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Los retos de adecuación para el sistema educativo de México

“El analfabeto del futuro no será quien no sepa leer. Será quien no sepa aprender”.
Alvin Toffler.
El mercado laboral ha enfrentado y continuará enfrentando una evolución acelerada y compleja. Este cambio es impulsado por la tecnología y la transformación económica, y enfrenta a México con un desafío creciente: mejorar y actualizar su sistema educativo, para los retos de las próximas décadas.
En el informe "Future of Jobs Report 2025" del Foro Económico Mundial, se presenta un diagnóstico global y un panorama de las exigencias que recaen sobre los distintos países y sobre los cuales nuestro país no es ajeno.
Algunos de los pilares que alimentan este cambio, son la digitalización, la automatización y la inteligencia artificial; que no son ya solo tendencias o probabilidades futuras, sino realidades evidentes que están reconfigurando el mercado laboral.
México presenta rezagos para atender estos temas y requiere una revisión profunda de su sistema educativo. Pero ello supone varios retos. Uno se refiera a la capacidad de adaptación curricular. Los planes de estudio deben dejar de ser estáticos y la enseñanza de habilidades digitales debe integrarse desde los primeros años de formación. Y esto no puede limitarse a las escuelas privadas porque por su tamaño, el sistema público debe ser incluido. Además, la regulación de la educación en nuestro país exige una serie de procesos que hacen virtualmente imposible mantener una adecuada actualización de los programas de estudio, con respecto de la evolución del conocimiento y los requerimientos del mercado laboral.
Otro reto es el de la formación docente. Un docente bien preparado con capacidades técnicas y pedagógicas es la base para formar estudiantes y después profesionales competentes. No basta con actualizar los contenidos; los maestros requieren capacitación continua en nuevas tecnologías y metodologías pedagógicas.
Por otro lado, en nuestro país la relación entre universidades y sector privado es débil. Es imperativo fortalecer esa relación para garantizar que los egresados cuenten con las habilidades que el mercado demanda.
El acceso a una educación de calidad no puede ser solo para una capa menor de la población, la base del crecimiento económico futuro y de la disminución de la iniquidad está en cerrar la brecha en la educación y asegurar que todos los jóvenes tengan capacidades mínimas que les permitan acceder al nuevo mercado laboral.
Para lograr lo anterior se requiere mayor inversión en infraestructura educativa. Es fundamental invertir (desde el sector público y del privado) en infraestructura educativa, física y tecnológica, para que los estudiantes tengan acceso a los recursos digitales y pedagógicos adecuados.
La innovación está vinculada al aprendizaje continuo. De acuerdo con el WEF, 39% de las habilidades actuales serán obsoletas para el 2030. Promover programas de capacitación y reconversión profesional accesibles para todos los trabajadores debe ser algo presente en todos los planes integrales de política educativa.
El acceso al conocimiento a través de medios digitales, deber partir de reconocer que una parte muy importante de la población (más de 60%), tiene limitaciones en temas como el ancho de banda o el acceso a herramientas digitales. Para los sectores de menor nivel de ingreso urbanos, que de manera creciente están buscando espacios en la educación universitaria, la educación presencial presenta una ventaja significativa sobre la digital; porque implica salir de sus hogares, no necesariamente los más adecuados para un aprendizaje desde casa y en cambio, tener la interacción social, la capacidad de formación de vínculos personales e incluso la utilización de los profesores en la educación presencial, como los primeros enlaces para reclutamiento en el mercado laboral.
También es relevante el que en muchas universidades en nuestro país se ha acentuado la tendencia, en parte heredada de modelos educativos norteamericanos, de privilegiar en la plantilla de profesores, aquellos de tiempo completo; lo que implica que su experiencia reciente en el mercado laboral es limitada. Por ello, materias que deberían tener un contenido práctico, pierden esa capacidad al ser enseñado desde una perspectiva mucho más académica y teórica.
En un mundo cada vez más automatizado, las habilidades blandas como el pensamiento crítico, la creatividad y la resiliencia son y serán fundamentales. Y la mayoría de estas habilidades no pueden ser transmitidas efectivamente mediante modelos puramente digitales. Procesos como el pensamiento crítico, el trabajo en equipo, entre otros, muchos, se transmiten y practican mejor en entornos presenciales.
Existen otros aspectos estructurales que representan una ventaja. La formación de licenciatura en México, a diferencia del bachelor degree en Estados Unidos, implica un importante nivel de especialización. Una persona con grado de licenciatura en México tiene conocimientos específicos detallados; a diferencia de EU, donde el Bachelor es en muchos sentidos, un conocimiento genérico, que se especializa más hasta el nivel de maestría.
Vamos tarde en la atención de estos retos, pero es imperativo que sectorialmente y de manera integral, los abordemos.