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Entre el margen y la misión: el valor estratégico y ético de los hospitales sin fines de lucro en México

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OpiniónEl Economista

El futuro de la salud en México es un tema que nos concierne a todos. El sistema convive con desigualdades persistentes, servicios públicos saturados y un sector privado que, en muchos casos, privilegia la rentabilidad. Acceder con rapidez a atención de calidad suele estar limitado a quienes pueden pagarlo o cuentan con un seguro de gastos médicos mayores, cuyas primas son cada vez más altas.

En este contexto, los hospitales sin fines de lucro ofrecen un modelo que combina excelencia clínica con compromiso social. La evidencia internacional muestra que, bien gestionados, estos hospitales brindan atención más segura, mejores resultados y mayores niveles de satisfacción que sus contrapartes con fines de lucro. Aunque hoy son minoría en el país, este modelo es una oportunidad estratégica para elevar la calidad del sistema y proteger a los pacientes de los riesgos propios de la lógica empresarial de maximizar ganancias.

La diferencia esencial no radica solo en la figura legal, sino en el propósito que guía cada decisión. Mientras que en una organización con fines de lucro el objetivo central es generar retorno para sus accionistas, en una sin fines de lucro cada peso de excedente se reinvierte en infraestructura, capacitación del personal e incorporación de tecnología. En pocas palabras, unos priorizan el margen; los otros, la misión.

Diversos estudios publicados en revistas como Health Affairs, The Journal of the American Medical Association y The New England Journal of Medicine muestran que, en promedio, los hospitales sin fines de lucro obtienen mejores resultados en indicadores críticos como la mortalidad intrahospitalaria, el control de infecciones, la seguridad del paciente y la calidad de procesos clínicos. La explicación más aceptada es que las decisiones clínicas y de inversión no se subordinan al margen ni a presiones de rentabilidad de corto plazo, sino que se alinean con la misión de brindar la mejor atención posible.

La seguridad del paciente es uno de las áreas donde la diferencia se vuelve más clara. Las tasas de eventos adversos prevenibles suelen ser más bajas en hospitales sin fines de lucro, gracias a la estabilidad de su personal, la inversión constante en mantenimiento y tecnología, y una cultura organizacional que privilegia la calidad sobre el volumen. En contraste, la presión por reducir costos en algunas instituciones con fines de lucro ha llevado a prácticas riesgosas, como la reesterilización de insumos diseñados para ser desechables, con el consiguiente peligro para la salud de los pacientes.

En México, donde la regulación de la calidad hospitalaria es fragmentada y la supervisión limitada, el riesgo de que los incentivos económicos distorsionen la atención es elevado. En este contexto, los hospitales sin fines de lucro funcionan como contrapeso y referencia, pues gracias a su modelo, las presiones de recortar personal, diferir mantenimiento o restringir insumos esenciales para cumplir con metas financieras son menores.

No se trata de idealizar un modelo. Hay hospitales sin fines de lucro con deficiencias serias y hospitales con fines de lucro que cumplen con estándares de clase mundial. Sin embargo, la evidencia comparada indica que, en promedio, el modelo sin fines de lucro favorece decisiones clínicas centradas en el paciente, retención de talento y adopción de prácticas seguras.

El acceso a capital es uno de sus grandes retos. En un hospital con fines de lucro, el capital accionario fluye con relativa facilidad porque hay expectativa de dividendos. En uno sin fines de lucro, la ganancia es social, y aunque su valor moral es inmenso, no suele atraer a los inversionistas tradicionales. Como resultado, muchas instituciones operan con infraestructura obsoleta o con capacidad limitada para incorporar tecnología de punta. Este rezago puede erosionar la ventaja que hoy mantienen en seguridad y calidad.

A diferencia de lo que ocurre en Estados Unidos y otros países, en México los hospitales sin fines de lucro reciben poca o nula filantropía institucional o individual. La cultura de la donación en salud es incipiente y la ausencia de incentivos fiscales atractivos para grandes donantes limita la entrada de recursos. Esto obliga a muchas instituciones a depender casi por completo de sus ingresos por servicios médicos, reduciendo su capacidad para crecer, subsidiar pacientes de bajos recursos o invertir en investigación y docencia. La presión por lograr autosuficiencia financiera puede, incluso, empujar a estas organizaciones a adoptar prácticas propias de empresas con fines de lucro, diluyendo parte de su ventaja estructural.

Existen modelos de inversión que se alinean con la misión social, como el capital de impacto social (social impact capital), en el que los recursos provienen de inversionistas, institucionales, filantrópicos o individuales, que buscan un doble retorno, impacto social medible y un rendimiento financiero moderado o de largo plazo. Bien diseñados, estos mecanismos pueden ayudar a acelerar el crecimiento de estas organizaciones y a ampliar el acceso sin comprometer la misión.

En un país donde los recursos públicos son insuficientes y la atención médica de calidad sigue fuera del alcance de millones de personas, fortalecer este sector es una estrategia inteligente. Requiere promover marcos regulatorios que garanticen transparencia y rendición de cuentas, así como incentivos fiscales que estimulen la filantropía y hagan atractivo el capital de impacto social.

Los hospitales sin fines de lucro son más que una figura legal; son una postura ética. Sistemas de salud como ABC, CHRISTUS Muguerza, TecSalud y la red de Hospitales Españoles conciben la salud como un derecho, no una mercancía. Bien gobernados, con transparencia y con reinversión sostenida, pueden ofrecer la mejor medicina que la ciencia y la ética permiten, sin comprometer la seguridad del paciente incluso ante presiones financieras.

México no puede permitirse que este sector se debilite. En un entorno de desigualdad, saturación de los sistemas públicos y tensiones crecientes en el sector asegurador, los hospitales sin fines de lucro constituyen una tercera vía: sostenible, segura y socialmente responsable. Requieren apoyo, inversión y reconocimiento, no solo para sobrevivir, sino para liderar el estándar de calidad que el país necesita.

El autor es director general del Hospital Español de Veracruz, y miembro de National Institute of Health Research Unit on Global Surgery México Hub.

X: @ramosdelamedina

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