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Las tarifas de Trump, ¿matan al T-MEC o sólo lo hieren de gravedad?

¿Qué son los aranceles para Donald Trump? Siete semanas después de su regreso a la Casa Blanca, hay quienes siguen creyendo que son sólo un bluff ; una reliquia de su campaña a la Presidencia; una herramienta de negociación para conseguir resultados en migración, seguridad y comercio.
Son una pesadilla que no desaparecerá en cuanto llegue la luz. Son artefactos que el presidente de Estados Unidos usa para amedrentar a otros países y también señales de que se acabó una era en el comercio internacional y piezas con las que Estados Unidos quiere construir lo que viene... o destruir lo que conocemos.
"Tariff is one of my favorite words" , ha dicho Trump. Es claro que sí. Son una pieza clave en su repertorio. Ayer 4 de marzo, en su mensaje al Congreso, les dedicó un rato: "Los aranceles tienen que ver con hacer América rica otra vez, hacer América grande de nuevo. Está ocurriendo y pasará muy rápido. Habrá un poco de perturbaciones, pero estamos OK con eso".
¿Quiénes están OK con eso? Los canadienses echan espuma; el gobierno chino ya perdió la paciencia y se puso beligerante... La presidenta Sheinbaum, su gabinete y México entero estamos en vilo. Los mercados estadounidenses ya perdieron el entusiasmo postelectoral y empiezan a teñirse de rojo. Febrero fue un mes de pérdidas y marzo empezó a caminar en la misma ruta.
La agenda económica de Trump es superproteccionista y enemiga del libre comercio. Puede traer mucha inflación y generar una recesión global. Difiere radicalmente de lo que vivimos con Joe Biden, porque no pretende competir con China a través de un bloque de América del Norte + Amigos.
En el mundo de Trump, no se trata de desglobalizar el mundo y trabajar en bloques más pequeños. Estados Unidos puede ser una isla. Al igual que hace ocho años, ha dejado de referirse a América del Norte y tampoco habla de México y Canadá como si fueran sus socios comerciales. A Canadá lo minimiza llamándolo Estado 51, mientras que a Justin Trudeau lo humilla cuando le dice gobernador. A México no le va mucho mejor. Elogia a Claudia Sheinbaum, pero se refiere al gobierno mexicano como aliado de los cárteles. Espera de las instituciones mexicanas que le ayuden a cumplir con las tareas que urgen a su agenda de gobierno: frenar la migración y la entrada del fentanilo, por ejemplo.
¿Qué sigue? En el cortísimo plazo viviremos la implementación de los aranceles. No será fácil ni siquiera para los estadounidenses. México tendrá escalofríos. Habrá volatilidad en el tipo de cambio del peso frente al dólar y seguirá la incertidumbre que complicará la toma de decisiones. Si los aranceles duran vigentes un mes, podría colocar el crecimiento del PIB de México en cero, calcula un informe de Banamex. Si permanecen un año, la caída sería de 2.4%, proyectan los analistas del banco.
La cosa podría ser más complicada para todos: los aranceles son instrumentos para destruir el T-MEC. "Are an act of war" , dijo Warren Buffett, y así lo entiende Pekín. Las tarifas son parte de una maquinaria con la que el gobierno de Trump quiere desarmar a México y Canadá cuando traten de competir por inversiones con Estados Unidos. Nos falta ver los incentivos fiscales para captar inversiones y las amenazas a los que insistan en invertir fuera de Estados Unidos.
En los próximos meses, no dejaremos de hablar de aranceles, pero empezaremos a revisar lo que está pasando con la renegociación del T-MEC. Donald Trump ha dejado claro que el diálogo comercial estará mezclado con la discusión de temas de seguridad y migración. También está mandando el mensaje de que no es una negociación entre iguales, en la medida en que México y Canadá deben esforzarse por conseguir resultados que estarán sujetos a la evaluación que haga el gobierno de Estados Unidos.
México y Canadá aguantamos porque el T-MEC es el activo más valioso que tienen nuestras economías y porque no tenemos opciones en el corto plazo. La diversificación de nuestro comercio exterior es necesaria porque más de 80 % de nuestras exportaciones van hacia Estados Unidos. Ni siquiera los países del COMECON dependían tanto de la Unión Soviética en los tiempos de la Guerra Fría.
¿Cuánto tiempo nos llevaría reducir nuestra dependencia de Estados Unidos por debajo del 60%? ¿Qué deberíamos hacer para conseguirlo? Son preguntas que están en el aire y cuya respuesta no será fácil de pensar y ejecutar. Después de todo, nuestra integración con América del Norte es una historia de más de 30 años.
En esas estamos, dando de comer a las dudas. ¿Las tarifas que impone Estados Unidos matan el T-MEC o “sólo” lo hieren de gravedad?