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Reflexiones sobre el futuro educativo en México

Escribo este artículo con profunda preocupación sobre la necesidad de emprender acciones para construir un país mejor. Durante cada proceso electoral, los ciudadanos nos enfrentamos a la tarea crucial de analizar las propuestas de campaña, en mi caso con un enfoque particular en el ámbito educativo. Dada su estrecha relación con el desarrollo económico y social, la educación merece un análisis crítico, ya que el rumbo que tomaremos en este sector será determinante para el futuro de nuestra sociedad.
Los resultados en las pruebas PISSA 2022, donde México se sitúa en el lugar 35 entre los 37 países de la OCDE evaluados, exigen una evaluación seria. Es esencial preguntarnos ¿quién está abordando este problema y proponiendo soluciones para mejorar estos resultados? En el momento de votar, debemos considerar no solo las promesas generales, sino también las medidas específicas y viables que se proponen para elevar el nivel educativo en nuestro país.
El primer elemento de reflexión es el estado actual de la educación, marcado por un evidente deterioro y enfrentando desafíos significativos. La calidad de la enseñanza, la capacitación de los maestros y la adaptación a las demandas del siglo XXI son aspectos que requieren una atención inmediata. Si como sociedad no cuestionamos y conocemos a fondo las propuestas de campaña en materia educativa, corremos el riesgo de perder una oportunidad de oro para transformar y mejorar nuestro sistema educativo.
En este contexto, el próximo secretario de educación debe demostrar un compromiso genuino con el desarrollo profesional de los docentes, reconociendo su papel fundamental en la formación de las futuras generaciones. La inversión en la formación continua y la actualización de métodos pedagógicos son elementos esenciales para construir una base educativa sólida.
Además, es imperativo analizar quién apuesta por la educación STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas), una necesidad urgente señalada por el Foro Económico Mundial. El futuro exige una fuerza laboral capacitada en estas disciplinas para enfrentar los retos tecnológicos. Asimismo, la oportunidad del nearshoring destaca la importancia de integrar la educación STEM en nuestros planes curriculares para preparar a los estudiantes para el mercado laboral global.
Otras propuestas clave que merecen nuestra atención incluyen la apuesta por escuelas de tiempo completo, guarderías, el desarrollo de habilidades blandas y la educación física. Estos elementos no solo contribuyen al desarrollo integral de los estudiantes, sino que también preparan a la juventud para afrontar los desafíos del mundo moderno.
En el tema de becas, es necesario ir más allá de simplemente otorgar subsidios. Si bien las becas son un mecanismo efectivo para evitar la deserción escolar, no son suficientes por sí solas. El próximo secretario de educación deberá mirar más allá y aprender de países como Singapur, Finlandia o Corea del Sur, que hace dos décadas apostaron por una transformación integral de sus sistemas educativos. Esto incluye no solo el acceso a la educación, sino también la calidad y pertinencia de la misma con el sector productivo.
En conclusión, la reflexión ciudadana debe ir más allá de la superficialidad de las propuestas genéricas y las trivialidades de las redes sociales. En un contexto donde más de 95 millones de mexicanos se disponen a ejercer su voto para elegir Presidente, 500 diputados federales, 128 senadores, 8 gobernadores y la jefatura de gobierno de la Ciudad de México, resulta crucial no perder de vista nuestra responsabilidad como ciudadanos. La íntima relación entre la educación y la economía destaca la importancia de las decisiones que tomamos hoy en el ámbito educativo para construir un futuro próspero. Es imperativo cuestionar, analizar y elegir líderes comprometidos con una transformación integral, reconociendo que la educación es la llave para una sociedad más justa, equitativa y preparada para los desafíos del siglo XXI.
Nota: Les deseo una muy feliz Navidad y un próspero Año Nuevo. Nos vemos en el 2024.

