy valiosos, que no se pueden recuperar.
Lo peor es el golpe de realidad, sobre todo en personas de 40-50 años: como están empezando, el monto que necesitarían destinar de su ingreso mensual para el ahorro para el retiro es bastante elevado y quizá fuera de su alcance. Todavía se puede, pero es mucho más difícil e incluso podría implicar repensar la vida con un estilo de vida más austero, para lograr algo digno. Eso es muy triste.
El retiro es, desde todos los puntos de vista, la meta más importante. Es también común para todos, porque todos vamos a llegar tarde o temprano a ese momento de nuestra vida.
Pensar en ello desde que tenemos nuestro primer trabajo y recibimos nuestro primer ingreso (o desde hoy, si no lo hiciste antes) es sumamente importante. No lo eches en saco roto.
En fin, éstas tres son las metas financieras que para mí son las más importantes. Todos en algún momento de la vida hemos pensado en ellas. Algunos están en camino de lograrlas, otros, tristemente, han decidido ignorarlas o “patearlas” para más adelante con el pretexto de que ahora tienen otras cosas más importantes en qué pensar.
Recuerda lo que dije en la columna anterior: no se trata de no gastar o de no disfrutar el presente. Al contrario. Se trata simplemente de pensar en el tipo de vida que queremos tener hoy y siempre, de lograr un equilibrio entre presente y futuro.

