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¿Se acerca finalmente una regulación efectiva de las criptomonedas?
Hay indicios de que Estados Unidos podría finalmente promulgar una legislación que establezca normas básicas para parte o la totalidad del sector de las criptomonedas. Mientras elaboran sus proyectos de ley, los legisladores podrían tomar prestado del marco recientemente implementado en Europa.

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LONDRES – Hace un par de años, el Atlantic Council publicó un informe en el que destacaba la enorme diversidad global de actitudes frente a las criptomonedas -que, en general, eran legales en 45 países encuestados, estaban parcialmente prohibidas en 20 y completamente prohibidas en diez.
La misma diversidad de opiniones hoy puede encontrarse en la Comisión de Bolsa y Valores de Estados Unidos (SEC). El nuevo presidente, Paul Atkins, es un entusiasta que anteriormente presidió un grupo del sector de las criptomonedas, mientras que la comisaria demócrata que permanece en el cargo, Caroline Crenshaw, ha arremetido contra la nueva perspectiva “criptoamigable” de la SEC. Crenshaw critica la decisión del organismo de abandonar lo que considera medidas de ejecución bien fundadas contra empresas del sector. El enfoque más permisivo de Atkins, argumenta, acabará en desgracia.
Estas marcadas diferencias -y una disputa territorial entre la SEC y la Comisión de Comercio de Futuros de Materias Primas (CFTC por su sigla en inglés)- han frenado los intentos de crear un marco regulatorio estable para el sector en Estados Unidos. Mientras que la SEC considera que las criptomonedas son similares a los valores, la CFTC ha tratado de caracterizarlas como materias primas. No es sorprendente que la perspectiva de cada entidad implique que debería ser el principal regulador.
Pero el atasco regulatorio puede estar a punto de romperse. Para empezar, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha experimentado su propia conversión damascena a favor de la industria. Hace solo cuatro años, describió a Bitcoin como “una estafa”. Sin embargo, ahora él y su esposa han lanzado sus propias memecoins. Aunque el valor de $MELANIA se desplomó rápidamente, el presidente parece estar ganando miles de millones con su empresa $TRUMP, e incluso organizó una cena para los principales compradores.
Trump ha utilizado su promoción entusiasta del sector de las criptomonedas para hacer las paces con Silicon Valley. También ha emitido una orden ejecutiva que prohíbe a la Reserva Federal de Estados Unidos trabajar en una moneda digital del banco central, que algunos ven como un potencial competidor del sector público a las ofertas digitales privadas.
Una segunda señal es el consenso emergente en el Congreso, donde los legisladores reconocen que es necesario un marco jurídico sólido para el sector. Por ejemplo, la ley GENIUS (Guía y Establecimiento de la Innovación Nacional para las Stablecoins Estadounidenses) ha avanzado mucho en el Senado en las últimas semanas y ahora cuenta con una clara mayoría a pesar de la continua oposición de la senadora Elizabeth Warren.
Es posible que la Cámara de Representantes sea un hueso más duro de roer. Sin embargo, en última instancia, parece probable que las stablecoins reciban un marco legal útil, con normas viables sobre transparencia y respaldo de activos. Standard Chartered calcula que, si se aprueba la legislación, el mercado estadounidense de stablecoins pasará de los 240,000 millones de dólares actuales a 2 billones de dólares a finales de 2028. La mayor parte de ese total se invertiría en bonos del Tesoro de Estados Unidos, lo que supondría un impulso útil para una administración con un grave hábito deficitario que alimentar.
Es cierto que la promulgación de la Ley GENIUS seguiría dejando una gran incertidumbre respecto de otros activos digitales más sofisticados. Pero estos también podrían beneficiarse del cambio de ambiente legislativo. El precio del bitcoin ha vuelto a subir, presumiblemente por la expectativa (o tal vez solo la esperanza) de que el Congreso adoptará la visión de que las criptomonedas deben ser reguladas por la CFTC. Si bien el año pasado fracasó un proyecto de ley que habría logrado ese resultado, el equilibrio político ha cambiado.
Dado que muchos otros países también están lidiando con estas cuestiones, ¿existe un modelo claro que Estados Unidos deba adoptar? Las comparaciones con Europa no están de moda en Washington hoy en día. Según lo ve Trump, la Unión Europea se creó precisamente “para aprovecharse de Estados Unidos”. Sin embargo, la UE ya ha estudiado esta cuestión y ha presentado lo que parece una opción viable: el Reglamento sobre Mercados de Criptoactivos (MiCA).
MiCA (que no suena igual que GENIUS) se adoptó en 2023, pero recién se aplicó a finales de 2024, por lo que aún es demasiado pronto para evaluar plenamente sus implicaciones. No obstante, hay buenas razones para creer que el impacto de la ley será de gran alcance. De hecho, sus reglas sobre un respaldo de activos adecuado para las stablecoins que circulan en la UE ya están teniendo efectos en el mercado.
El requisito de que las reservas se mantengan en activos estables y sólidos no es polémico; pero la estipulación de que al menos el 30% se mantenga en bancos de la UE les ha creado problemas a las criptomonedas Tether y Circle (aunque esta última parece dispuesta a cumplir con las normativas). Una entidad que desee obtener autorización en virtud del MiCA debe solicitarla inicialmente a su regulador local, aunque si sus activos crecen hasta alcanzar un nivel sistémico, pueden quedar sujetas a la regulación de la UE.
¿Podría MiCA ofrecerles algunas lecciones a los legisladores estadounidenses? El secretario del Tesoro de Estados Unidos, Scott Bessent, les ha dicho a los banqueros estadounidenses que no “externalizará” la regulación a organismos internacionales (lo que ha alarmado al Comité de Basilea, cuyo futuro hoy es incierto). Pero tomar prestada una idea de otro lugar no es externalizar. Y, además, sean cuales fueran los detalles que finalmente se acuerden para regular las stablecoins -un proceso que ahora parece a punto de concluir-, habrá más trabajo por hacer, porque las criptomonedas “puras”, sin respaldo, plantean problemas diferentes. La virtud del marco MiCA de la UE es que también las cubre.
Las señales procedentes del Congreso sobre esta última cuestión apuntan en varias direcciones a la vez. Parece poco probable que los proyectos de ley que proponen una reserva estratégica de Bitcoin o que atacan la corrupción (con una referencia apenas velada a los propios intereses financieros de Trump) lleguen a alguna parte. Por el contrario, el Comité de Servicios Financieros de la Cámara de Representantes y el Comité Bancario del Senado deberían colaborar y considerar la posibilidad de embarcarse en una misión de investigación a las oficinas de la UE en Bruselas. Seguramente comerán bien, y puede que hasta aprendan algo.
El autor
Howard Davies, ex vicegobernador del Banco de Inglaterra, es presidente del Grupo NatWest.
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