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¿Cómo darle la vuelta a tus finanzas personales? (Parte 3 de 4)

Joan Lanzagorta | Patrimonio
Imagina que hoy mismo te llama tu jefe y te dice que la empresa tuvo que hacer un recorte de personal y has sido de los afectados. O que no habrá más turnos por tiempo indefinido. Puede ser que ganes por propinas y tu lugar de trabajo cada vez tiene menos gente. O que siendo independiente, pierdes a tu cliente más importante. ¿Tendrías dinero para cubrir los gastos de tu hogar los próximos meses? ¿O tu única salida sería recurrir a créditos o vender algo?
Cuando eso pasa, estar preparado y tener una buena salud financiera hace toda la diferencia. Para eso y para muchas cosas más es el fondo para emergencias, el cual no es un lujo, sino una necesidad.
No importa si ganas mucho o poco. Sin un colchón, cualquier imprevisto puede lanzarte de vuelta a un ciclo de endeudamiento y destruir lo que has construido con mucho esfuerzo.
Además, muchas veces las cosas se juntan. Te quedas sin chamba y surge una humedad en casa que tienes que reparar para que no se haga más grande y te dañe otras cosas. A mí se me rompió un diente y me tuvieron que poner un implante en un momento de falta de ingresos.
¿De qué tamaño debe ser tu fondo para emergencias?
La “regla de dedo” es tres meses de gasto familiar, como mínimo. Hay gente que necesita más. Por ejemplo: si estás empleado y te quedas sin trabajo, tendrías derecho a una liquidación. En cambio, si trabajas por tu cuenta, por propinas o comisiones, no recibirías este ingreso. En ese caso, el fondo para emergencias debería ser aún mayor (quizá seis meses de gasto).
Puede parecer un monto elevado y puedes pensar que no hay manera que puedas ahorrar eso. Pero recuerda que no necesitas tanto desde el principio. Empieza con lo que puedas, sobre todo si no estás acostumbrado a ahorrar. Poco a poco vas aumentando la cantidad. Lo importante es empezar a crear el hábito.
Mucha gente dice que no le alcanza para ahorrar. Pero curiosamente sí les alcanza para irse de fiesta, para comprar un café todos los días o para pagar muchos servicios diferentes de streaming.
No digo que te quites todo lo que te gusta, sino que busques un equilibrio.
El fondo para emergencias es dinero que se debe invertir pero de una forma líquida, porque tiene que estar relativamente accesible. La idea es proteger el poder adquisitivo de ese dinero en la medida de lo posible. Recuerda que la inflación se come lo que no crece. Afortunadamente, en México, eso se puede lograr.
Si apenas estás empezando, yo lo pondría en el fondo BONDDIA a través de la plataforma Cetes Directo. Es un fondo de liquidez diaria, de alta calidad crediticia y con rendimientos competitivos. En otras palabras, tu dinero está bastante seguro y accesible, pero además genera intereses comparables (aunque menores, después de comisiones) a Cetes.
Cuando tu fondo de emergencias ya representa tres meses de tus gastos, difícilmente vas a necesitar el total al mismo tiempo. Por eso, algunas personas preferimos una estrategia un poco más optimizada: mantienes 1 mes de gasto en BONDDIA y el resto lo divides en cuatro y lo inviertes, cada semana, en Cetes a 28 días. Esto te permite tener vencimientos escalonados.
Ser disciplinado con tu dinero es un hábito que se cultiva poco a poco. Es también un círculo virtuoso: cuando sientes que tienes más control de tu dinero, ves cómo se disminuyen tus deudas, te sientes mejor y más motivado. Cuando empiezas a ahorrar con constancia y ves que poco a poco tu cuenta se va haciendo más grande, dejas de gastar en cosas innecesarias porque entiendes que puedes hacer más con tu dinero.
Hoy hablamos del fondo para emergencias, que es una herramienta imprescindible para darle la vuelta a tu situación financiera y mantenerla libre de deudas.
Pero en la vida a veces suceden cosas más graves, intempestivas, para las cuales no hay fondo de emergencias que alcance y que pueden hacer que todo se te venga abajo. Aprender a proteger lo que tienes, incluyendo la gente que te importa y lo que estás construyendo, es muy importante. De eso hablaremos en la cuarta y última parte.

