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¿Task Force o Cuarto de Junto? La estrategia rumbo a la revisión del T-MEC
La revisión del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) para 2026 se aproxima, y ha puesto en el centro de atención al Cuarto de Junto, un mecanismo clásico de los procesos de negociación comercial que conecta al gobierno mexicano con el sector privado y especialistas de distintos sectores. Este modelo, que nació durante la negociación original del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) en los años 90, ha evolucionado y se ha consolidado como un pilar para la toma de decisiones estratégicas.
El Cuarto de Junto se caracteriza por ser un espacio técnico y estratégico conformado por especialistas que representan a más de 300 organismos del sector productivo nacional. Este grupo se encarga de asesorar al equipo negociador oficial en aspectos transversales como medio ambiente, energía, comercio digital, propiedad intelectual y temas laborales, entre otros.
Según Juan Pablo Castañón, ex presidente del Consejo Coordinador Empresarial (CCE) durante las negociaciones, se establecieron 23 mesas de trabajo para abordar los diversos temas económicos como el tratamiento a industrias tecnológicamente avanzadas, la integración de cadenas de valor y la evaluación del impacto de las propuestas en distintos niveles de la economía. Actualmente, rumbo al 2026, el CCE ha organizado el trabajo en siete grupos de trabajo que abordarán temas clave como: acceso a mercados, reglas de origen, remedios comerciales, disciplinas comerciales, MiPyMES, inversión, comercio y temas laborales.
Pero hay que recordar que el T-MEC es un acuerdo de nueva generación va más allá de eliminar aranceles; incluye normas sobre inversión, servicios, comercio digital, propiedad intelectual, medio ambiente, derechos laborales y cadenas de valor. Busca integrar economías globales y promover desarrollo sostenible y cooperación regulatoria. Por ello, la representatividad en el Cuarto de Junto podría no ser suficiente para reflejar las preocupaciones de todos los sectores interesados.
Por ejemplo, el ámbito de las MiPymes abarca el 99% de las unidades económicas en México y generan más del 70% del empleo en el país, y suele quedar marginado en las discusiones tradicionales. Esto es preocupante, ya que estas empresas enfrentan barreras significativas para competir en el mercado internacional. Aunque el T-MEC incluye capítulos específicos para promover la competitividad y el desarrollo de las pequeñas empresas, su impacto ha sido limitado. En México, menos del 1% de las MiPymes exportan, mientras que en Estados Unidos, esta cifra asciende al 10%. Esta disparidad refleja una falta de políticas efectivas para integrarlas en las cadenas globales de valor, a pesar de los compromisos firmados.
Un tema crítico que ha sido insuficientemente abordado en el Cuarto de Junto es el impacto de China en el comercio regional. La creciente presencia de productos chinos en el mercado norteamericano plantea desafíos tanto para las empresas mexicanas como para la balanza comercial. La falta de una estrategia integral para competir con China ha llevado a la desaparición de numerosas empresas industriales en México, que se han transformado en meras importadoras, generando menos empleos y reduciendo el impacto económico local. El balance comercial desfavorable con China, con importaciones que superan ampliamente a las exportaciones mexicanas, afecta la supervivencia de las empresas mexicanas. Según datos del Banco de México, en julio de 2024, México exportó bienes a China por 649 millones de dólares, mientras que las importaciones desde el país asiático ascendieron a 11,442 millones de dólares, generando un déficit comercial de 10,793 millones de dólares.
Además, sectores como el textil y de la confección, que enfrentan competencia desleal de productos chinos, tampoco han recibido la atención necesaria. No olvidemos que el sector textil en México tiene elementos importantes qué atender en materia de derechos humanos y derechos laborales. Otro ejemplo de una problemática importante dentro del T-MEC es el capítulo de protección al medio ambiente que obliga a México a cumplir estándares en biodiversidad, calidad del aire, cambio climático y comercio ilegal de flora y fauna. Omitir su implementación podría exponer a México a sanciones y tensiones comerciales con socios clave, aún cuando la ideología actual del presidente electo Donald Trump no da mucha importancia a este tema; cualquier incumplimiento de México podría ser usado en su contra.
Adicionalmente, las amenazas arancelarias de Donald Trump condicionadas a resultados de México en materia migratoria y de combate al narcotráfico —que implica la triangulación ilegal de compra venta de precursores de fentanilo con China— han añadido capas de complejidad a las negociaciones. Para enfrentar este entorno, se necesita una estrategia equivalente a la magnitud y dificultad del desafío, y lo más creativa posible para salvaguardar los intereses nacionales en la negociación.
En algunos casos, el Cuarto de Junto ha sido percibido como un espacio donde predominan grandes empresas y asociaciones que enfocan sus esfuerzos en sus propias prioridades, dejando en segundo plano las necesidades de otros sectores. Esta percepción de exclusividad puede limitar la participación de actores clave, lo que podría resultar en una menor representación de diversas perspectivas y afectar la efectividad del mecanismo como órgano asesor del gobierno.
La presidenta Sheinbaum requiere llegar a la mesa de revisión del T-MEC en 2026 lo más fortalecida posible.
Por lo anterior, es indispensable que el equipo que se conforme sea el más amplio, sofisticado y plural que fortalezca las capacidades del equipo negociador frente a los desafíos actuales. Este enfoque, conocido en inglés como Task Force, implica sumar a actores diversos, más allá de los grandes grupos empresariales, incorporar a gobiernos estatales y municipales clave, más líderes empresariales, think tanks, organizaciones de la sociedad civil, sindicatos y sectores clave. La meta sería maximizar el conocimiento y la experiencia disponibles en México para analizar problemáticas, proponer soluciones innovadoras y coordinar acciones inmediatas que aborden las principales preocupaciones de todos los involucrados. A diferencia del Cuarto de Junto, cuyo rol es principalmente analizar y asesorar, el Task Force tiene como principal rol analizar, actuar y resolver. Esto es, el Task Force se orienta a resultados con agilidad y efectividad, las cualidades necesarias de un equipo de trabajo que le brinde al gobierno federal la capacidad de solucionar un desafío complejo, implementar cambios o desarrollar estrategias para hacer visibles los resultados en un tiempo determinado.
Esta estrategia más amplia, tendría que incluir también un componente importante de transparencia y comunicación que busque clarificar las preocupaciones de todas las partes, de forma tal que sea consistente con la dimensión del desafío que el presidente Trump ha planteado al ampliar el alcance de las negociaciones, más allá del tratamiento de las reglas de origen y la resolución de disputas comerciales.
Lo anterior es importante en función también de la designación de figuras con un enfoque rígido y proteccionista reflejan la visión económica del presidente Donald Trump. Entre los principales actores de este proceso destacan Peter Navarro, quien liderará las negociaciones comerciales, y Howard Lutnick, el nuevo secretario de Comercio.
Navarro, reconocido por su estilo combativo y su postura crítica hacia acuerdos comerciales tradicionales, regresa como figura clave tras su papel como asesor comercial en la primera administración de Trump. Durante su mandato anterior, Navarro impulsó medidas proteccionistas como aranceles agresivos y promovió una agenda nacionalista enfocada en fortalecer la manufactura estadounidense, minimizando los riesgos de una guerra comercial más amplia.
Además de su historial en comercio, Navarro tiene un perfil controvertido: recientemente cumplió una condena de cuatro meses en una prisión federal tras ser declarado culpable de desacato al Congreso por negarse a colaborar con la investigación sobre la insurrección del 6 de enero de 2021. Este episodio subraya su disposición a defender posturas radicales, incluso frente a controversias legales. Como negociador principal del T-MEC, Navarro aportará un enfoque rígido y exigente que podría endurecer significativamente las relaciones comerciales trilaterales.
Por su parte, Howard Lutnick, CEO de la firma de Wall Street Cantor, ha sido designado como secretario de Comercio. Lutnick no solo es un viejo aliado de Trump, sino también un defensor de su visión económica, centrada en devolver empleos manufactureros a Estados Unidos y promover la adopción de criptodivisas.
Bajo su liderazgo, el Departamento de Comercio jugará un papel crucial en la implementación de políticas proteccionistas, especialmente aquellas destinadas a obstaculizar el desarrollo de la inteligencia artificial en China. La agencia, que supervisa los controles de exportación, ha sido una herramienta clave en la guerra tecnológica contra Beijing, con especial atención a semiconductores y equipos tecnológicos. Aunque Lutnick no ha sido especialmente vocal sobre China, se le considera un firme defensor de los aranceles dirigidos al gigante asiático.
La incorporación de estos perfiles, ambos caracterizados por su dureza y afinidad con políticas proteccionistas, representa un escenario desafiante para México en la revisión del T-MEC. Este contexto exige una preparación estratégica sólida, que incluya una representación integral de los sectores productivos nacionales a través del Cuarto de Junto, el cual debe garantizar la participación de grandes empresas, pymes y otros actores clave.
En este contexto, la reestructuración reciente del Cuarto de Junto, enfocada en incorporar una mayor diversidad de perspectivas económicas, será clave para enfrentar los desafíos que plantea este entorno tan complejo. Negociar con figuras como Peter Navarro y Howard Lutnick exigirá un enfoque técnico impecable y una diplomacia ágil que permita proteger los intereses nacionales y fomentar una relación comercial equilibrada. Si bien el Cuarto de Junto ha sido un pilar fundamental en las negociaciones comerciales del país, los retos actuales requieren un enfoque más dinámico y adaptable. En este sentido, la implementación de un Task Force no busca sustituir al Cuarto de Junto, sino complementarlo, ofreciendo la capacidad de responder con mayor precisión y rapidez a los desafíos específicos de la revisión del T-MEC. Esta combinación estratégica podría posicionar a México con una ventaja competitiva en este momento crucial.
*La autora es Directora de Inteligencia Más y maestra en Gobierno y Políticas Públicas en la Universidad Panamericana.