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Opinión

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Cien días en una palabra: miedo

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Fausto Pretelin Muñoz de Cote

Son 100 días de miedo.

El presidente ha lanzado varias guerras de manera simultánea.

Donald Trump ha lanzado una guerra en contra de la administración pública federal maquinada por Elon Musk y cuyo fin último es transferir recursos financieros a las arcas fiscales para poder disminuir impuestos.

También declaró la guerra al poder blando de su país gestionado desde la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), cuya herencia de la espléndida Samantha Power ha quedado en pedazos (más del 80% de los proyectos han quedado cancelados).

El vector del miedo es la migración, y el grupo que Trump eligió para mediatizar su estrategia es El Tren de Aragua.

Otra guerra de Trump es contra la diplomacia. Las tensiones entre la Casa Blanca y funcionarios del Departamento de Estados deben de estar pasando momentos críticos porque Washington ha dado un giro geopolítico a su rostro.

Sus aliados ya no son tan aliados y sus enemigos ya no son tan enemigos.

Trump no habla de democracia ni de derechos humanos; habla de terroristas, de enemigos y de países que han estafado a Estados Unidos.

Su mediación en la guerra de Ucrania no va a terminar nada bien; las condiciones que impuso no han sido aceptadas ni por Ucrania ni por Rusia. Es, desde su imaginación, donde aparece un presidente sapiente y poderoso que va a ganar el premio Nobel de la Paz por lograr la fotografía de Zelenski y Putin con sus manos encontradas.

¿Pero quién puede creer que Trump logrará la pacificación de la zona?

Washington ha relegado a Bruselas. Dos veces Bruselas: la Unión Europea y la OTAN.

Dos piezas se han perdido sobre el tablero de ajedrez. La mano de Trump no quiere contrapesos. No quiere competencia. Quiere ser el líder.

La Franja de Gaza es el infierno no solo de los palestinos inocentes, también de los europeos descolocados.

Una de las caricaturas siniestras de los primeros 100 días de gobierno es Netanyahu y Trump tomando unas margaritas en la Riviera de Gaza. Quizá fue Musk el de la idea. La IA demuestra vínculos con la perversidad natural.

¿Qué dijeron los organismos multilaterales sobre la banalidad del genocidio?

¿Todos somos Kilmar Ábrego García como todos fuimos América en el 2001?

Ábrego Gracía, el ciudadano salvadoreño que fue detenido afuera de un Office Depot en Estados Unidos para llevarlo al parque temático de Bukele donde la secretaria de Seguridad Kristi Noem se tomó selfies con presos para dedicarlas a Amnistía Internacional y a la ONU, permanece en el olvido por el mundo.

El canadiense Mark Carney ha sido de los pocos políticos que con más claridad y honestidad han descrito la realidad. La relación de Canadá con Estados Unidos, y de Estados Unidos con el mundo no es la misma ni será, como la de hace 101 días.

México no ha logrado optimizar su diplomacia por falta de oficio y de profesionales. La relación con Washington ya no es a través de rectas, ahora son curvas peligrosas.

No hay un GPS que nos indique si detrás de la siguiente curva está el despeñadero.

No deja de impresionar la vitalidad de Donald Trump. Su odio y su enojo embonan con los deseos de una sociedad global enojada.

Es probable que estemos viviendo el renacer de una tiranía global.

Fausto Pretelin Muñoz de Cote

Fue profesor investigador en el departamento de Estudios Internacionales del ITAM, publicó el libro Referéndum Twitter y fue editor y colaborador en diversos periódicos como 24 Horas, El Universal, Milenio. Ha publicado en revistas como Foreign Affairs, Le Monde Diplomatique, Life&Style, Chilango y Revuelta. Actualmente es editor y columnista en El Economista.

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