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El enorme problema de la falta de educación financiera

Joan Lanzagorta | Patrimonio
En México no se enseña educación financiera en las escuelas. Lo mismo sucede en casi todo el mundo y las consecuencias son muy notorias. En los pocos lugares donde sí se enseña, suele ser tan mala como la que imparten los bancos o las propias autoridades financiera (en el caso mexicano, Condusef), porque suelen enfocarse en el uso de productos, pero no en conceptos básicos que permiten formar criterio.
Claro: una educación mínima es mejor que ninguna. Las personas siempre estarán un poco mejor si al menos comprenden el funcionamiento básico de algunos productos financieros. Pero no es suficiente.
De hecho, muchísimas personas en México ni siquiera tienen acceso a ellos: en nuestro país la inclusión financiera es un problema aún más grave que la falta de educación, aunque va de la mano. Según el Banco de México (2023), 65% de la población no tiene ahorro formal, y más de 50% no conoce el funcionamiento de instrumentos básicos como cuentas de ahorro o seguros.
Pero vayamos más allá de nuestras fronteras. En Estados Unidos, un país que se supone que es rico, donde la enorme mayoría de la población tiene acceso a una gran variedad de productos financieros, hay estadísticas escalofriantes:
De los estadounidenses, 78% vive al día (Ramsey Solutions, 2023) y 55% reporta ansiedad constante sobre su situación financiera (PwC, 2022).
De los jóvenes (menores de 35 años), 80% no puede contestar correctamente preguntas básicas de educación financiera (TIAA Institute, 2022).
Más de 70% de las familias no tienen un ahorro suficiente para cubrir mes y medio de gastos (Federal Reserve, 2023).
El 54% de los millennials están muy preocupados por sus deudas estudiantiles, que representan más de 1.7 billones de dólares (Federal Reserve Bank, 2023).
El 68% de los adultos considera que jamás logrará formar un patrimonio debido a bajos ingresos y la ausencia de herencias (Transamerica Center, 2023).
En Europa, la situación no es muy distinta. Según la OCDE (2023), 60% de los ciudadanos en países como España, Italia y Grecia tiene niveles críticos de comprensión financiera. En el Reino Unido, 45% de los adultos no podría cubrir un gasto imprevisto de 500 libras (FCA, 2022), y en Alemania, 40% de los jóvenes no entiende conceptos como el interés compuesto (BaFin, 2023).
En nuestro país, sin duda estas estadísticas serían mucho peores. Un estudio de Coneval (2022) revela que 58% de los mexicanos está excluido financieramente, y 72% no puede explicar cómo funcionan créditos simples o inversiones de bajo riesgo. Eso no se va a resolver enseñándole a las personas cómo “no endeudarse mucho” con tarjetas de crédito (como pretende la educación financiera que promueven los bancos) o aconsejando hacer presupuestos que no se apegan a una realidad. Tampoco ayuda que en México, la gente que sí tiene inclusión financiera, cada vez encuentra más facilidades para comprar hoy y pagar después, en plazos, con o sin intereses.
Lo curioso es que construir un patrimonio sólo requiere conceptos que son muy sencillos de entender y que además son fáciles de implementar. Lo difícil, sin embargo, es que la gente los siga. Requieren constancia, disciplina y paciencia. Las estadísticas de Estados Unidos también lo demuestran:
El 80% de los millonarios en EU son autodidactas y forjaron su patrimonio desde cero (EY Wealth Report, 2023).
Más de 35% de estos millonarios jamás superaron los 100,000 dólares anuales en ingresos, pero lograron acumular riqueza mediante ahorro sistemático, inversión en activos productivos y control de gastos durante décadas (EY, 2023).
Sé que los estadounidenses viven una realidad muy distinta a la nuestra, y que allá hay otros mecanismos para acceder a oportunidades. Pero ese no es el punto.
Incluso en países ricos, mucha gente prefiere vivir endeudada porque piensa que es la única manera de tener mejores cosas o una calidad de vida mejor. Pero esa es sólo una ilusión. Cuando llega un imprevisto, su única alternativa es endeudarse más. Una buena educación financiera podría hacer toda la diferencia.
En México, con la inflación relativamente elevada y una informalidad laboral que afecta a 56% de los trabajadores (IMSS, 2023), el desafío es aún mayor. Pero también más urgente. Edúcate financieramente. Educa también a tus hijos. Eso puede hacer una enorme diferencia en sus vidas.

