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Opinión

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¿Cómo darle la vuelta a tus finanzas personales? (Parte 2 de 4)

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Joan Lanzagorta | Patrimonio

Joan Lanzagorta

Si hay algo que destruye patrimonio es vivir con dinero que no es nuestro. Y no me refiero sólo a las tarjetas de crédito o los préstamos caros. A veces la deuda es más sutil: puede ser ese “préstamo” de 200 pesos que nunca se paga, la suscripción que ya no usas pero que sigues pagando, o incluso la costumbre de justificar cada compra con “ya lo pagaré después”. O el típico: “lo puedo pagar a meses sin intereses”.

Todos esos pequeños “pretextos” son simplemente justificaciones para conductas que no son sanas. Aún si es sin intereses, sigue siendo deuda que tenemos que pagar con dinero que ganaremos en el futuro (entonces nos quedará menos para todo lo demás).

Por cierto: hay mucha gente que termina pagando intereses por sus compras que originalmente fueron a meses sin intereses, porque no logra cubrir el “pago para no generar intereses” de su tarjeta.

No se trata de culparte, sino de que te des cuenta. El crédito puede ser una herramienta, pero no una solución. Implica adquirir un compromiso con tu futuro. Gastar dinero que no tienes hoy, pero que esperas ganar mañana. Se tiene que usar con inteligencia.

¿Cómo empezar a salir de deudas?

Primero, reconoce lo que debes. Escribe en un papel:

¿A quién le debes?

¿Cuánto?

¿Qué tasa de interés estás pagando en cada crédito?

¿Cuál es tu mensualidad (en caso de tarjetas, tu pago mínimo)?

¿Qué porcentaje de tus ingresos se va en pagar deudas?

Ver las cifras en blanco y negro puede ser incómodo, pero es necesario. Después, prioriza. Un plan para salir de deudas es crear una estrategia ordenada para pagarlas de manera optimizada, lo más rápido posible.

Esto significa: pagar lo que más puedas en una de ellas (puede ser la menor para terminarla más rápido o la más cara), pero manteniendo al corriente las demás. En otras palabras: paga en todas el mínimo, pero en la que hayas elegido como la primera de la que te vas a deshacer, paga cualquier cantidad adicional que puedas.

Desde luego, hacer esto también implica reducir tus gastos lo más posible, de forma tal que puedas destinar más dinero al objetivo de quedar libre de deudas. Para ello, hay que hacer un plan de gastos como mencioné en la primera parte de esta serie.

También implica dejar de usar por completo tarjetas de crédito. No las lleves contigo, ni en tu celular, para evitar tentaciones.

Una vez que terminas de pagar la primera, lo que destinabas a ella se lo sumas al pago mínimo que ya hacías en la segunda a la que te vas a enfocar, siguiendo el mismo criterio. Así sucesivamente hasta terminar con todas.

El peligro de vivir con la soga al cuello

Muchos justifican sus deudas diciendo “así es la vida”. Pero la realidad es que vivir con deudas constantes te quita libertad. Piensa en lo que podrías hacer si no tuvieras que pagar mensualidades: ¿Viajar? ¿Estudiar? ¿Crear un negocio?

Una mujer me contó que, al liquidar su tarjeta, por primera vez en años pudo ahorrar para un viaje familiar. No fue por ganar más, sino porque al librarse de deudas empezó a tener capacidad de ahorro. Cambió el paradigma de comprar hoy y pagar después, por el de pagar hoy (ahorrar) y comprar después.

Sobre la consolidación de deudas

Consolidar deudas implica cambiar un crédito (o varios) por otro. Si el nuevo crédito es más barato, puede tener sentido hacerlo. Nuevamente: es una herramienta que te puede ayudar a ahorrar dinero y pagar más rápido, pero no hay que verlo como una solución. Porque la deuda sigue estando ahí y si no cambias tus hábitos y tu manera de pensar y actuar con respecto del dinero que ganas, no resolverás nada. Por el contrario, he visto gente que termina aún más endeudada, porque sigue usando sus tarjetas y gastando como antes.

Si ya estás en un ciclo de deudas, no es tarde. Siempre puedes darle la vuelta a tus finanzas personales.

En la tercera parte hablaremos de cómo construir un colchón financiero que te de flexibilidad y te proteja de imprevistos, sin que te tengas que endeudar. Porque, a diferencia de lo que mucha gente cree, la tarjeta de crédito no es para emergencias. Es quizá la peor manera de enfrentarlas.

Joan Lanzagorta

Ejecutivo de alto nivel en seguros y reaseguro con visión estratégica de negocio, alta capacidad de liderazgo, negociación y gerencia. Además es columnista de Finanzas Personales en El Economista, Coach en Finanzas Personales y creador de la página planeatusfinanzas.com

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