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Opinión

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Son solo “ajustes de cuentas entre ellos”

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Como salida de una escena de la serie de John Wick, las imágenes que se hicieron virales en redes sociales el día de ayer, en Papantla, Veracruz, donde hombres armados entraron a un bar a disparar a los comensales a quema ropa, se nos ha vuelto normal en el paisaje nacional. Lo duro de esto, es que también las reacciones de los encargados de garantizar la seguridad y la paz en los estados y municipios, es al mismo tiempo, de debilidad e incapacidad, donde la salida por excelencia es “era un ajuste de cuentas entre criminales”, “esto es señal de que se están debilitando por eso se confrontan”… ¿Le suena familiar? No, desgraciadamente, no es un ajuste de cuentas solamente, y tampoco los enfrentamientos son indicativos de que los grupos criminales se debilitan. La realidad es, en muchos casos, otra más grave y preocupante, y es que los grupos criminales pueden matar a voluntad, pueden tomar vías públicas y apropiarse de los recursos de las personas, de las empresas, de espacios estratégicos para incrementar sus operaciones ilegales y debilitar las economías locales y en muchos casos, sin que haya consecuencias, porque nadie se los impide.

Como ejemplo, solo habrá que ver el aumento al robo al transporte de carga a nivel nacional del 2023, y su aumento del 50.7% en comparación con el año 2021, de acuerdo con la encuesta sobre incremento de inseguridad en el transporte de carga a nivel nacional elaborado por la Cámara de la Industria de la Transformación, en donde las rutas de robo están identificadas desde hace años, pero ni la presencia de la Guardia Nacional, ha logrado revertir el efecto. Este es tan solo un ejemplo, entre tantos que se nos vuelven cotidianos, como el lamentable hecho ocurrido también este fin de semana en Ensenada, Baja California, donde un grupo armado disparó sin reparo contra un grupo de pilotos en un rally a plena luz de día, dejando el saldo de 10 personas muertas y otras tantas heridas. 

Sí, esta es la realidad de nuestro México en tan solo un fin de semana entre tantos que seguimos pasando hace ya muchos años, en donde en gran parte de los casos, las autoridades municipales, estatales y federales, hacen muy poco para enfrentarlo. Para rematar, el ambiente radical que se exacerba en la política nacional todos los días, no contribuye más que a regularizar los insultos, descalificativos y amenazas a las instituciones, que le guste a quien le guste, están ahí por una razón, para defendernos de nosotros mismos, como es el caso de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, la cual el día de ayer, fue nuevamente el centro de descalificativos y amenazas, donde hasta ataúdes, con fotografías de algunos ministros, fueron llevadas por un grupo de manifestantes al zócalo capitalino, acusándolos de delincuentes, —donde incluso ahora hasta agredieron a dos reporteros de Radio Fórmula—

Sí, esta es la cotidianidad de un país como el nuestro, en un fin de semana cualquiera, pero lo grave de todo esto, es que si seguimos normalizando que esto ocurra, tarde o temprano, esta será nuestra forma de convivencia: violencia, insultos, desacreditaciones, donde cada quien hace lo que quiere y como quiere. Hay que tener cuidado a nuestra apatía, porque cuando el yo está por encima del nosotros, el destino de la desgracia es ¡implacable! No olvidemos que lo que le pasa a uno, nos pasa a todos… a todos nos toca responsabilizarnos del país que tenemos y hacer algo frente a esta cotidianidad, ¿no lo cree?

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